28 enero 2025
El
Món denuncia en el Congreso la «temeridad» del Estado por los errores del 17-A
Quico
Sallés responde a las preguntas de los diputados de la comisión de
investigación, convocado como periodista experto en la materia y en el caso de
los atentados de 2017 en Cataluña
Más
que una negligencia, «una temeridad». Pero en ningún caso deliberada. Esta es
la conclusión a la que ha llegado el periodista de El Mundo Quico Sallés sobre
los errores que acabaron permitiendo los atentados del 17 de agosto de 2017 en
Cataluña. Después de siete años siguiendo el caso a fondo, Sallés tiene claro
el diagnóstico y lo ha expuesto ante la comisión de investigación del Congreso,
que lo había citado como compareciente para este martes.
En
su intervención, ha respondido a las preguntas de los diputados de la comisión,
todos catalanes excepto Jon Iñarritu, de Bildu. La composición de la sala ha
determinado que la sesión –en la cual ya había intervenido Agustí Carles,
abogado de los padres del niño de 3 años muerto en la Rambla– se haya realizado
casi íntegramente en catalán. Ha sido la lengua que han utilizado Pilar Calvo
(Junts), Francesc Marc Álvaro (ERC), Eloi Badia (Sumar-Comuns), Arnau Ramírez
(PSOE-PSC) y el mismo Iñarritu, que es vasco. Solo Juan José Aizcorbe, de Vox,
–que ha recordado que es del Solsonès– y Santi Rodríguez, del PP, –que no lo ha
dicho pero es de Vilanova i la Geltrú, como Álvaro– han hablado en castellano.
Dejar
de controlar al imán de Ripoll, «una temeridad»
La
primera pregunta sobre si hubo negligencias que dieron espacio y oportunidad
para atentar a la célula de Ripoll ha sido planteada por Pilar Calvo, a partir
de una información publicada hace diez días por el mismo Sallés en este diario.
En el texto, se recordaba que, tras el atentado del 11-M en Madrid en el año
2004, una comisión de investigación del mismo Congreso instó a regular el papel
de los confidentes o informadores de la policía, uno de los cuales había
ayudado a los autores de la masacre. Y, en 2017, después de los atentados se
descubrió que la célula del 17-A había sido dirigida por el imán de Ripoll
Abdelbaki es-Satty, que también había colaborado con el CNI y la Guardia Civil.
En
su turno, Francesc Marc Álvaro ha pedido al periodista que precisara más. Ha
sido entonces cuando ha surgido el concepto «temeridad». «Es-Satty se les
escapó del radar y no debería haberse escapado, porque era una persona
peligrosa», ha argumentado. «Una persona como Es-Satty, teniendo en cuenta los
informes del CNI y de la Guardia Civil y el nivel de control que tienen con
otros movimientos, como los anarquistas que detenían a menudo en Cataluña,
debían haberlo vigilado», ha remarcado. Pero ha matizado con rotundidad: «No
hablo de ninguna conspiración, que conspirar es lo que hicieron los miembros de
la célula para preparar el atentado». «Una cosa es la temeridad y otra es la
intención. Temeridad hubo en el sentido de que sabiendo quién era se les escapó.
Pero no porque esperaran que hiciera algo o se lo indujeran, solo faltaría», ha
exclamado.
«Quisieron
salvar la cara»
Sallés
ha reprochado a los responsables políticos y policiales, del Estado y de
Cataluña, que, en 2017, al ver la magnitud de la tragedia y el error de
seguridad que delataba, su reacción fuera intentar «salvar la cara». «Querían
que el error no se viera como clamoroso, y con este objetivo aprovecharon
diversas cosas, como la gestión comunicativa y el chantaje emocional», ha
añadido. «Hay un audio del comisario José Luis Olivera, que era el director del
CITCO (Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado) en
el que se le oye decir que aquello había sido ‘una gran cagada de todos'», ha
recordado.
De
la misma manera que ha señalado hacia el CNI y la Guardia Civil, Sallés ha
abordado posibles errores de los Mossos d’Esquadra, que no detectaron, como
policía sobre el terreno, la radicalización de los jóvenes de Ripoll implicados
en los atentados. «Cuando fuimos los periodistas, no era necesario ni rascar.
Todos los vecinos hablaban de detalles del entorno social de los implicados,
sabían qué había pasado en esta célula, hablaban de reuniones, del cambio de
carácter de los chicos, de peleas entre las dos mezquitas», ha subrayado. Según
sus conclusiones, «todo indica que los analistas no estuvieron lo
suficientemente atentos a los agentes de la zona, a los de los Mossos pero
también a los de la Policía Local o al personal de servicios sociales».
Siete
años y medio y muchos movimientos políticos después, para Quico Sallés «lo más
preocupante es la falta de transparencia y de humildad» de los responsables de
la negligencia. «Es evidente que hubo un error, que coincidieron muchas cosas
que no se hicieron bien, en la prevención y en la investigación. Se debería
admitir que hay cosas que no se han hecho bien y mirar cómo se pueden corregir,
en lugar de intentar taparlo o retener información que merece tener la
población, porque hay 16 muertos y 300 heridos», ha concluido.
Opinión:
Palabra clave: negligencia.
Y hasta ahí opinaré por hoy.
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