jueves, 17 de marzo de 2016

17 marzo 2016 (3) El Periódico de Catalunya (opinión)

17 marzo 2016




Barcelona recordará los 30 años del atentado de Hipercor con una gran exposición
El comisionado de Memoria del ayuntamiento pretende que la muestra, que se abrirá en el 2017, "no deje" indiferente a nadie
El golpe, que dejó 21 muertos y 45 heridos, marcó un punto de inflexión en la estrategia terrorista de ETA

El 19 de junio de 1987, ETA perpetró el ataque más sanguinario de su oscura historia terrorista. La banda colocó un Ford Sierra cargado con 30 kilos de amonal y 100 litros de gasolina, una combinación letal que estalló en el aparcamiento de Hipercor, en la Meridiana de Barcelona. La explosión, pocos minutos después de las cuatro de la tarde, dejó 21 muertos y 45 heridos. En recuerdo de las víctimas y para concienciar a la ciudadanía de la gravedad del suceso, el comisionado de Programas de Memoria del Ayuntamiento de Barcelona prepara una exposición conmemorativa que se exhibirá el próximo año, cuando se cumplirán los 30 años del atentado.
El historiador Ricard Vinyes,  nombrado hace dos meses director comisionado de Programas de Memoria, explica que esta muestra no va dirigida especialmente a las víctimas y a sus familiares. "Nuestra voluntad es hacer una exposición, aunque todavía hemos de decidir dónde y quién la comisionará", precisa.

Generar debate

Según Vinyes, las víctimas del atentado de Hipercor conocen los hechos y "suficientemente solas" se han sentido y se sienten. "El daño es irreparable, pero no nos dirigimos a los afectados, sino a todos los barceloneses. Queremos que la ciudadanía reaccione para bien o para mal. Que se genere debate. Que lo expuesto no deje indiferente a nadie. Por ello, no vamos a hablar de terrorismo en general, sino de lo que sucedió en la capital catalana, uno de los episodios más trágicos que ha vivido la ciudad. ¡Fue terrible! ", argumenta el catedrático de Historia de la Universitat de Barcelona (UB), que conoce en profundidad el tema del terrorismo, ya que fue asesor del Instituto de la memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos del Gobierno Vasco.

"Todos los temas relacionados con la memoria pública son conflictivos. Especialmente ahora que estamos entrando en un periodo de años atroces de celebraciones", asegura, en referencia especialmente a los 30 años de este atentado y a los 80 de los bombardeos aéreos que sufrió Barcelona en 1938 durante la guerra civil, que se cumplen en el 2018. Además, en el programa del comisionado también destacan las exposiciones sobre la tortura y sobre las estatuas franquistas, comisariada por Julia Shultz y Manel Risques. Ambas se exhibirán a finales de este año en el Born, Centre de Cultura i Memoria dentro de un ciclo temático llamado 'Memòries de la ruïna', que incluirá una restrospectiva cinematográfica que probablemente se proyectará en la Filmoteca de Catalunya.

Un derecho civil

El comisionado explica que los ataques aéreos y el atentado terrorista deben ser conocidos y analizados desde la perspectiva que otorga el tiempo por la vulneración que significó de los derechos humanos. El atentado de Hipecor supuso un giro radical en la forma de actuar de ETA. Por primera vez todas las víctimas eran civiles, incluidos niños, y además fue indiscriminado. Lo mismo pasó con los bombardeos aéreos, donde la aviación italiana, aliada del ejército franquista, programó ataques ininterrumpidos, día y noche, los días 17, 18, 19 y 20 de marzo de 1938 en pleno centro de la ciudad. Fallecieron más de 875 civiles, de ellos 118 eran niños.

