lunes, 3 de septiembre de 2018

03 septiembre 2018 El Mundo del Siglo XXI (opinión)

03 septiembre 2018




Desamparo tras el 17-A

Una familia con ocho afectados, repartidos entre España y Francia, asegura que se ha sentido más atendida en el país vecino

«Cuando hablaban de los atentados de Nueva York o de París, pensaba que eran imágenes manipuladas. Que no era real. Nunca piensas que te va a pasar a ti». Lo admite Youssef El Ouabi, llegado hace 11 años de Marruecos a Cornellà de Llobregat. Su vida cambió el 17 de agosto de 2017. Ocho de sus parientes paseaban por La Rambla la tarde del atentado: el hermano y la cuñada de Youssef guiaban con su hija a sus primos de Francia por el paseo más conocido de Barcelona. Un año después, tres de ellos continúan tratándose de las heridas causadas por la furgoneta que los arrolló. Además, el hermano de Youssef, Mohamed, murió cuatro meses después del ataque, aquejado de hepatitis B. La familia está convencida de que su enfermedad se agravó debido al estrés por lo vivido, pero el Ministerio del Interior no lo reconoce como víctima del 17-A.
En uno de los recientes homenajes a los fallecidos y heridos en la masacre, El Ouabi se acercó a los periodistas para alertar de que se sentían "abandonados". La particularidad del caso es que, aparte de que la tragedia se cebó con varios miembros de una misma familia, los afectados están repartidos entre España y Francia. A la vez que coincide con otros damnificados que se declaran desamparados por Madrid, Youssef asegura que sus parientes de Montpellier no se ven desatendidos por las autoridades galas.
"Se sienten más acompañados por su gobierno y la asociación que lleva allí a las víctimas", explica, "en los primeros días después del atentado, hubo una trabajadora del consulado con la familia. Les alquiló una plaza de hotel y les dio tiques para el restaurante del Vall d'Hebron. Cuando estaban aquí, la República francesa les hizo un ingreso para sobrevivir".
Youssef recalca que en su casa no han recibido "ni un duro" del Gobierno por los gastos extraordinarios que han reclamado por desplazamientos (tenían a familiares ingresados en tres hospitales), trámites y alimentación. Afirma que han presentado recibos que les han denegado. El Ayuntamiento de Cornellà sí les ha socorrido con unos 400 euros.
"No se trata de la cantidad, sino del detalle. Han pasado por una situación familiar muy difícil. La normativa debería ser más humana y sensible", tercia Robert Manrique, asesor de la Unidad de Atención y Valoración a Afectados por Terrorismo (UAVAT), a la que han acudido 182 víctimas y testigos de las acciones criminales en Barcelona y Cambrils. Tras las conmemoraciones, les han contactado otros 30 posibles perjudicados.
Psicólogos de la UAVAT han examinado a la cuñada de Youssef, Rquia, y su sobrina, Fátima. La unidad asiste gratuitamente y Manrique indica que ninguna de las dos recibe, por el momento, cuidados psicológicos continuados y especializados pagados por el Estado. Piensan que la niña no los necesitará, pero sí Rquia, que solo habla bereber; la UAVAT ha hallado un psicólogo que conoce el idioma, pero no han podido contactar en vacaciones. El Ouabi dice que Francia sí costea un especialista a su primo, su esposa y sus tres hijos.
Interior ha propuesto indemnizar a Rquia con 14.400 euros y a Fátima con 4.800. La familia no ha aceptado las cuantías, como tampoco las ofrecidas a sus allegados de Montpellier. Youssef no comprende por qué los informes forenses del ministerio dan carpetazo a los diagnósticos y tasa una compensación cuando sus parientes siguen bajo seguimiento médico. "Rquia tiene una fractura en la mano izquierda y no puede hacer sus tareas y mi primo Omar va en muletas y aún está de baja", señala. "Se valoran unos días de baja a la baja", cuestiona Manrique. La familia ha aportado nuevos informes de las lesiones de Rquia, por lo que el archivo de su expediente ha quedado en suspenso.
A todo ello, Youssef añade que el Gobierno no les compensa por su hermano fallecido. «Me han dicho que se debía reclamar cuando estaba vivo», cuenta el hombre, que agrega que una funcionaria les comunicó en los días posteriores al atentado que su hermano y su sobrina no podían optar más que a ayuda psicológica durante un año. La UAVAT admite que será «complicado» demostrar la relación entre la muerte y los efectos del ataque, por los que el hermano estuvo en tratamiento psicológico. «El problema está en que, en caso de duda, la administración no ayuda», observa Manrique, quien subraya que «el límite debería ser el criterio profesional, no lo que diga un político».
Youssef y sus familiares son musulmanes y proceden de la región de la que eran originarios los miembros de la célula. «El islam está lejos de esas ideas radicales. No entiendo nada sobre este atentado. Debe haber algo o alguien detrás de todo esto y unos chavales tan jóvenes», cree.

Opinión:

Sinceramente, cuando me contactaron desde la Asociación 11M Afectados por Terrorismo para que desde UAVAT asistiera a la familia de Youssef, no imaginé el grado de abandono que encontraría por parte de todas aquellas entidades que deberían estar involucradas en ayudarles. Fue una nueva muestra más de cómo se ha DESinformado en relación a la ayuda ofrecida a las víctimas de los atentados del 17 de agosto del pasado año.
Pensaba que alguna asociación mas cercana o con muchos mas recursos (algunos les llaman “mayoritarias”) habrían hecho el trabajo de localizarlas y atenderlas… lo que otros llaman ser “agencia de detectives” pero negándose a buscar a las víctimas para asistirlas.
No explicaré aquí con detalle las sucesivas visitas médicas a los ambulatorios, la búsqueda de profesionales que hablen el idioma bereber, los intensos momentos tomando un excelente te (salud, amor y laaaaarga vida)… solo debo denunciar públicamente el abandono en el que han estado Youssef y sus familiares, que son tan víctimas como cualquier otra.

Pero parece que hay a quien eso no les interesa lo más mínimo y se encuentran mas a gusto en manifestaciones junto a ciertas siglas políticas que, oh casualidad, luego se llenan la boca hablando del apoyo que ofrecen a las víctimas del terrorismo.

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