lunes, 19 de febrero de 2024

18 febrero 2024 El Mundo del Siglo XXI (opinión)

 

 

18 febrero 2024 

 


Mataron a Pablo, 9 años; a José, en su primer atentado... y van 3000 españoles asesinados por la yihad

“Quedamos petrificados y, de repente, vi caerse a mi madre al suelo», dice, y después añade dos detalles: «Mi padre fue a reconocer el cuerpo de mi hermano al anatómico y tuvo que dejarlo allí solo porque le exigieron que fuese a comprar dos pólizas para poder llevarse el cuerpo». Después, «nunca, nunca, nunca se pusieron en contacto con nosotros. Durante mucho tiempo soltaron el bulo de que se trataba de un escape de gas. El Gobierno envió una corona de flores con una falta de ortografía en la que la leyenda ponía Goviemo. «Da mucha rabia, a los autores ni los juzgaron, ni los buscaron. Lo único que quiero es que a mi hermano no lo olviden». Ese propósito, el de rescatar la memoria de las víctimas, el de rendirles un homenaje, el de sistematizar sus existencias para que nadie las olvide es el que persigue el libro ‘Las Víctimas de la yihad, la Biblia' de la memoria de aquellos que fallecieron a manos del terrorismo islámico, que se publica ahora.

A punto de cumplirse 20 años del sangriento 11-M, volvemos a los inicios de mano de los familiares. La destrucción de El Descanso fue el origen. El primer atentado del terrorismo islamista en España, de forma masiva y reivindicada, fue contra un tranquilo y familiar restaurante de Torrejón en el que fueron asesinadas 18 personas y otras 85 resultaron heridas. Fue el 12 de abril de 1985. Aquella brutalidad con la que decenas de vidas fueron engullidas por un edificio de dos pisos al estallar todo, ha pasado a la historia de nuestro país como el atentado con más víctimas por el que nadie fue juzgado y es el epítome vergonzoso de todos los defectos en los que incurrió el Estado con las víctimas del terrorismo: la falta de diligencia, el ninguneo, el olvido...

María José Rodríguez Pato recuerda para Crónica lo ocurrido aquella noche. Cómo les llamaron a las dos de la madrugada para decirles que su cuñada estaba ingresada en un hospital, cómo ella no se atrevió siquiera a imaginar que su hermano estuviera muerto, cómo se enteró de un modo cruelísimo e imperdonable de que había desaparecido para siempre, al escuchar a las cinco de la mañana el listado de los asesinados leído por el periodista José María García en un programa de radio.

«Nos quedado ETA, quiénes exactamente les habían asesinado y que, al ordenar una información que no estaba recabada por ningún organismo del Estado, reveló también las carencias, aquellos crímenes que jamás habían sido juzgados, las investigaciones nunca realizadas. El libro que recoge los nombres y las vidas de las 300 víctimas del yihadismo está escrito por Chelo Aparicio y Ana Azpiri, dos periodistas de enorme reputación en estos asuntos-Ana además es hermana de SebastiánAzpiri, asesinado por ETA-, que acudieron a la propuesta de Florencio Domínguez, director del Centro para la Memoria de las Víctimas del Terrorismo, y uno de los autores de aquel Vidas Rotas.

«Hacer un homenaje a las víctimas me parece una idea noble», señala Chelo Aparicio. «En el caso de aquel primer atentado, el de El Descanso, no hubo una conclusión, no se vio la dimensión de aquella masacre y nadie prestó atención a las víctimas. Cuando la sociedad no recibe el impacto de un atentado, cuando hay esa dejación... una sociedad ha de saber quién la ha agredido porque si no le pones cara al peligro, no te puedes proteger de él y eso tiene consecuencias».

Abunda en esas consecuencias porque, aunque el foco esté en aquellos que fueron asesinados, también repasa la evolución del yihadismo en España y en el extranjero. Desde Waad o la Yihad Islámica hasta los lobos solitarios. Describe las cuatro fases posteriores a esa primera etapa de El Descanso. El surgimiento de Al Qaeda hasta un periodo en el que algunas ramificaciones de este tipo de terrorismo se extendieron por países como Egipto o Argelia donde también hubo asesinados.