Estas conmemoraciones entran dentro del proceso prioritario del gobierno municipal de establecer la memoria democrática y ello precisa de una mirada crítica. El objetivo es recuperar, mantener y difundir fenómenos memoriales contemporáneos. Otros proyectos son una exposición sobre la ley de amnistía de 1977, que fue una de las principales reivindicaciones de las fuerzas democráticas de la oposición para reconocer a los ciudadanos que sufrieron represiones por sus actividades políticas contra el franquismo, y la exhibición dedicada a los mercados que tendrá como escenario el Born, antigua plaza de abastos de Barcelona prevista para marzo del 2017. La cita más cercana es la celebración de los 85 años del aniversario de la proclamación de la segunda república el próximo 14 de abril.

"La memoria es un derecho civil que se trasmite de generación en generación. Es la imagen del pasado públicamente construida. Por ello tenemos memoria de acontecimientos que no hemos vivido, como el asedio de 1714. Y construimos nuestra identidad a través de ella, por que la memoria puede hacer lo que quiera, la historia, no", define Vinyes.

Las víctimas, sentencias y condenas del atentado

1.- Las víctimas. Entre los 21 fallecidos (14 mujeres y 7 hombres) del atentado de Hipercor, 15 murieron el mismo 19 de junio de 1987 en el acto, abrasados o asfixiados, y otros 6 en los días posteriores tras una horrible agonía por las quemaduras severas. Cuatro de los muertos eran niños. La víctima más joven, Jordi Vicente Manzanares, de 9 años, falleció al lado de su hermana Silvia, de 12, y su tía Mercedes Manzanares, de 30. Las hermanas Susana y Sonia Cabrerizo, de 15 y 13 años, también murieron junto a su madre, María del Carmen Mármol, de 36. La víctima de más edad fue Consuelo Ortega Pérez, de 67 años.
2.- La carga mortífera. En el maletero del coche bomba, los etarras colocaron, en dos bidones, 25 kilos de amosal, 100 litros de gasolina y cerca de 100 de colas de contacto. El resultado de este peligrosísimo cóctel es una materia incendiaria que se adhiere a los cuerpos de las víctimas y cuyos efectos son similares a las bombas de napalm, una sustancia altamente inflamable y que arde lentamente, utilizada por Estados Unidos en Vietnam.
3.- Los asesinos. El 14 de octubre de 1989, la Audiencia Nacional condenó a los etarras Josefina Mercedes Emaga y a Domingo Troitiño, miembros del comando Barcelona de ETA, que perpetraron el atentado de Hipercor. Las penas sumaron 794 años de cárcel para cada uno. El tribunal concluyó que los hechos constituían delitos de asesinatos, lesiones y estragos, y consideró que los etarras actuaron "con frialdad de ánimo".
4.- Indemnizaciones. La Audencia Nacional, el 5 de abril de 1994, condenó al Estado a indemnizar con 45 millones de pesetas a Álvaro Cabrerizo, que perdió a su esposa y sus dos hijas en el atentado, porque, según la sentencia, "entre la llegada de las dotaciones policiales y la explosión no se hizo absolutamente nada para intentar el desalojo e impedir que el público y los vehículos siguiesen entrando y saliendo". Si la policía hubiera actuado con diligencia habría habido "tiempo bastante para evitar las consecuencias de la explosión del coche bomba o al menos, para aminorarlas", determinaba la sentencia.
5.- Los homenajes. El año pasado, como cada año, un centenar de personas rindieron homenaje en Barcelona a las víctimas del atentado. Al acto, convocado por la Asociación Catalana de Víctimas de Organizaciones Terroristas (ACVOT), asistieron, además de los familiares, Sonia Ramos, directora de la Oficina de Víctimas del Terrorismo, dependiente del ministerio de Interior; Emilio Ablanedo, subdelegado del Gobierno en Catalunya, Albert Batlle, director de los Mossos d'Esquadra; el jefe superior de la Policía Nacional en funciones en Cataluña, Sebastián Trapote, y José Solano, teniente coronel de la Guardia Civil, así como representantes de la Guardia Urbana de Barcelona y de los sindicatos policiales.


Opinión:

Bueno, por fin empiezan a fructificar las gestiones. 
Sólo adelanto que se avecinan tiempos reconfortantes.

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