viernes, 14 de octubre de 2016

14 octubre 2016 La Vanguardia (opinión)

14 octubre 2016



Interior dice que el acercamiento de presos está en manos de ETA
El Gobierno abre el debate del retorno de los encarcelados, una demanda del PNV

El Gobierno está dispuesto a dar pasos para acabar con la dispersión de los presos de ETA pero con la condición previa que la organización terrorista se disuelva. Este es el mensaje que ha mandado el ministro del Interior en funciones, Jorge Fernández Díaz, horas después de ser descubierto un importante arsenal en Francia, el mayor localizado desde 2004. La presión sobre la dirección etarra aumenta a pocos días para que se cumpla el quinto aniversario del anuncio del cese definitivo de su actividad armada.

Con el hallazgo del zulo situado al norte de París, donde se almacenaban 145 armas cortas robadas en 2006, la estructura logística de ETA ha quedado “extraordinariamente diezmada y con menor capacidad de influencia”, según el Ministerio del Interior. De hecho, este último golpe policial, fruto de la estrecha colaboración entre los dos países, supone dejarla sin el material con el que, previsiblemente, quería escenificar el desarme en una hipotética negociación con Madrid y París, una vía que no se contempla.

De una organización terrorista “derrotada operativa y policialmente” el Gobierno sólo espera ya que abandone el “pulso al Estado” y desaparezca de forma unilateral. Las palabras de Fernández Díaz certifican que sólo si se produce un escenario de estas características el Estado modificará la política de dispersión “con carácter general”, una herramienta que se empezó a aplicar a finales de los años ochenta con el PSOE en la Moncloa.
El otro camino para el acercamiento a una cárcel vasca, en este caso de forma individual, consiste en que el recluso se desvincule abiertamente de la violencia, lo que se conoce como Vía Nanclares. En el seno del colectivo de presos de ETA –formado actualmente por 373 personas– existe un debate sobre su posición de futuro. Sortu, el partido de la izquierda abertzale, defiende que los etarras deben acogerse a la legalidad penitenciaria para intentar acelerar su salida en libertad, mientras que los críticos con el oficialismo, el ala dura, se mantienen aferrados a la bandera de la amnistía. Arnaldo Otegi, partidario de la primera opción, participará mañana en una manifestación en favor de excarcelar a los que están gravemente enfermos.

El ejecutivo de Iñigo Urkullu niega que las reflexiones del ministro del Interior supongan un punto de inflexión, a pesar del momento político en que se producen –pendientes de la formación de gobierno en España y en Euskadi, ambos sin mayoría absoluta– y de la rotundidad del discurso, ya sin los condicionales que se usaban tiempo atrás. En verano, el lehendakari pidió a Mariano Rajoy, en una conferencia en Madrid, un cambio en la política penitenciaria y el traspaso de la gestión de las cárceles del País Vasco, reivindicaciones que entonces se interpretaron como medidas para negociar la investidura del líder del PP y que el PNV desmintió posteriormente.

Los nacionalistas vascos mantienen que hay que poner fin a la dispersión e instan a ETA a no excusarse en la supuesta “falta de colaboración” del Estado para culminar el desarme. El socialista Patxi Lóez, en una entrevista en Radio Euskadi, no escondió su sorpresa por las palabras del Gobierno y se sumó a la doble demanda.

Opinión:

Que alguien me lo explique. ¿Desde cuando el cumplimiento de la ley depende de una banda terrorista? El tema del acercamiento está legislado desde hace muchos años y por ello son los jueces quienes deciden sobre el tema. Así pues, los terroristas son acercados a sus lugares de origen cuando cumplen los requisitos que marca la ley. Y si no lo hacen, es su problema.

Otra cosa distinta es que el Gobierno intente un acuerdo político con el PNV, por lo que intuyo que se va a utilizar nuevamente el terrorismo como arma política. Tampoco sería ninguna novedad porque ya utilizan a ciertos sectores de víctimas (a las que lo permiten) con el mismo fin.

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