miércoles, 1 de febrero de 2012

1 febrero 2012 El Pais (4) (opinion)


1 febrero 2012



el fin de ETA

Fernández se aleja de los duros del PP y ofrece generosidad a presos de ETA

El ministro del Interior ha anunciado una "importante reducción" del número de escoltas

Avanza que habrá un reglamento para organizar el funcionamiento de los CIE

Promete cárcel para los autores de pequeños robos y para los reincidentes

“Una nueva orientación consensuada, dinámica y flexible de la política penitenciaria, de la forma que mejor propicie el fin de la violencia”, decía la resolución que en noviembre de 1998 el entonces presidente José María Aznar, hizo aprobar en el Congreso para acompañar su diálogo con ETA. El pasado septiembre, el lehendakari, Patxi López, repitió esa midsma expresión en el Parlamento vasco entre críticas de la derecha, y este martes el nuevo ministro del Interior, Jorge Fernández, prácticamente la ha repetido en su primera comparecencia en el Congreso.

Primer cara a cara con Amaiur

La comparecencia de Jorge Fernández ha dado lugar al primer cara a cara de Amaiur con un ministro del Interior. El diputado Iker Urbina ha asegurado que las palabras de Fernández suponen “más de lo mismo, es decir, represión y vulneración de derechos fundamentales” y ha pedido “el fin de la política de ilegalizaciones y de dispersión de los presos, la libertad de los reclusos enfermos y los que tengan cumplida parte de la pena” y la derogación de lo que ha llamado “legislación de excepción”.
El diputado abertzale ha hablado de “todas las víctimas”, de la necesidad de trabajar para escribir “entre todos la verdad” de lo que ha ocurrido “huyendo del escenario de vencedores y vencidos”.
“Sitúese en el carril de las soluciones” que, en su opinión, está en el “reconocimiento de derechos civiles y políticos”.
El ministro le contestó en términos contundentes y breves: “Es una indecencia y una inmoralidad hablar de presos políticos en España”.
Ante la Comisión de Interior, Fernández utilizó frases como “andaremos este camino con amplitud de miras y con sentido de Estado”, “nos ha tocado gestionar “el final de ETA” y “vemos la luz al final del túnel”, aunque mantuviera algunas dudas sobre las intenciones de la banda terrorista hasta que entregue las armas. Y aunque dijera que “la verdadera prueba de que los violentos y quienes les apoyaron han decidido terminar con sus actividades de forma definitiva y no meramente táctica es reconociendo el daño que han causado a las víctimas y mostrando el arrepentimiento por haberlo hecho, es decir, pidiendo perdón”.
Pero en todo momento ofreció consenso y la posibilidad de aplicar la ley para acompañar ese final de ETA, con una palabra repetida con toda intención y subrayada y en mayúscula en el discurso que repartió: “Generosidad”. Es decir, contrición, arrepentimiento y perdón, como corresponde a las creencias religiosas del ministro, pero muy lejos de las posiciones más radicales del PP y de su entorno que exigen ser inflexible.
Fernández condicionó cualquier paso a las peticiones de perdón y al arrepentimiento individual de los terroristas, pero aseguró que la ley penitenciaria puede aplicarse de forma flexible y discrecional, aunque no arbitraria. “Vamos a impulsar la reinserción de los presos de ETA de forma individualizada”, precisó.
Su tesis es que ETA mantiene la presión sobre sus reclusos para que, por ejemplo, el 95% de ellos se niegue a pedir beneficios penitenciarios. “Sabemos la importancia que tiene la política penitenciaria, y por ello tenemos que actuar con inteligencia, midiendo cada paso, buscando el máximo consenso para lograr entre todos que los que hoy siguen estando sometidos a la banda terrorista den los pasos que otros han dado y la ley se pueda aplicar con toda la generosidad”. Acompasó ese discurso con el recuerdo de las víctimas, el compromiso de “luchar contra la impunidad” y esclarecer todos los delitos, y con el anuncio de que reducirá los escoltas que, en este momento, ocupan a 2.668 agentes.
Con matices, recibió apoyo de casi todos los grupos, porque entre las reiteraciones de la palabra consenso, Rosa Díez (UPyD) insistió en la ilegalización de formaciones abertzales e IU advirtió de su oposición a aplicar la ley de partidos. El socialista Antonio Hernando hizo explícito su apoyo sin fisuras al Gobierno en la lucha antiterrorista. El único enfrentamiento fue el insólito intercambio de frases con el portavoz de Amaiur, Iker Urbina. En el primer cara a cara entre un diputado abertzale y el ministro del Interior, el primero habló de “represión”, de “presos políticos”, de “más de lo mismo” y de “legislación de excepción”. Fernández le respondió contundente calificando de “inmoral e indecente” que se hable de presos políticos y exigiéndole que condene a ETA.
En la otra parte de su intervención, el ministro mostró dureza y firmeza frente a la delincuencia, sobre todo la de los pequeños hurtos y robos cometidos de forma reincidente. El hecho de que sea el ministro del Interior y no el de Justicia el que anuncie las reformas legales ya muestra una posición ideológica, porque no pone el acento en la prevención o esclarecimiento, sino en el tratamiento penal. Eso se traduce en acabar con lo que tachó de “escasa repercusión penal” de los llamados delitos menores, como hurtos, robos con fuerza en los bienes de escaso valor, es decir, los tirones o el robo de vehículos.
Según dijo, hay “sensación de impunidad” y, por eso, se propone cambiar la ley. Por ejemplo, para aplicar “medidas de prisión provisional y localización permanente para los casos de habitualidad en el delito, y medidas cautelares e inmediatas para los supuestos de multirreincidencia (más de dos delitos) incluyendo la prisión provisional”. Esta posibilidad ya existe para delitos, siempre que haya antecedentes penales. Ahora, el Gobierno planea que la reiteración de faltas se inscriba como delito, es decir, que dé lugar a antecedentes y, por tanto, a la posibilidad de aplicar prisión preventiva. En este momento, para pedir o acordar una prisión provisional el artículo 503 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal exige que el delito cometido tenga pena superior a dos años de prisión o pena inferior a dos años si el imputado tiene antecedentes penales. El robo con fuerza es castigado con pena de prisión de uno a tres años y, por tanto, entra en esos supuestos. Los hurtos tienen pena inferior a dos años, pero por la reiteración es posible aplicarles la prisión provisional.


