10 agosto 2018
Los terroristas del 17A: un grupo de jóvenes
radicalizados en unos meses por un imán obsesionado con la yihad
Los
testimonios de sus familiares ante los Mossos reconstruyen su cambio de hábitos
tras la llegada de Es Satty a la mezquita del pueblo
El imán
encontró en Ripoll a un grupo de jóvenes que no pasaba de 24 años con
cierto interés en el islam a los que introducir en la yihad
Dejaron
de salir de fiesta, variaron su forma de vestir y cambió su relación
con las mujeres, según sus familiares y amigos
Moussa Oukabir, de 17 años, dejó
de juntarse con sus amigos del pueblo y de usar vaqueros con rotos.
Los hermanos Hychami cada vez hablaban más de religión y dejaron de salir de
fiesta. Said Aalla, de 19 años, se rapó la cresta que llevaba. Su hermano
Youssef cambió su forma de vestir, prácticamente dejó de hablar con mujeres y
comenzó a recriminar el comportamiento de quienes no seguían los preceptos del
islam. Los cuatro primeros murieron tiroteados por agentes de los Mossos
d'Esquadra en Cambrils, mientras que Youssef falleció en la explosión del
chalet de Alcanar cuando trataba de secar explosivo para cometer una masacre.
La célula que cometiñó los atentados de Barcelona y de Cambrils estaba compuesta por un grupo de
jóvenes con vidas normales que se radicalizaron en unos meses. Es lo que se
desprende de los interrogatorios que los Mossos hicieron a sus familiares y
amigos, y que constan en el sumario de la investigación. Sus palabras a los
agentes muestran cómo un grupo de chavales de entre 17 y 24 años abrazaron la
yihad tras la llegada a su pueblo del imán Abdelbaky Es Satty.
Algunos tenían trabajos precarios y otros
estaban en paro. Mostraban cierto interés por el islam, pero no eran muy
religiosos y apenas pisaban la mezquita antes de conocer a Es Satty. Cuando se
hicieron asiduos a sus sermones formaron un grupo aislado del resto de chavales
del pueblo. Se quedaban más rato en la mezquita y dejaron de salir con amigos,
de hablar con chicas o de jugar al fútbol. Los testimonios recogidos por los
Mossos muestran cómo la llegada a la localidad de un imán obsesionado con la
lucha contra los infieles cambió las vidas de sus hijos y hermanos.
Los Oukabir, dos hermanos muy distintos
Driss Oukabir está en prisión desde los
atentados. Alquiló la furgoneta de la Rambla y siempre estuvo relacionado con la célula
de los atentados, aunque su familia le distingue del resto porque era el menos
religioso. Su madre contó a los Mossos que fumaba, bebía, tenía un perro y
vivía con una mujer con la que no estaba casado. Todo prohibido por el
islam. No acudía a la mezquita y su novia aseguró que hicieron
varios intentos de rezar en casa las cinco veces que exige su religión, pero no
cumplían con todos los rezos y siempre lo abandonaban a los pocos días.
El caso de Moussa, menor de edad cuando llegó
el imán, era distinto. La novia de Driss relató a la policía los cambios que
vio en su cuñado: dejó de ponerse los vaqueros rotos que usaba y dijo que no se
los pondría nunca más, comenzó a vestir "más tapado" y se le veía
"triste y con ojeras". "Antes era mucho más sociable, jugaba y
tonteaba con las chicas y ahora ya no lo hacía", contó.
Moussa pasó de no hablar de religión a hacer
comentarios sobre que los españoles eran "malos" porque
"prohíben" el burka o a decir que todo estaba controlado por los
judíos. A diferencia de su hermano mayor, iba a la mezquita y rezaba cinco
veces al día. Algo parecido les ocurrió a los hermanos Omar y Mohamed Hychami,
que empezaron a frecuentar el templo y a mostrar en público los profundos
conocimientos del islam que estaban adquiriendo.
Omar, además, compartía reflexiones que
llamaban la atención de sus amigos. Les dijo que, pese a tener un buen trabajo
y dinero, eso ya no le hacía feliz, que lo que le hacía feliz es "lo que
venía luego". A su hermano Mohamed le gustaba salir de fiesta, pero dejó
de hacerlo con la llegada del imán. Solía frecuentar lugares como Lloret de Mar
con Younes Abouyaaqoub, el terrorista que conducía la furgoneta que mató a 16
personas.
