domingo, 2 de diciembre de 2012

02 diciembre 2012 Deia

2 diciembre 2012

Paul Ríos: "Cuando ETA hace análisis políticos le salen tics del pasado que generan preocupación"

Paul Ríos (Getxo, 1974), coordinador de Lokarri, considera que los partidos políticos y la sociedad vasca deben jugar un papel importante para desbloquear el proceso de paz, pero, pese a ello, no deja de resaltar la importancia que en este asunto puede Una semana después de la visita a Euskadi de Jonathan Powell, el coordinador de Lokarri, Paul Ríos, analiza en DEIA la situación actual del proceso de paz.

El pasado 20 de noviembre Jonathan Powell se reunió con diversos partidos en Aiete. ¿Fue un fracaso no lograr que acudieran a la cita el PSE y el PP?

Hace dos semanas hablábamos de las actitudes para abordar un proceso de paz y una de esas actitudes era que el proceso tiene que ser inclusivo, pero en él tienen que estar los que quieran estar. Las circunstancias de esta reunión eran diferentes a la cita de octubre del pasado año. Entonces había un convencimiento de que aquella conferencia era decisiva y eso hizo que algunos grupos, aún con dudas, acudieran al encuentro.

Insisto, el PP mantuvo la negativa de hace un año y el PSE, que sí acudió entonces, no lo ha hecho ahora. ¿Es un paso atrás?

La intención era hacer una reunión discreta, pero tres horas después de anunciarla a los partidos se filtró a los medios de comunicación. Eso hizo que la reacción de algunos partidos fuera decir no ante lo que algunos medios estaban planteando que iba a ser ese encuentro. Se levantaron unas expectativas demasiado grandes para algo que, en principio, no estaba previsto de esa manera.

Desde el PNV, que sí fue, se ha dejado claro que las decisiones sobre pacificación y normalización política se deben tomar en el Parlamento Vasco.

Hay que distinguir dos cosas. Las decisiones se tienen que tomar en el Parlamento Vasco, pero también en el Parlamento de Nafarroa, y algo tendrán que decir los Gobiernos español y francés. Pero una cosa es tomar decisiones y otra es dónde se preparan esas decisiones. Este tiene que ser el criterio fundamental, pero hay que tener en cuenta que a veces los parlamentos tienen dificultades para hacer ese trabajo de cocina.

Powell afirmó que se iba a crear una comisión de seguimiento. ¿Eso no estaba ya explicitado en el punto quinto de la Declaración de Aiete?

Tampoco lo dijo en la reunión, sino después, y es algo que él tendría que responder. Yo sí creo que se ha hecho un trabajo de seguimiento, aunque no hay que perder de vista que a nivel internacional se puede ayudar. Pero los que tenemos la responsabilidad de resolver estos asuntos somos la sociedad vasca, los partidos y las instituciones vascas.

Hace más de un año que ETA anunció el fin de su actividad, pero después parece que no se han dado más pasos, ni por parte de la organización armada ni por los gobiernos español y francés. ¿Que opina?

Creo que ha habido dos grandes avances. Por un lado, que cientos de personas que iban con escolta ya no la llevan y que se ha dejado de mandar miles de cartas exigiendo el impuesto revolucionario. Por otro lado, Sortu es legal y en las últimas elecciones han participado todos los partidos. Parece que no es importante, pero es un avance. El déficit es que el Gobierno español no ha cambiado de estrategia y ni escucha lo que le dicen los partidos y la sociedad vasca. Asimismo, tampoco hay cambios en la política penitenciaria. Donde se han producido más avances es en el campo de la reconciliación social.

¿Se puede decir que todos dan pasos menos el Gobierno español?

Es evidente que todos pueden dar más pasos, pero el Gobierno está haciendo dejación de sus responsabilidades. Si tiene una oportunidad, sin vulnerar la ley, de conseguir que una organización como ETA se desarme, debería aprovechar esa oportunidad. No porque le deba nada a ETA, sino sí a la sociedad, que tiene derecho a convivir en paz.

¿Por qué ETA no anuncia ya su disolución?

Puede haber un gran titular: 'ETA se disuelve' . Y, luego, ¿qué? Primero hay que hacer un proceso de desarme y que sea la propia ETA la que entregue las armas, no unos cuantos militantes, sino la organización como tal. Eso es proceso técnico. A partir de ahí, debe venir el desmantelamiento de todas sus estructuras puesto que ha asegurado que su intención es no volver a actuar.

Para ello había una comisión, encabezada por Ram Manikkalingam, que debía verificar el desarme. ¿Qué está haciendo esa comisión?

No lo sé. Hay que tener en cuenta que la mejor opción para desarrollar un proceso de desarme es manteniendo algún tipo de coordinación con los gobiernos. Y, si no lo tienen o no es suficientemente fuerte, habrá que buscar algún otro tipo de soluciones.

¿Cómo se desbloquea esta situación?

Hay que aprovechar un tercer factor, el de la sociedad y los partidos vascos. Si somos capaces de llegar a un consenso amplio sobre cómo desarrollar el proceso de paz, si somos capaces de acordarlo aquí, tendremos la suficiente legitimidad para trasmitir al Gobierno español y a ETA cuáles son las peticiones que les hace esta sociedad.

¿Cuál debe ser entonces la misión de los partidos? Entiendo que no son ellos los que deben verificar una entrega de armas.

