viernes, 15 de junio de 2018

14 junio 2018 (13.06.18) (4) El Periódico de Catalunya (opinión)

14 junio 2018 (13.06.18)



Nuevo gobierno
Al ministro del Interior
José Miguel Cedillo // Psicólogo

Apreciado juez y esperanzador ministro del Interior, como huérfano de ETA desde que a los 3 años asesinaron a mi padre en Rentería, el policía nacional Antonio Cedillo Toscano, no le pediré lo imposible. No le pido la venganza porque he entendido que mi padre no querría eso para sus nietos. Ni que persiga a los malos, porque ha demostrado que sabe hacerlo con valentía a riesgo de su vida. Ni justicia, porque la trae en el ADN.
El caso de mi padre se dejó prescribir como tantos de los 360 sin esclarecer. No le pido más sensibilidad con las víctimas que los anteriores ministros porque a poco que le guíe su corazón y no el oportunismo, lo hará mejor. No le puedo pedir que no se acomode al espacio de confort de ver a las víctimas solo por los ojos de quienes se han burocratizado hasta hacer de esto su modus vivendi. Pero al menos sepa que escuchar personalmente a cuantas víctimas de ETA pueda es una opción más para conocer lo que realmente el Estado puede (y debe) hacer por nosotros. No le puedo pedir que no negocie con los terroristas metidos a parlamentarios ni que no entre al barro del acercamiento de presos porque hacerlo o no es su responsabilidad por el bien de España.
Simplemente le pido que no nos falle. Los huérfanos de ETA necesitamos al Estado. Algunos de los niños a los que ETA les mató a sus padres hoy somos personas con secuelas físicas y psicológicas acreditadas. Sé de lo que hablo porque venciendo al terror me hice psicólogo para entenderme mejor. Merecemos vivir como cualquier joven. Le prometo que lo intentamos cada día pese a que no nos lo ponen fácil cuando perdemos un trabajo o no superamos una entrevista porque no entienden nuestras crisis. Esta falta de sensibilidad la sufrimos y es el resultado de todos los que antes de usted lo hicieron fatal. 40 años después y con ETA disuelta, la lectura miope de la ley no nos reconoce como víctimas de pleno derecho, por lo que sin atender a la realidad de los casos nos dejan fuera de las coberturas que separan una vida digna de otra en la que justicia y reparación son palabras vacías que se pierden en un tuit.


Opinión:

Conozco la vivencia de José desde hace 25 años. Fue en aquella época en la que la AVT era una asociación que asistía a víctimas del terrorismo en Catalunya y tuve el honor de ser el delegado desde 1990 hasta 2002. Al mismo tiempo, la madre de José, Dolores, era la delegada en Andalucía, contando con la ayuda de Rosario. Leyendo la carta de José me han venido a la menta un sinnúmero de recuerdos de entonces... de aquellos años en los que trabajar por y "representar a" víctimas del terrorismo era poco menos que una labor de kamikazes. O de quijotes.
Junto a Dolores y unas pocas víctimas más, acompañados de algunos abogados y psicólogos tan quijotes como nosotros, iniciamos una labor de asistencia integral dirigida al resto de víctimas del terrorismo que incluía invertir cientos de horas de trabajo, un tiempo que no podíamos disfrutar junto a nuestros familiares. Aún y así, Dolores demostró una valentía y una firmeza que no ha perdido.
Y digo que no la ha perdido porque me consta que ha estado el mes de mayo entero a las puertas del Ministerio de Interior, esperando compartir unos minutos con el anterior Ministro. Me decía ayer Dolores que no tuvo ni un minuto para ella porque "no ha tenido ni un mínimo de decencia ni de humanidad".
Lo mismo que llevo diciendo desde hace meses... una cosa es ir de homenaje en homenaje para tener la foto con "las" víctimas (la mayoría palmeros del poder) y otra es enfrentarse al dolor de una viuda que, pese al paso del tiempo, no ha perdido ni carácter ni personalidad. Pese a estar actualmente enferma, seguirá luchando por los derechos de “las” víctimas del terrorismo, aunque muchas de ellas, embriagadas por la aparición en los últimos tiempos de nuevos  y nuevas “representantes”, ni siquiera la conozcan.
Yo sí la conozco. Muy bien. Con Dolores y con la gente de aquellos años, hasta al fin del mundo.




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