jueves, 6 de julio de 2017

02 julio 2017 elplural.com (opinión)

02 julio 2017 


Eulogio Paz A día de hoy el Partido Popular no ha pedido perdón por su desastrosa gestión del 11-M
El presidente de la Fundación 11M Afectados Terrorismo recordó la nefasta gestión del PP en el 11M y la incomprensible mentira de la 'mochila de Vallecas'

Cometería una injusticia si me pusiera a enumerar los nombres de muchos de los asistentes y omitiese alguno, dado que son muchos los representantes de diferentes entidades, asociaciones, instituciones, grupos políticos y sindicales, así como de organismos de Protección Civil (sanitarios, bomberos) y de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Es por eso que agradezco a todos vuestra asistencia. Bien es cierto que es un acto que, en líneas generales, y con alguna excepción, hemos circunscrito al Distrito de Puente de Vallecas y Vallecas Villa, por lo que sí quiero agradecer especialmente al Concejal Presidente del Distrito Puente y Villa de Vallecas, Francisco Pérez Ramos, su colaboración para llevar a cabo este acto en el Centro Cultural del Pozo del Tío Raimundo, así como agradecer también a la Asociación de Vecinos del Pozo del Tío Raimundo su inestimable ayuda, y a la Escuela de Hostelería del Sur que ha colaborado con nosotros. Sí que también por ser nosotros una Asociación surgida como consecuencia del terrorismo, queremos agradecer la presencia de la presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo y la presencia de Florencio Domínguez, del Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo, así como la presencia de nuestra anterior presidenta Pilar Manjón.
Como hemos dicho en la nota de invitación que hemos hecho, celebramos este evento para otorgar el Premio 'Por la Memoria y la Paz' que nuestra Asociación 11-M Afectados del Terrorismo ha creado y que se otorgará anualmente a entidades, asociaciones, organizaciones y particulares que se hayan distinguido por sus méritos en la lucha contra todo tipo de violencia y terrorismo, incluyendo por lo tanto en nuestro caso a quien o quienes hayan tenido una significación especial y relevancia importante como consecuencia de los atentados del 11 de marzo de 2004. El Premio es obra de Laura Galindo Sánchez.
Este Premio que hemos creado no es una ocurrencia que hayamos tenido en una calurosa noche de verano y hayamos dicho: como no tenemos nada que hacer, vamos a hacer un Premio. No, el Premio es una actividad más junto con otras actividades que realizamos englobadas dentro del Proyecto de Concienciación, como son: Edición de libros y folletos; Creación de un Archivo del Recuerdo -un catálogo de monumentos y espacios dedicados al 11-M-; Conferencias y Coloquios en colegios, institutos y universidades u otros sitios donde seamos requeridos. Un Proyecto de Concienciación con el objetivo de educar y prevenir la radicalización violenta que pueda desembocar en terrorismo y que ha de tener como base la Memoria del 11-M, el relato de lo ocurrido. Una memoria y un relato que en los colegios, institutos y universidades ha de narrarse con objetividad. Sabemos del sufrimiento, pero no vamos a quedarnos instalados sólo en la dolencia y el malestar. Nuestra tarea es trabajar por el bienestar de las víctimas del 11-M. Pero tampoco debemos construir la Memoria del 11-M como una novela en rosa, como un relato edulcorado que omita hechos como los que estamos recordando hoy, por muy crudos y dolorosos que sean. No podemos dejar de decir cosas por mucho que haya algunos que se sientan molestos e interpelados. 

La Memoria del 11-M ha de contemplar las siguientes premisas:

Los atentados del 11-M como actos del terrorismo yihadista y por lo tanto la narración del yihadismo como concepto para nombrar a las ramas más violentas dentro del  islam político  o  islamismo, distinguiéndose éstas por la brutal utilización del  terrorismo, en nombre de una pretendida  yihad, a la cual sus seguidores llaman una «guerra santa» en el nombre de  Alá.
Los atentados del 11-M en el contexto en el que se producen: la intervención en la guerra contra Irak en la que se involucra el Gobierno de España, presidido por José Mª Aznar, en contra de la opinión mayoritaria de la sociedad.

