jueves, 25 de octubre de 2012

24 octubre 2012 (5) La Razón (opinion)

24 octubre 2012

 

Maixabel Lasa dejará el cargo de directora vasca de víctimas tras once años

 

 



Robert Manrique, Maixabel Lasa i Txema Urkijo


La directora de la Oficina de Atención a las Víctimas del Terrorismo del Gobierno Vasco, Maixabel Lasa, abandonará este cargo, que ocupa desde 2001, cuando se conforme el nuevo Ejecutivo autonómico, aproximadamente a finales del mes de diciembre.


Lasa, viuda del ex gobernador civil de Gipuzkoa asesinado por ETA en el año 2000, Juan María Jáuregui, fue nombrada un año más tarde directora de la Oficina de Atención a las Víctimas del Terrorismo por el entonces lehendakari, Juan José Ibarretxe (PNV), y ha ocupado ininterrumpidamente este cargo durante tres legislaturas.
Fuentes de la Oficina de Atención a las Víctimas han confirmado a Efe que Lasa permanecerá en el puesto hasta que tome posesión el nuevo Gobierno Vasco, que previsiblemente encabezará el presidente del PNV, Iñigo Urkullu, ganador de las elecciones autonómicas celebradas el pasado domingo.

Maixabel Lasa considera que ya ha hecho "todo el trabajo que tenía que hacer" a lo largo de once años y, según las fuentes, cuando deje el cargo se dedicará a descansar y a aprovechar su condición de abuela para cuidar a su nieta.

Opinión:

Siempre he tenido una excelente relación con Maixabel, al igual que con Txema Urkijo, Jaime Arrese y el resto de la Oficina vasca. De la misma manera que la relación con el primer director de la Oficina estatal fue absolutamente desangelada y falta de empatía y conocimiento, la relación posterior con Gregorio Peces Barba, José Manuel Rodriguez Uribes, Ignacio Pérez o Pilar Pérez fue (y sigue siendo con algunos) realmente enriquecedora.

Explico esto porque, pese a lo que digan ciertos ignorantes y sus consiguientes lameculos, la labor de Maixabel la considero realmente importante. Por eso entiendo que deje el cargo, especialmente si durante once años ha tenido que lidiar con víctimas razonables y también con víctimas de una visceralidad y estupidez realmente inaudita, porque en este mundillo como en cualquier otro hay de todo, como el la viña del Señor.
Por ello, y a la espera de vernos muy pronto en Barcelona, reconozco públicamente la difícil labor que ha desempeñado, difícil a veces por la situación  política y partidista y en otras ocasiones por las presiones recibidas desde el propio entorno del colectivo de víctimas. Y digo entorno porque muchas de esas personas ni siquiera son víctimas del terrorismo.

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