Pueden hacer propuestas concretas de cómo se puede realizar ese proceso técnico o qué medidas se pueden aplicar en materia penitenciaria. Eso sí se puede hacer. Creo que hace falta ese consenso para consolidar el proceso de paz. Los partidos tienen la gran oportunidad de lanzar un mensaje a ETA y al Gobierno sobre la necesidad de avanzar en este proceso.

¿No es poner en manos de los partidos una responsabilidad que no es suya, que ETA anuncie su disolución y que el Gobierno se mueva en materia penitenciaria?

Durante muchos años nos hemos quejado de que ETA ha intentado suplantar la voluntad de la ciudadanía vasca. Y lo que digo es que las cuestiones políticas se resuelven mediante el diálogo y el consenso entre los partidos, y no en una negociación en Oslo entre una organización armada y un gobierno.

En la grave situación económica que nos encontramos, los partidos tienen que afrontar otras prioridades.

Las personas están más preocupadas de solucionar su futuro o que no le desahucien de su vivienda. Es evidente que eso preocupa mucho más, pero merece la pena intentar que esto pueda terminar de buena manera. Por responsabilidad deberíamos cerrar este ciclo de la mejor manera posible.

¿La próxima legislatura será clave para cerrar el proceso de pacificación?

Si dentro de cuatro años seguimos hablando de este tema, sería un fracaso colectivo. Esta debe ser la legislatura en la que se deban asentar las bases que ya están puestas. Los cimientos fueron el anuncio de ETA, la legalización de Sortu o los pasos de reconocimiento a las víctimas. Ahora, en esta legislatura, hay que levantar las columnas de la casa, que es la convivencia. En estos cuatro años hay que colocar columnas sólidas.

ETA ha emitido un comunicado en el que hablaba de "riesgos de involución". ¿A qué le sonó?

Evidentemente, el proceso de paz tiene dificultades, pero no hay ningún dato que apunte a una involución. Sería conveniente que ETA dejara de hacer análisis de tipo político. Me atrevería a decirle a ETA que haga sus comunicados más cortos porque, en cuanto empiezan a escribir de más, a hacer esos análisis políticos, le salen los tics del pasado que generan preocupación en la ciudadanía. Por otro lado, ignoro si lo que ha querido trasmitir ETA es un mensaje de consumo interno.

Por el otro lado, el ministro del Interior asegura que no habrá negociación con ETA y que, cuando se disuelva, el Gobierno actuará acorde a la legalidad y la justicia.

No me esperaba otra cosa. No tiene nada que negociar con ETA; bien, de acuerdo. Pero que hable con las instituciones vascas y los partidos vascos, y que escuche sus recomendaciones, que tampoco lo hace. Dice que, tras la disolución de ETA, actuarán con legalidad y justicia. De acuerdo, pero ¿en qué se concreta? Que diga qué cosas van a ocurrir en cuanto ETA se disuelva. Mantiene un ambigüedad calculada porque cuando se produzca la disolución de ETA podrá hacer lo que le dé la gana.

¿Cómo valora el reconocimiento de condición de víctimas a 'Txiki' y Otaegi o que la izquierda abertzale haya acudido a un homenaje a Ernest Lluch doce años después de su asesinato por parte de ETA?

Creo que se están generando bastantes consensos. Con respecto al reconocimiento a Txiki y Otaegi, creo que incluso el PP ha hecho unas críticas más relajadas de lo que en principio cabía esperar por cómo fue su postura con respecto a esta comisión de víctimas de abusos policiales. Por lo que respecta a la izquierda abertzale, aún teniendo que hacer un recorrido más amplio, va acercándose a las víctimas. Eso ayuda a que unos y otros nos vayamos respetando. En el tema de la reconciliación sí creo que se ha avanzado.

¿Para que se dé esa reconciliación lo primero es el derecho a la verdad en el relato?

La verdad y el relato son cosas diferentes. La verdad es decir lo que ha pasado y los hechos objetivos. Otra cosa es el relato. Como nos obsesionemos en la idea de un relato compartido, no vamos a llegar a ningún sitio. Todos los relatos pueden ser presentados mientras no caigan en la justificación. Lo que no se puede es construir un relato para justificar porqué se hizo tal o cual cosa. A partir de ahí, que cada uno cuente su historia.

Miembros de Juventudes Socialistas de Euskadi, Gazte Abertzaleak, Ezker Abertzaleak, EGI y Alternatiba han acudido a Belfast para compartir experiencias sobre el proceso de paz irlandés. ¿Están estos jóvenes más abiertos a compartir esas experiencias?

Alguien me decía que quizá estos jóvenes no han sufrido, y algunos de ellos sí han sufrido diferentes situaciones que les han tocado en lo personal y lo humano. Entre ellos están en desacuerdo en muchas cosas, pero el diálogo hace que se reconozcan. El mensaje que está detrás de esta experiencia es que hay que hacer un esfuerzo por superar las brechas que ha sufrido nuestra sociedad en los últimos años.

El 15 de diciembre habrá un acto en Iparralde, en Baiona, en concreto. ¿Se trata de una segunda Conferencia de Aiete?

No es Aiete II. Se trata de una reunión con partidos de Iparralde. Hay que decir que allí se vive este proceso con mucha ilusión. Quieren ser parte del proceso de paz y contribuir a él. A nivel político hay un gran consenso en este sentido.

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