La mentirosa y desastrosa gestión tras los atentados que hace el Gobierno de España, presidido por José Mª Aznar.

La invención de diferentes teorías de la conspiración del 11-M por parte de determinados políticos y determinados periodistas, creando una profunda y grave división en la sociedad, y causando, además de las víctimas asesinadas y heridas por los propios atentados, otras víctimas que a los conspiranoicos les servían de diana, de pim pam pum, frustrados éstos porque veían cómo, una a una, sus patrañas se iban desmontando.
Una de estas víctimas es quien hoy recibe este primer Premio de nuestra Asociación: Rodolfo Ruíz Martínez -comisario del Distrito Puente de Vallecas aquel 11 de marzo de 2004-, cuya labor ha sido falseada hasta la saciedad por los teóricos de la conspiración del 11-M con la tristemente famosa “mochila de Vallecas”. La  teoría de la conspiración del 11-M  es un monstruo de muchas cabezas: periodistas como Pedro J. Ramírez, Casimiro García-Abadillo y Federico Jiménez Losantos, por citar sólo algunos de los más relevantes; medios de comunicación como El Mundo, La Cope, Telemadrid y Libertad Digital; y políticos dirigentes del Partido Popular como Ángel Acebes, Eduardo Zaplana, Juan Ignacio del Burgo, Esperanza Aguirre y María Dolores de Cospedal -entre muchos otros-, que durante años han formado un tándem urdidor de falacias en torno al 11-M. El Partido Popular alimentó la teoría de la conspiración del 11-M con cientos de preguntas parlamentarias intentando vincular a ETA con el 11-M o acusando a Zapatero de ocultar la autoría del 11-M. Preguntas en el Parlamento que luego los medios de comunicación conspiranoicos se encargaban de amplificar.
Quiero dejar claro que estoy diciendo ahora mismo no ha de entenderse como un análisis político. El premio se denomina 'Por la Memoria y la Paz'. Por lo tanto, ha de entenderse como un ejercicio de Memoria, porque con el ejercicio de la Memoria se transita hacia la Paz.
Entrevistado por El Mundo el 13 de marzo de 2004, Mariano Rajoy, actual Presidente de Gobierno, decía: “Tengo la convicción moral de que fue ETA”.
Mariano Rajoy en el Foro de El Mundo el 10 de octubre de 2004 decía: “No me creo que los detenidos por el 11-M organizaran los atentados”
El 13 de marzo de 2006, una noticia de El Mundo decía: “Rajoy cree que podría anularse el sumario del 11-M si “la mochila de Vallecas” no estaba en los trenes.”
El 28.10.2010, Mª Dolores de Cospedal, en la actualidad Ministra de Defensa, fue entrevistada por el director de El Mundo Pedro J. Ramírez en Veo 7 y dijo: “Cuando el PP llegue al Gobierno va a ‘ayudar a que se conozca toda la verdad’ sobre el 11-M”. 
María Dolores de Cospedal, en marzo del 2013, no tenía reparo en una intervención suya en el Fórum Europa en pedir conocer “toda la verdad” sobre los atentados terroristas del 11 de marzo de 2004.
El Partido Popular regresó al Gobierno en 2011. Entiendo que en seis años de Gobierno ya han tenido tiempo Mariano Rajoy y María Dolores de Cospedal de “conocer la verdad” que pedían. Conocerla y contárnosla, claro, pero nada de nada. Su dicho de que cuando estuviesen en el Gobierno íbamos a “saber la verdad” sólo eran fuegos de artificio electorales. No puede decirnos nada nuevo porque lo que saben era lo que ya sabíamos a través de la sentencia del Tribunal Supremo.
Conviene decir que al día de hoy el Partido Popular ni por boca de José María Aznar ni por boca de Mariano Rajoy ha pedido perdón por la desastrosa y mentirosa gestión tras los atentados del 11-M.
