08 agosto 2018
Testigos del 17-A, sobre Younes: «Parecía un muñeco sin
ninguna expresión facial»
A los testigos del atentado les sorprendió la
frialdad del terrorista durante el atropello
El autor material del atentado terrorista en Las Ramblas el
pasado 17 de agosto actuó con absoluta frialdad. Así
lo reflejan los testimonios de casi una treintena de testigos que explicaron a
los Mossos d´Esquadra, horas después del ataque, lo que vivieron durante
esos angustiosos minutos durante los cuales Younnes Abouyaaqoub arrolló
indiscriminadamente, al volante de una furgoneta Fiat Talento, a todo el que se
cruzaba en su camino.
«Iba atropellando a familias», recordó Fátima,
que explicó que la furgoneta se dirigió a su parada «pero de repente giró
delante a un metro de distancia». Al pasar a su lado, «aceleró más y con zig
zag atropellaba a todo el mundo».
Una impresión
similar le causó a Ouafae L., a quien le impactó que el terrorista «se mantenía
totalmente inmóvil mirando hacia adelante » mientras «empezaba a atropellar a
la gente que estaba paseando por la zona». La testigo, que se encontraba en el
restaurante Aromas de Estambul pudo observar cómo Abouyaaqoub «cambiaba de
marcha para ganar velocidad» y multiplicar así el número de víctimas.
La descripción del conductor de la furgoneta
que efectuaron los testigos resulta ser bastante coincidente y permitió a los
Mossos acotar las características físicas del terrorista, que fue abatido
cuatro días después en Subirats (Barcelona). Lo describieron –según
deja constancia la Policía
catalana en ese oficio– como
un hombre de entre 25 y 30 años, «posiblemente árabe, de 160 a 175 centímetros de
altura, pelo de color negro muy corto por los laterales y más largo en el
resto, barba corta, complexión delgada, piel oscura» y vestido con camiseta
blanca con rayas azules, de manga corta y sin cuello, pantalones negros y gafas
de sol.
Uno de los testigos, Héctor D. L. G. identificó
incluso a Abouyaaqoub en un reconocimiento fotográfico como el autor de los
atropellos.
«Clara intención de matar»
Los testimonios evidencian que Abouyaaqoub no
discriminaba a la hora de arrollar a los peatones. «Iba haciendo cambios de
sentido», explicó a los Mossos Ahmed M. N., quien vio cómo la furgoneta arrolló
«a una señora con un carro con un bebé». El propietario de uno de los quioscos
del céntrico paseo, Marcos M. A., vio como el vehículo pasaba delante de su
puesto «a gran velocidad» atropellando a dos personas, «siendo una de ellas un
niño pequeño». Durante esos 700
metros , los Mossos constatan que el terrorista tenía la
«clara intención de matar» a los viandantes «ya fueran personas mayores,
hombres o mujeres e incluso bebés». Alejandra A. A., brasileña, vio cómo la
furgoneta circulaba Rambla abajo «con una persona viva encima del capó» que
acababa de ser atropellada. «Iba
haciendo eses y dando botes como si pasara por encima de objetos», aseguró
a los agentes el ciudadano belga Guy J. F., que observó lo ocurrido a la altura
de la librería Beethoven, en el número 97 de La Rambla.
Cuando el terrorista abandonó la furgoneta a la
altura del Liceo, varios testigos recuerdan que un hombre forcejeó con él. En
ese momento, Abouyaaqoub «esgrimió un aparato con un botón en la mano derecha
para hacer creer que tenía una bomba». Un ciudadano africano y Omar A. salieron
detrás de él, pero el terrorista huyó en dirección a plaza Cataluña al grito de
«¡Bomba, bomba!», golpeándose con algunos viandantes en su carrera.
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