09 diciembre 2015 (02.12.15)
Nadie conoce
al muerto 78 del atentado terrorista en el Corona de Aragón
El
desconocido fue enterrado en Barcelona con otro nombre y con una documentación falsa
La fosa común del cementerio de Montjuïc guarda unos
restos sin identificar desde hace 36 años. Es la víctima
número 78 del incendio en
el Hotel corona de Aragón, en Zaragoza; uno de los sucesos aún sin esclarecer
ocurridos en la transición española. Nadie lo ha reclamado, nadie sabe quién
es, nadie ha dicho que lo conocía. Pero más de tres décadas después de aquel
episodio, surge de nuevo la duda de quién era este hombre, por qué fue
enterrado bajo otra identidad y con documentos falsos, ya que tal vez su identificación podría ayudar a aclarar
aquel oscuro episodio.
Aún no eran las ocho de la mañana
del 12 de julio de 1979. El hotel Corona de Aragón estaba bastante lleno: tenía
reservadas 190 de las 237 habitaciones de que disponía. Una de las causas de la
alta ocupación es que se iban a entregar los despachos de la Academia General
Militar, ubicada en la ciudad. Por eso el establecimiento contaba con muchos
militares de alta graduación entre sus huéspedes, y también con personalidades
muy conocidas, como Carmen Polo de Franco, la viuda del dictador, cuyo nieto
iba a recibir su nombramiento de alférez. A esas horas, en poco tiempo, el
inmueble fue pasto de las llamas: un devastador incendio se cobró la vida de 78
personas y dejó heridas a otras 113.
José Domingo Pujadas, un empresario
barcelonés, murió aquel día en el Corona de Aragón. Y dos veces. Dos días
después del incendio, las autoridades entregaron unos restos como suyos a su
familia, que los inhumó en una tumba del cementerio de Montjuïc. Pero el 25 de
julio vieron como en la página 31 de La Vanguardia se publicaba una foto, a petición del
juzgado de Zaragoza, en la que se pedía si alguien podía identificar a la
última víctima desconocida del siniestro. Los datos: la imagen y un reloj Favre
Leuva. Y la sorpresa es que este sí era José Domingo. Así que sus allegados
regresaron a Zaragoza, donde se hicieron cargo de un segundo cadáver, que fue
enterrado el 27 de julio en otra sepultura del mismo camposanto.
De manera que, durante 21 años, en
Montjuïc hubo dos sepulcros con el mismo nombre: José Domingo Pujadas. Y nadie,
oficialmente, se extrañó de ello. Pero este no es el único detalle inaudito.
Nadie pagó la primera tumba, hasta que Pompas Fúnebres desalojó el nicho en el
año 2000 y depositó los restos en la fosa común. Y aún más raro es lo que
consta en la ficha del cementerio: oficialmente provenía del tanatorio del
hospital Vall d’Hebron y falleció de enfermedad, no en un incendio en Zaragoza.
¿Por qué? ¿Quién es? Nadie lo sabe.
Este es un asunto con más preguntas
que respuestas. ¿Qué pasó en el Corona de Aragón? Pues todavía no se sabe con
exactitud. El Gobierno de Adolfo Suárez hizo oficial que el siniestro había
sido fortuito, y en 1981 la Audiencia Provincial de Zaragoza dictaminó que
“no resulta debidamente acreditada la perpetración del delito”. Ahora bien, los
deudos de las víctimas siguieron reclamando. En 1990, el Consejo de Estado,
estudiando documentación clasificada, dio a los fallecidos categoría de
víctimas del terrorismo. Y en el 2009, una sentencia del Tribunal Supremo falló
que la tragedia estuvo causada por tres personas adiestradas, y reconoció lo
expuesto por un informe pericial según el cual el incendio tuvo tres focos, y
no simplemente en la cocina como se sostenía hasta ese momento.
De manera que aún no están claras
las circunstancias de aquel episodio, sucedido en plena transición española;
unos tiempos que hay que recordar que eran especialmente convulsos por la
actividad etarra y el malestar militar. Para saber qué pasó, la familia de José
Domingo Pujadas pidió a la
Fiscalía de la Audiencia Nacional por medio de sus letrados,
José María Fuster Fabra y Vicente Navarro, que reabriera el asunto, que se
desclasificaran los informes secretos y que se identificara a este fallecido
por si pudiera ser el causante del siniestro. La Fiscalía , tras constatar
el doble enterramiento, archivó las diligencias, pues no hay nuevos datos sobre
la hipótesis del atentado y no se puede acreditar que este fallecido fuera un
terrorista. Aún hoy, nadie conoce al muerto 78.