Como he dicho antes, la teoría de la conspiración del 11-M es un monstruo de muchas cabezas. Y una de ellas ha sido la de orquestar una campaña de desprestigio personal y profesional de D. Rodolfo Ruíz Martínez, comisario del Distrito Puente de Vallecas el día de los atentados, intentado hacer creer a la opinión pública y a la sociedad que detrás de los atentados estaba él, refiriéndose a él como “el comisario que había salido de una comisaría con una mochila al hombro”. Una campaña de insultos, difamaciones y linchamiento mediático que produjo un gravísimo quebranto a él y a su familia. Y todo porque los propagandistas de esas teorías decían que la mochila hallada en la comisaría de Vallecas la había colocado él allí para desviar la atención sobre los autores del atentado.
Desde luego, nadie mejor que Rodolfo puede relatar lo ocurrido desde su experiencia personal. Yo voy a tratar de resumir brevemente lo ocurrido acerca de la “mochila de Vallecas”, porque la mochila de Vallecas se convirtió en el ADN de los atentados, se convirtió en la clave de la explicación y aclaración de la operativa de los atentados. Fue la única de las colocadas en los trenes que no explosionó y   que iba a dar pistas cruciales para detener a los islamistas, algunos de los cuales luego se inmolaron en un piso de Leganés acorralados por los GEO.
La historia de 'la mochila de Vallecas'
El 11 de marzo, pasadas las 15 horas el policía con carné profesional nº 24.420, de la Comisaría de Puente de Vallecas, recibió la orden del jefe de su grupo de que, junto a otros tres compañeros se dirigieran con dos furgonetas de mediano tamaño a la estación de El Pozo a recoger los efectos recuperados del tren, que habían sido metidos en grandes bolsas de plástico.
En la estación, cargaron entre 12 y 14 bolsones por furgoneta, ordenándoseles que los llevaran a la Comisaría de Villa de Vallecas. El jefe de guardia se negó a hacerse cargo de los efectos por lo que, sin solución de continuidad los dos vehículos, con los cuatro funcionarios de policía y las bolsas, reemprendieron la marcha hasta la Comisaría de Puente de Vallecas.
Una vez de regreso en el lugar del que habían salido, el comisario jefe de la comisaría les mandó que llevaran los efectos a IFEMA  -el Instituto Ferial de Madrid-, hacia donde partieron ya avanzada la tarde. En IFEMA, los efectos fueron depositados en el pabellón 6, a la derecha de la entrada, en un lugar acotado junto a un muro, con un cartel que indicaba su procedencia, quedando bajo la custodia de la Unidad de Intervención Policial.
Esa misma tarde, el comisario de la Comisaría de Puente de Vallecas se enteró de que la Juez del Juzgado de instrucción nº 49 de Madrid, que estaba auxiliando en el levantamiento de cadáveres y en la recogida de vestigios y efectos al Juzgado de instrucción nº 6, había ordenado que los efectos se depositaran en la Comisaría de Puente de Vallecas y no en IFEMA por lo que, ya de noche, fueron recogidos los efectos de IFEMA y llevados a la comisaría. Allí se inventariaron por cuatro funcionarios divididos en dos grupos.
En torno a la 01:30h., ya del 12 de marzo, la funcionaria 88.163 extrajo de una bolsa de deportes que estaba en el fondo de uno de los bolsones de basura un teléfono móvil, viendo que de él salían unos cables, por lo que, alarmada, se lo comunicó a la subinspectora de servicio –número 66.875– que suspendió inmediatamente el inventario, desalojó la comisaría y avisó a los especialistas.
Personados en el lugar los subinspectores especialistas en desactivación de explosivos de la Brigada Provincial de Información de Madrid, hicieron una inspección técnica de la bolsa, que contenía un dispositivo explosivo, por lo que decidieron trasladarla al parque Azorín, cercano a la comisaría, para intentar desactivarla con el mínimo riesgo.
Una vez en el parque, se hizo una radiografía que salió velada, por lo que el artificiero nº 64.501, que era el operador nº 1, hizo una segunda. Ésta no le proporcionaba información suficiente para la desactivación, pues el artilugio no tenía una estructura lógica y sólo se apreciaba una maraña de cables que se perdían en una zona oscura que era la masa explosiva.