Younes también mostró un cambio de actitud. Su
padre contaba que le gustaba la moda y se compraba ropa a menudo, pero que dejó
de hacerlo repentinamente. Como el resto de la célula, moderó su lenguaje, dejó
de decir palabrotas y cambio su "forma de tratar con las
mujeres". Su hermano Houssaine y Said Aalla solían utilizar Instagram,
pero lo abandonaron en marzo de 2017.
Youssef Aalla, el más radical de todos
Varios testimonios definen a Youssef Aalla, de
20 años, como el más radical del grupo, quien mostró un cambio de hábitos más
evidente desde que estrechó su relación con el imán. Todos sabían de su
amistad porque se les solía ver juntos por Ripoll. "Estaba totalmente
radicalizado", aseguró una de las hermanas Oukabir, que contó a los Mossos
que pasó de ser un chico alegre a "una persona fría".
Youssef ya no la saludaba por la calle y apenas
miraba a las mujeres. Se afeitó el bigote y se dejó crecer la barba mientras se
convertía en un fijo de la mezquita. Uno de los primos de Driss y Moussa
Oukabir cuenta que su cambio de actitud incluía recriminar al resto que no
respetasen los preceptos del islam: a él llegó a reprocharle que saliese con
una chica cristiana.
Su actitud le fue aislando de sus amigos hasta
el punto de relacionarse solo con los que luego integrarían la célula terrorista.
Su vida anterior, la de chico problemático que consumía drogas y que tenía
problemas en el colegio ya le había alejado de su familia. No se hablaba con su
padre y su madre solo tenía contacto con él de vez en cuando, casi siempre por
teléfono. Ninguno de los dos sabía dónde vivía ni de qué.
Su padre le definió ante los Mossos como
"un chico muy problemático" con muy mal carácter, algo que le
llevó a dejar el colegio antes de tiempo y a que los trabajos no le durasen
mucho tiempo. Dijo que era un consumidor habitual de drogas y alcohol, pero que
lo abandonó todo tras la llegada de Es Satty a la localidad.
Que Youssef Aalla fue el primero en cambiar
también lo notó el joven de Castellón que compartió cuadrilla con él en la temporada de recogida de la
naranja a finales de 2015. Este testigo confirmó a la Guardia Civil que
Youssef había tenido una "vida anterior" en la que había traficado
con hachís, pero que al conocer al imán en 2015 dio un giro de 180 grados.
"Youssef entró fuerte al islam cuando el imán fue a Ripoll",
manifestó este joven, al que el imán había intentado radicalizar en 2014 en
Castellón tras salir de la cárcel.
Youssef presentó a Younes Abouyaaqoub y Omar
Hichamy al joven de Castellón unas semanas después. El testigo destacó que
Youssef y Younes eran amigos íntimos desde hacía tiempo y que el terrorista de la Rambla era "el que más
Corán sabía" y "el más inteligente" de los tres. También dijo
que querían echarse novia para casarse inmediatamente, siguiendo lo prescrito
por el islam. Algunos testimonios señalan que meses antes del atentado se
habían comprometido con unas chicas de una localidad cercana.
El hermano de Youssef, Said, siguió sus pasos
aunque de forma más tímida. Después del Ramadán de 2017 decidió cortarse el
pelo y quitarse la cresta que lucía. Uno de los testigos narra en su
declaración que cuando pasaban una tarde en el parque, pidió que quitasen la
música de reggeaton que habían puesto porque "era pecado".
Todos sabían que el imán era un extremista
Los testimonios de los familiares revelan que
en Ripoll era conocido que el imán Es Satty tenía ideas radicales. Una de las
hermanas Oukabir se lo hace saber a los Mossos porque ella misma asistía a sus
sermones: "Eran radicales, hablaban abiertamente y por el altavoz de la
yihad, referida a la lucha armada. Concretamente decía que se tenía que matar a
los infieles y que esa yihad se debía hacer sin pedir nada a cambio".
Es Satty consiguió en Ripoll lo que no pudo
hacer en Castellón cuando salió de prisión. Dio con un grupo de jóvenes que no
pasaban de los 24 años, con un incipiente interés por la religión, a los que
podía radicalizar. "El imán se aprovechó de que los chicos tenían
preguntas sobre el islam", dijo uno de los primos de los Oukabir. Los que
finalmente formaron la célula de Barcelona y que se quedaban siempre con él
después de que el resto abandonasen la mezquita.
