09
noviembre 2024
«La
impunidad de ETA tuvo muchas causas y los jueces debimos ser más proactivos»
El
magistrado analizará el jueves, en las jornadas de Covite, el exhaustivo
informe sobre medio centenar de sumarios que retratan la historia de la banda
terrorista
Confiesa
Javier Gómez Bermúdez, quien presidió la Sala de lo Penal de la Audiencia
Nacional, que «nunca doy entrevistas». Hace una excepción para EL CORREO a raíz
de las jornadas que Covite organiza el próximo jueves en Pamplona. El
magistrado analizará en ese foro el exhaustivo informe de 50 sumarios que ha
realizado la asociación vasca de víctimas y que adelantó en exclusiva este
diario en septiembre. Es un inventario de la impunidad de ETA.
–¿Qué
le ha parecido el informe? ¿Qué dirá en Pamplona?
–
Comentaré lo que más me ha gustado, lo que menos y lo enlazaré con la realidad
que he visto. Por ejemplo, cuando me hablan de casos no resueltos, hay que
definir qué son. ¿Los consideramos así porque no se ha juzgado, no digo
condenado, a todo el que pudo tener alguna intervención, desde un informante o
un cooperador a quien dio la orden? En ese caso serían muchísimos. También
podemos considerar que lo es si no hay al menos un condenado. Y no serían
tantos. En cualquier supuesto, son casos parcialmente no resueltos. Me vale el
concepto que han usado: que no hayan sido juzgados todos los que presuntamente
intervinieron según el material disponible.
–
La impunidad en ETA y sus causas varían según la época.
–
Es así. No es lo mismo hablar de los años 80 hasta mediados de los 90, que
entre el 95 y el año 2000 o la etapa del 2000 al 2004.
–
¿Ve esas tres etapas?
–
Sí, cuatro, quizá, porque la primera se podría dividir en la preconstitucional
y la democracia, aunque no dejan de ser delitos. Porque haya una dictadura,
matar no empieza a ser legítimo.
–
¿Qué diferencias aprecia entre esas fases?
–
La diferencia es total. Hasta bien entrados los años 90, prácticamente no se
investigaba. No se sabía ni lo que teníamos entre manos. Hay montones de
sumarios de los 80 que, por distintos motivos, apenas tienen uno o dos folios y
son solo el levantamiento del cadáver. Desde el 77 funciona la Audiencia
Nacional, y cuando ya tiene la competencia exclusiva en materia de terrorismo,
había juzgados que no se dirigían a ella para enviar el caso.
–
¿Por qué?
–
Porque algunos juzgados estimaban que aquello no era terrorismo, sino un delito
de asesinato. Negaban el carácter terrorista de matar, por ejemplo, a un
policía. Como los mecanismos en aquella época no estaban engrasados y no había
información suficiente, la Audiencia Nacional tampoco lo recibía. Y me
atrevería a decir que en los primeros tiempos se procuraba ocultar los crímenes
terroristas o por lo menos no darles demasiada resonancia.
–
¿Hasta cuándo?
–
Hasta los 80. Eso salta por los aires a partir del 82, sobre todo, porque ese
año se pacta la disolución de ETA (pm). Ese acuerdo político fue claramente a
cambio de impunidad. Bien intencionado, porque la idea era que desapareciera
ETA. Y la mayoría lo deja, pero los que se quedan son más violentos. De ese
periodo no se investigan los delitos. ¿Quién estaba en el ajo? Los políticos,
evidentemente, por ser un pacto político, pero también tuvo que haber acuerdo
de alguna forma con las judicaturas para imponer penas laxas.
–
¿Y en la segunda etapa?
–
Cuando ETA más mataba, nadie veía nada. No se sabía ni por dónde empezar ni
cómo funcionaba la banda. Recuerdo un atentado de un militar en Pamplona con
100 testigos y nadie sabía nada. Era terrible. Luego viene ya la época de la
efectividad policial y judicial a finales de los 90. Se sabe cómo funciona ETA
y hay cambios legislativos, adaptándonos a cada momento, pero hay lagunas.
¿Cuál es el talón de Aquiles común a la última época? La prescripción. Se podía
haber hecho más en este sentido.
Acusación
particular
-
¿En qué sentido?
-
Los jueces no éramos proactivos. Como tenías muchas cosas, mucho trabajo,
confiabas que la Policía, la Fiscalía o el 'sursum corda' dijera 'esto está a
punto de prescribir'. Y podríamos haber ordenado practicar alguna diligencia
con contenido. En Derecho Penal, el impulso es de oficio y no éramos
proactivos. Eso provocó otra bolsa de impunidad. Hay muchas causas y son
heterogéneas. El santuario francés y la falta de extradiciones son otras.
–
Cuando nacen las asociaciones de víctimas, cambia el panorama.
–
Sí, se organizan y se constituyen en acusación particular. Y eso tiene mucha
importancia sobre todo desde el punto de vista de las responsabilidades
civiles.
–
¿Qué es lo que más le ha llamado la atención de los sumarios?
–
La descoordinación en la transmisión de información entre los distintos cuerpos
de seguridad. Era deficiente. Se detenía a un presunto terrorista y confesaba
la participación de otro etarra en otro crimen. Y esa información no llegaba a
quien lo investigaba.
–
Hay casos de carencias flagrantes, como autopsias donde no se extraen todos los
proyectiles.
–
En esa época – son casos de la década de los 70 y 80– no era tan raro. Habían
sacado dos proyectiles, esa era la causa de la muerte, y se paraba ahí. No se
les ocurría pensar en la balística y no se contrastaban qué balas habían
entrado en un cuerpo o si había varias vainas. Y luego hay que tener en cuenta
que hay casos considerados no resueltos que policialmente sí lo están pero no
llegaron a juicio. Y son muchos.
–
¿Se puede exigir la colaboración de los etarras que tienen información sobre
casos no resueltos para el tercer grado?
–
Yo creo que no. No puedes obligar al arrepentimiento pero sí puedes hacer
constar su falta total de empatía con las víctimas.
–
¿Por qué en los atentados del Grapo casi no hay impunidad y en ETA es tan alta?
–
El Grapo no tiene nada que ver en estructura ni la forma de funcionar. La
infiltración –policial– en el Grapo fue mucho más temprana. Sus grandes viveros
se centraban en los astilleros de Vigo y Cádiz, así como en la
siderometalurgia. Y, además, en ese caso la población sí colaboraba.
Opinión:
Conozco al Juez Gómez Bermúdez desde hace muchos años,
pero fue en el juicio por los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid (11-M)
cuando tuve la oportunidad de verle trabajar muy de cerca y constatar su
interés en las víctimas. Ya he hablado en este blog sobre el tema y queda clara
que mi valoración por su labor judicial en materia terrorista es muy alta… por
ello me gusta revisar toda la información en la que aparece su opinión y su criterio.
Y le agradezco que, al hablar sobre las asociaciones de
víctimas, diga que “se organizan y se constituyen en acusación particular”,
aunque el sabe igual que yo que hablar en plural no se ajusta a la verdad
porque en aquella difícil y complicada década de los ochenta y los noventa solo
estaba la ANTIGUA AVT.
Y nadie de los que ahora están en la AVT estaba en
aquellos años tan duros. Nadie. Así pues, lecciones o supuestas
representaciones de los recién llegados, ninguna.