Finalmente, la bomba fue desactivada, conteniendo un mecanismo temporizado y de iniciación eléctrica proporcionado por un teléfono móvil marca Mitsubishi Trium con dos agujeros en la carcasa de los que salían dos cables de color azul y rojo que iban a un detonador de cobre que estaba introducido dentro de 10.120 gramos de dinamita plástica. Además contenía 640 gramos de tornillos y clavos para que actuaran como metralla, y un cargador válido para el móvil Trium. Este artilugio explosivo era en su concepción, composición y estructura igual a los hallados en el primer vagón del tren de Atocha y en el vagón número 3 del tren de El Pozo, que explosionaron ambos al intentar los técnicos desactivarlos. Un estudio posterior en laboratorio determinó que el artilugio no explosionó porque uno de los cables que partían del teléfono estaba desconectado. El cable estaba pelado en su extremo y torcido, como si estuviera empalmado a otro.
 Durante el juicio, varias defensas alegaron que no se había acreditado la “cadena de custodia”, de modo que la mochila “podía haber sido puesta por cualquiera”. El juicio demostró que las partes mezclaban hechos e incurrían en contradicciones. Nadie aportó ni el más mínimo indicio de que la bolsa pudiese ser colocada a propósito para hacer culpables a los islamistas.
“Los tribunales no pueden atender a especulaciones, insinuaciones, elucubraciones o hipótesis basadas en hechos negativos que no han sido explícitamente planteados y de los que no aportan el más mínimo indicio”, aclaraba la sentencia. “El Tribunal no tiene duda razonable alguna sobre la autenticidad de la bolsa de deportes conteniendo un artilugio explosivo, que fue desactivada en la madrugada del día 12 de marzo en el parque Azorín de Madrid, ni de su procedencia: la estación de El Pozo”.
Cuatro policías que declararon en el juicio aseguraron que “desde El Pozo hasta Ifema en ningún momento pierden de vista los objetos, que estos siempre estuvieron dentro de las furgonetas hasta llegar a Ifema y que allí las colocaron en el pabellón 6, en un lugar acotado con un cinta y con un cartel haciendo constar su procedencia”. “Desde luego, el hallazgo fue casual y no previsto, puesto que lo que se inventariaba eran objetos y efectos de las víctimas con el fin de remitirlos nuevamente a Ifema y hacer entrega de ellos a los familiares”, dice la sentencia.
La sentencia respalda la instrucción realizada por el juez de la Audiencia Nacional, Juan del Olmo, y las investigaciones policiales. El tribunal no duda de la autenticidad de la “mochila de Vallecas” -que contenía un artefacto explosivo recuperada entre los efectos sacados de los trenes y cuya desactivación fue clave para la investigación de los atentados-, ni de su procedencia, la estación de El Pozo. El presidente del tribunal, Javier Gómez Bermúdez, ha declarado que no se rompió la cadena de custodia de la furgoneta Renault Kangoo localizada en Alcalá de Henares y de la mochila, ya que los agentes que recogieron todos los efectos en la estación de El Pozo no los perdieron de vista desde que los llevaron al pabellón de IFEMA y luego a la Comisaría de Puente de Vallecas.
No obstante, considera extravagante el periplo que recorrieron los efectos, pero cree que se debió a una mala coordinación comprensible el día de los atentados. El tribunal “no ha encontrado indicio alguno” sobre la tesis mantenida por algunas defensas de que la mochila pudo ser colocada allí posteriormente. “La prueba es auténtica”.

Opinión:

Como siempre y contrariamente a otros presidentes y presidentas inventores de historias, Eulogio Paz aporta PRUEBAS a todo lo que dice, sin cortarse ante nada porque, se quiera o no, cuando se tienen pruebas y documentos hay que ir con la verdad por delante hasta el final.
Es un excelente resumen de lo ocurrido desde aquel maldito jueves 11 de marzo de 2004 hasta nuestros días…





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