El estilo del nuevo imán llenó su templo y dejó
casi vacía la otra mezquita de Ripoll, que los fieles abandonaron porque su
responsable se quedó con las donaciones que habían aportado para comprar un
local. El discurso que algunos consideraron extremista logró atraer a jóvenes
del pueblo. Se lo resumió a los Mossos el padre de los Aboyaaqoub: "Todos
los chicos jóvenes empezaron rezar bien, cosa que alegró a los padres porque
pensaban que era bueno para los jóvenes".
El padre de los hermanos Aalla se mostró menos
entusiasmando con Es Satty. Contó a los agentes el cambio radical que vio en
sus hijos desde que le conocieron y lamentó que ellos y sus amigos -a los
que llamó "los niños"- habían pasado demasiado tiempo con el imán.
Otra testigo recalcó que por el pueblo se comentaba que el imán había estado
relacionado con el terrorismo y era muy radical.
Sin embargo, los responsables de la mezquita de
Ripoll explicaron ante los Mossos que no recibieron ninguna queja sobre el imán
de parte de los asistentes a los rezos. Además, dijeron que "prácticamente
nunca" vieron hablar al imán con los jóvenes en la mezquita. Su compañero
de piso tampoco los vio en la casa, que Es Satty no abandonó en los cuatro
meses que vivieron juntos en 2017. Tampoco le trasladó en ninguna conversación
su ideología radical. "Iba de casa a la mezquita y de la mezquita a
casa", describió. No sospecharon nada.
Es Satty, un imán "reservado", según
los que le conocieron en Ripoll, ejercía desde mediados de 2015, pero pasó a
estar contratado y cobrar 700 euros al mes en mayo de 2016, dos meses después
de volver de Bélgica. Unas semanas antes de los atentados pidió tres meses de
vacaciones para ir a ver su mujer y sus nuevos hijos en Marruecos, pero los
responsables de la mezquita le dijeron que solo podía disponer de un mes. El 15
de julio recogió todas sus cosas y se fue de Ripoll.
"Toda la
culpa es suya"
Varios de los interrogados señalaron a los
agentes que la estrategia de Es Satty fue introducir en la yihad primero a
Youssef. Lo reconoció su padre y otros familiares de los terroristas. Una prima
de los hermanos Oukabir le dijo a los agentes que “toda la culpa es suya
(del imán)”, que había radicalizado primero a Youssef. Ambos se instalaron
durante un tiempo en la casa de Alcanar y murieron cuando explotó la sustancia que
intentaban secar para hacer las bombas.
Otros indican que siguió un patrón con el
grupo: primero difundía los mensajes entre los hermanos mayores para que estos
se lo transmitiesen a los menores. La declaración del joven de Castellón al que
primero intentó radicalizar Es Satty también confirma la gran influencia del
imán sobre los jóvenes de Ripoll, al que describe como "muy inteligente y
reservado". En una ocasión, explicó, el imán les instó a rezar por la
mañana. Cuando él replicó que todavía no había amanecido, Younes le cortó y le
instó a obedecer a Es Satty: "No puedes hacer lo que quieras y hay que
hacer caso al imán".
Nadie supo nada de Youssef desde principios de
agosto. Omar Hichamy reunió a algunos amigos unos días antes del atentado y se
despidió de ellos con la excusa de que se marchaba al extranjero. El 17 de
agosto, Said Aalla se despidió de su hermano pequeño para decirle que no se
verían más. La madre de Moussa Oukabir intentó contactar con él ese mismo día,
al ver una fotografía de su hermano en televisión, pero no respondió a sus
llamadas.
Moussa, que acababa de cumplir 18 años, estaba
con el resto de jóvenes de Ripoll que se habían convertido en discípulos de Es
Satty. Muerto su mentor y perpetrada la matanza de la Rambla , los jóvenes que
antes jugaban juntos al fútbol e iban de fiesta se ataviaron con pañuelos rojos
para emular al legendario guerrero del islam Abu Dujana para causar una masacre en Cambrils.
Todos murieron tiroteados por agentes de los Mossos.
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