miércoles, 9 de diciembre de 2015

09 diciembre 2015 (3) La Voz de Galicia (opinión)

09 diciembre 2015



Reconocen como víctimas del terrorismo a dos policías de Vilagarcía tras 25 años
Los agentes vilagarcianos, todavía en activo, fueron distinguidos con sendas medallas





Sonaba la música en la discoteca Clangor de Santiago de Compostela aquella madrugada del 11 de octubre de 1990, con la sala llena de jóvenes modernos ajenos al terror que se iba a desatar minutos después, cuando en la Jefatura de la Policía Local de Vilagarcía se recibió una llamada de alguien que decía hacerlo en nombre del Exército Guerrilheiro do Povo Galego Ceive. Decía que se había colocado tres bombas en Vilagarcía que iban a estallar en media hora. Una, en el cajero automático del BBVA; otra, en el Banco de Galicia, y la tercera en una boutique. Javier Porras y Miguel Conde eran los agentes que estaban de patrulla ese día. Tras dar aviso a la Policía Nacional, salieron en el coche y se fueron a la plaza de Galicia. Eran cerca de las cinco de la madrugada, pero nada más bajarse del vehículo, la bomba explotó. Lo hizo antes de la hora prevista, como la de la boutique Charola. Como la de Clangor, que se cobró tres víctimas; dos de ellos, los terroristas que las portaban.
Coincidiendo con el 25 aniversario de aquella explosión, los dos agentes acaban de ser reconocidos como víctimas del terrorismo, y el domingo, en la Subdelegación del Gobierno, recibieron sendas medallas; una insignia para Conde y una encomienda para Porras, que todavía arrastra secuelas físicas.
Porras recuerda que tuvieron mucha suerte, que se salvaron por los pelos. «Estábamos cortando el tráfico al lado de la fuente luminosa y explotó el cajero, que salió volando y quedó incrustado en la fuente, y la puerta del BBVA nos pasó por delante y acabó también incrustada en la puerta de Caixa Vigo». Los siguientes minutos fueron muy confusos. «Los dos teníamos cortes y estábamos muy aturdidos, había gente en las ventanas y les dijimos que se metiesen para adentro, y entonces fue cuando oímos explotar la segunda bomba. La tercera ya no estalló, la desactivaron los tédax». Porras estuvo casi un mes de baja, perdió la movilidad de dos tendones de la mano y el 20 % de audición, «pero lo peor es el estrés, que nos sigue acompañando». A él más que Miguel Conde, que reconoce que «ahora se lleva mejor».
Los dos colegas de patrulla, que lo siguen siendo 25 años después, coinciden en que fue el peor momento de sus carreras».

Opinión:

Una víctima del terrorismo residente en Galicia me envía la presente noticia y me comenta en su correo una reflexión muy lógica de alguien que también lleva sus años luchando por sus derechos y, de rebote, por los de otras víctimas. Me dice "Hola he leído ayer esta noticia y me parece asombroso después de tantos años que los hayan reconocido, aunque reconozco que no me extraña que lo hagan antes de las elecciones”.
Pues tiene toda la razón.
Aunque aprovecho a añadir algo más. De este ministerio se puede esperar cualquier cosa, como que a una víctima de un atentado de hace 28 años y que ahora, por primera vez y una vez localizada solicita su derecho a ser reconocida como tal, se le contesta que su petición es “extemporánea” (o sea, fuera de plazo) aunque le dan la posibilidad de recibir una medalla (que al ser civil, por supuesto, NO es pensionada en modo alguno).

Y, mientras tanto, el mismo Ministerio y sus funcionarios homenajeando a “las” víctimas.

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