29 diciembre 2015
El terrorismo
como salida de la miseria
Mahi Binebine lleva a la ficción la
vida de los autores de los atentados de 2003 en Casablanca
El 16 de mayo de 2003, Mahi Binebine (Marraquech,
1959) se acostó con la noticia de que 12
jóvenes habían cometido en Casablanca el mayor atentado yihadista
de la historia de Marruecos. Murieron 45 personas, la mayoría en el restaurante
Casa de España. Fue, cuenta Binebine, una "ducha fría" para un país
prácticamente ajeno al terrorismo que despertó en este escritor la necesidad de
entender. Visitó varias veces el arrabal de Sidi Moumen, del que provenían los
terroristas, leyó obsesivamente lo publicado sobre el tema y comenzó a escribir
una novela en la que realidad y ficción se entrecruzan. Dejó el libro a medias,
cuando sintió que su esfuerzo de comprensión podía ser leído como una
justificación del terrorismo. Un año y medio más tarde encontró la solución
-"hacer que el lector amase al personaje del kamikaze"- y lo retomó.
Así nació Les Étoiles de Sidi Moumen, que ahora
publica en castellano Alfaguara como Los caballos de Dios, el mismo título
que la película que ganó la
Seminci en 2012.
En la novela, el narrador, uno de los terroristas
suicidas que habla desde un lugar parecido al purgatorio, recuerda que
"vivir en Sidi Moumen ya era estar prácticamente muerto", por lo que
no había tanta diferencia entre inmolarse o no. "Quería conseguir la
compasión del lector por el kamikaze. Muy a menudo el kamikaze es presentado
como un monstruo. No se le intenta entender, es solo un asesino al que hay que
matar. Lo que tenía ganas de decir es que al fin y al cabo es una víctima. No
se puede justificar el terrorismo, pero sí entender por qué hay jóvenes que se
quieren hacer explotar. Y es muy peligroso porque la frontera es muy
fina", resume en un hotel de Madrid este escritor en lengua francesa
—además de pintor y escultor con obras en el Museo Guggenheim de Nueva York—
que puntúa con risotadas sus frases más serias para no sonar demasiado grave.
Binebine habla con gesto relajado y sonrisa
imborrable, pero dispara en varias direcciones a la hora de repartir
responsabilidades por la gestación de hombres bomba. "Creo que conseguí
mostrar a estos jóvenes como víctimas. ¿De qué? Del Estado, porque si hay un
responsable es el Estado por dejar a 300.000 personas vivir en un lugar como
Sidi Moumen. Eso es terrorismo. El Estado es terrorista, en cierto modo.
También es responsable esa mafia [yihadista], que nada tiene que ver con la
religión y que se instala en Sidi Moumen sobre la miseria, con mucho dinero de
Arabia Saudí. También lo es la burguesía, que da 150 euros para vivir a una
familia de 10 hijos".
Este autor ha repartido su vida entre Marraquech,
Nueva York y París -ciudad que decidió abandonar en 2002 al pasar el
ultraderechista Jean-Marie Le Pen a segunda vuelta en las elecciones
presidenciales francesas- y tiene querencia por los temas duros y de
actualidad. "Cuando uno es un escritor del sur, no tiene demasiado tiempo
para mirarse el ombligo", justifica entre risas. En 1999, abordó la
inmigración en La patera (Akal). Se encontró entonces con el
mismo tipo de jóvenes y de ilusiones que lo haría 16 años después en los
adolescentes que abrazaban el yihadismo entre la miseria chabolista de Sidi
Moumen. "Es el mismo sueño: salir de
donde están e ir a un sitio mejor", se llame este el paraíso o una vida
mejor en Madrid, París o Roma.
En Los caballos de Dios, las instituciones
marroquíes aparecen retratadas con dureza. Hay policías que torturan, un juez
corrupto, un poder político desaparecido... Binebine subraya que el relato
corresponde a la realidad, pero matiza que "el país está cambiando para mejor"
y lo atribuye al rey Mohamed VI. "El Marruecos de hoy no es como el de la
época de Hassan II que conocí. Mi hermano pasó 18 años en [la prisión de]
Tazmamart [por participar en un intento de golpe de Estado], por lo que no
tengo ninguna afinidad por el poder marroquí, pero si bien es cierto que la
situación no está bien, no se puede negar que está mejor". Un progreso que
esconde una fea realidad: el silencio casi total hacia las torturas a
islamistas. "Es como hacían antes a los comunistas y los socialistas. Y
nadie abre la boca".
A. P.
El libro y la película sobre los jóvenes de Sidi
Moumen no se han quedado solo en un retrato artístico de una realidad atroz,
sino que han parido un proyecto de cambio. Con el dinero recaudado en la
subasta de un centenar de obras artísticas, Binebine y el director del filme,
Nabil Ayouch, han fundado en la barriada un centro cultural que alberga una
sala de cine, una mediateca con miles de libros y una sala de ordenadores.
Ahora preparan la apertura de espacios similares en otros barrios pobres del
país porque, según Binebine, “la única respuesta al terrorismo es la
educación”.
Opinión:
Sinceramente, lo de vender la
historia de que un terrorista lo es por su triste pasado de penurias e ignorancia
ya me tiene harto. No me sirve que el pasado de una persona pueda servirle de
argumentos para destrozar la vida al resto de la humanidad.
Del mismo modo ya cansa ver cómo
se investiga en la vida del “pobrecito terrorista” mientras no se tiene la mínima
decencia de contactar con las víctimas que sus actividades terroristas hayan
podido causar.
Y digo esto, no solo en mi
nombre, sino también en el de diferentes víctimas del terrorismo yihadista que
piensan exactamente lo mismo que pienso yo. De hecho, algunas son víctimas de
los asesinatos del atentado en Casablanca de 2003.
Señor Mahi Binebine ¿ha hablado
con alguna de estas familias? ¿Les ha preguntado su opinión?
No hay comentarios:
Publicar un comentario