Opinión:

Pese a lo que algunos puedan desear parece que todo se va colocando en su sitio. Durante años hemos asistido, ya fuera como ciudadanos o como víctimas del terrorismo (o ambas dos), a situaciones que, con el respeto que merecen todas las actuaciones y opiniones, algunos no considerábamos demasiado acertadas. Muchas víctimas del terrorismo, muchas más de las que se pueda pensar, hemos presenciado pero no asistido a manifestaciones que supuestamente en nuestro nombre se convocaban para protestar contra los beneficios que los terroristas recibían. Algunos hemos intentado expresar nuestra opinión pero fue imposible, bien porque el momento no parecía oportuno ni mediática ni políticamente hablando o directamente porque a nadie le importaba la opinión que no fuera la considerada oficial.

Pero las declaraciones del Ministro de Interior en referencia al trato que deben recibir los terroristas de ETA vuelve a sacar el tema a la palestra. Revisada la prensa desde todo tipo de espectro ideológico, presento la información de tres medios: Uno de derechas: “El Ejecutivo pretende impulsar la reinserción de los presos de ETA de forma individualizada”, que los presos “den pasos que permita que la ley  se le pueda aplicar con toda generosidad”. Otro, mas de centro, publica que “el ministro de Interior ofrece  <generosidad> a los presos de ETA” y que “el ministro prometió generosidad y una política penitenciaria inteligente que aproveche las oportunidades que la nueva situación ofrece”. Otro, a la izquierda, publica que “mientras estuvieron en la oposición los conservadores dieron el visto bueno en privado. Ahora, han accedido a que el trabajo con los presos que han pedido perdón siga adelante” o que “hay una ley con numerosísimos beneficios a la espera cuando ETA desaparezca y ellos pidan perdón a sus víctimas”.

Tres diarios diferentes en su planteamiento editorial coinciden: el Señor Ministro habla de reinserción, política inteligente, generosidad... Ah, la palabra que en 1998 nos sorprendió a  aquellas pocas víctimas que ya entonces llevábamos años en la lucha asistencial dirigida a quien había sufrido el zarpazo terrorista. Generosidad, generosidad...¿a qué me suena ahora esa palabra? Revisando las agendas encuentro la palabra en boca del entonces Presidente del Gobierno: 4 de mayo de 1998: “merecería la pena hacer el esfuerzo de la generosidad si con ello conseguimos la paz”. 5 de noviembre de 1998: “por la paz y sus derechos no nos cerraremos sino que, por el contrario, nos abrimos a la esperanza, al perdón y la generosidad y por la paz pondremos lo mejor de nuestra parte para hacerla definitiva con la ayuda y la esperanza de todos”.

Generosidad.... aquella palabra fue peor que una patada en la boca.... ¿quién se cree con el derecho a ser generoso excepto la propia víctima con su correspondiente terrorista? Preguntamos en su momento al respecto y aquella consulta fue contraproducente para nuestro futuro. No obstante, no organizamos ninguna manifestación contra ningún político y menos contra ningún gobierno. Ni una ni ocho. Tuvimos que lamernos las heridas de aquella patada bucal en silencio. Porque mal que nos pesara sabíamos que las leyes están para ser cumplidas. Y realizamos mucha labor padagógica para explicar a cientos de víctimas la legislación vigente... y había gente que no entendía que había que cumplir la ley pero que la misma no hablaba, en absoluto, de ser generosos con aquellos que estaban en tregua y meses después volvieron a asesinar. Y en aquellos lejanos años ETA todavía continuó matando.

Años mas tarde han habido otros responsables políticos que también han utilizado la ley contra ETA. Pero no he escuchado de su boca nada cercano a la generosidad. Incluso en 1995 y 2004 se endurecieron los Códigos Penales. Simplemente hablaban de cumplimiento de la legislación.

Dejo una pregunta en el aire: ¿para cuándo la próxima manifestación?




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