La segunda fase, hasta la caída de Bin Laden, en la que quedan enmarcadas las bombas del 11-M, el mayor y más terrible de Europa Preparados y por una red yihadista que tuvo tres componentes: el remanente de la célula que Al Qaeda había establecido en España en 1994, el Grupo Islámico Combatiente Marroquí y el que añadió una banda de delincuentes radicalizados.

En la cuarta fase, con el Estado Islámico, entra el atentado en Las Ramblas y finalmente, los lobos solitarios. Pasó mucho tiempo hasta que el yihadismo fue considerado un problema Mientras tanto, chiles y libaneses atentaban en Marbella o planificaban atacar en El Retiro, el GIA perpetraba asesinatos en Argelia, los salafistas se cebaban en la Casa de España de Marruecos o Gaaa lslamiya asesinaba a un niño español de nueve años, Pablo Usán San Ambrosio. Era un 26 de agosto de 1994 cuando unos españoles visitaban el tempo de Dendera Los terroristas, dispararon al microbús en el que viajaban los turistas.

Pablo murió de inmediato. Sus padres, ingresados en el hospital, ni siquiera pudieron enterrarlo. El libro, en ese propósito de aclarar autorías, revela conexiones entre atentados y terroristas. A veces sólo las esboza Como cuando explica que un testigo del atentado contra El Descanso reconoció como autor a Mustafá Setmarian, un sirio nacionalizado en España, a quien también se vinculó con el atentado que dejó en evidencia a quienes, políticos, periodistas o policías, habían despreciado el yihadismo. «Estaba ETA y además España estaba desarrollando un proceso democrático de transición que requería de muchas energías. Si no hubiera habido la calamidad de ETA, la alerta hubiera sido distinta y se hubieran podido evitar muchos más atentados yihadistas», razona Azpiri. El relato de las vidas de las víctimas asesinadas en los trenes cuando van a cumplirse 20 años sigue resultando sobrecogedor. «Recuerdo a esa mujer de 60 años que se despidió de su hija diciéndole: 'dobla bien los calcetines ; o los huérfanos de los dos progenitores, aquel niño que tras el asesinato de sus padres se colgaba la mochila e intentaba superarlo llevando una vida normal, sin psicólogos de los que se escondía; o el chaval que dejó de estudiar para ayudar con el dinero de su trabajo a su madre y que ponía la música a todo volumen, sí, pero lo hacía debajo de casa para que su madre supiese que estaba allí; o el ucraniano que tenía la bici impecable en su habitación en la que dormían seis personas.

Volcamos semblanzas fragmentadas y cada una de esas vidas ha sido un intenso trabajo emocional», señala Chelo Aparicio, que reflexiona sobre la tristeza de que, tras el11-M, «quedara más la disputa que el dolor y las víctimas, en segundo lugar».

Se ha hablado demasiado poco sobre la importancia de las víctimas como pilares del sistema democrático. Ana Azpiri reivindica el hecho poco asumido de que cuando se atenta contra cualquier persona se está atentando contra la sociedad, contra el orden y las leyes que ésta se otorga para garantizar los derechos y libertades. Estaba claro en el caso del terrorismo de ETA. También en el yihadismo. «Vienen cargados de una ideología que viene a imponerse, que pretende que los gobernantes den el brazo a torcer en aquello a lo que los terroristas puedan aspirar. El terrorismo yihadista tiene un marco ideológico totalmente opuesto a los principios de la sociedad occidental», recuerda, orgullosa de contribuir a «la memoria social, a esa conciencia colectiva», que honra a las víctimas.

Opinión:

Para empezar, comentar que lo de 3.000 asesinados por la Yihad es, evidentemente, un error…

Para seguir, solo recordar que es importante que se hable de las víctimas que han causado las bandas y grupúsculos islamistas pero también debería explicarse cual es el trato que reciben esas mismas víctimas.

En mi época como delegado en Catalunya de la antigua AVT recuerdo haber trabajado en la asistencia a víctimas del atentado en el Restaurante El Descanso, asistencia renovada desde la Asociación 11-M Afectados por Terrorismo y añadidas a los familiares de mas de 150 asesinados y 1.5000 heridos.

Y, oh casualidad, de los atentados de agosto2017 no veo una sola mención. Ni a las víctimas españolas de Casablanca, Yemen, Londres, París, Túnez…

Si las responsables del libro lo necesitan, podemos hablar de todas ellas porque he tenido el honor de asistirlas lo mejor que he podido y con los mínimos recursos de siempre.

 

 

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