Un enigma de
la transición
En la denuncia presentada a la Fiscalía se incluye una
carta del hermano de José Domingo Pujadas, en la que explica cómo se produjo la
primera identificación del cadáver que luego resultó no ser el de su familiar.
Al conocer el siniestro y que su allegado se hospedó allí, y tras no tener
noticias suyas, fueron a Zaragoza. En el cementerio de Torrero “nos empezaron a
abrir los féretros de varios difuntos, y no era ninguno de ellos”. Al final
había un cadáver bastante desfigurado que podía ser él, y una de las personas
que ayudaba a los familiares puso las manos del hermano al lado de las del
fallecido, las encontró muy parecidas y aseguró que había parentesco tras tan
extraño peritaje. La gran sorpresa se produjo el 25 de julio, cuando vieron la
foto de José enLa Vanguardia y
comprobaron que el reloj que se citaba era el suyo, por lo cual se produjo el
doble funeral. Pero años después, la pregunta sigue viva: si no era José
Domingo Pujadas, ¿quién es? Y si no es ninguno de los huéspedes, ¿puede ser el
causante de la tragedia? Lo cierto es que no se sabe muy bien qué pasó. ¿Quién
quemó el hotel? ¿Y por qué? En las horas posteriores, FRAP y ETA asumieron la
autoría alHeraldo de Aragón, pero no se dio crédito. La hipótesis
de un atentado contra los militares que se hospedaban allí siempre flotó sobre
el asunto, pero jamás se asumió como versión oficial. Pero aún hoy, hay quien
busca respuestas a este enigma de la transición.
Opinión:
Sinceramente, he dejado una
semana justa para ver si alguien más podía aportar información al reportaje de
Santiago Tarín, quizás alguien más de toda esa enorme cantidad de “expertos en
terrorismo” que últimamente van apareciendo, y en especial desde que la banda
terrorista ETA dejó de atentar tras su comunicado de octubre de 2011. Pero no ha habido ninguna otra aportación y, por lo tanto, ahí dejo la mía.
Una vez leído el excelente
reportaje de Santiago, me gustaría aclarar que el titular tiene un pequeño
matiz que solo los que llevamos más de media vida en el tema conocemos. Gente como Juan Antonio, José María, Pedro, María Gracia, Juan...
Gracias al esfuerzo de unas pocas
víctimas pertenecientes a la antigua AVT ese incendio fue reconocido como
atentado al amparo de la Ley
de Solidaridad 32/1999, por lo que las víctimas que lo solicitaron fueron
indemnizadas en calidad de “víctimas del terrorismo”.
Pero hay más víctimas mortales de
las 77 + 1 que se comentan.
Me explico: una de las viudas que
estaba en período de gestación sufrió un aborto espontáneo al conocer la
noticia de la muerte de su esposo en el Hotel Corona de Aragón. Durante años se
intentó que esas dos muertes (eran dos fetos gemelos) fueran reconocidas como víctimas
de atentado terrorista pero los sucesivos gobiernos y en especial los
ministerios del Interior de todas las épocas denegaban ese reconocimiento.
Ahora hemos llegado al “summum”
de la hipocresía porque mientras el ministro de Interior declara por un lado que
“la vida se inicia en el momento de la concepción” por el otro su propio
ministerio continúa denegando ese reconocimiento.
Por cierto, tengo otros cuatro
casos encima de la mesa de trabajo.
Curiosamente, en abril de 2012 un
periódico con una línea pro-gubernamental publicaba lo siguiente:
“el no nacido, miembro de la unidad familiar”
En Galicia, los hijos “nasciturus”
–que han de nacer- contarán como miembros de la unidad familiar a la hora de
pedir ayudas a la Xunta
en materia de vivienda. Una medida innovadora dentro de la protección a la
maternidad que llevan a cabo los gobiernos del PP. Dará preferencia a las
gestantes, en pleno “invierno demográfico” y ofrecerá respuestas también a las
menores embarazadas. Frente a la eliminación que propugna la izquierda, la Xunta apuesta por los
derechos del no nacido y la libertad de las mujeres.
Con dos…
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