lunes, 4 de julio de 2016

04 julio 2016 (2) El Correo (opinión)

04 julio 2016



«Convivir no es que cantemos juntos 'Viva la gente', sino que respetemos las mismas reglas»
Florencio Domínguez, director del Memorial de Víctimas del Terrorismo, sostiene que la izquierda abertzale «no quiere hacer una autocrítica real de ETA porque supondría cuestionar toda su trayectoria»

Con el consenso de todos los grupos políticos, fue nombrado director del Memorial de Víctimas del Terrorismo de Vitoria. Un centro que, finalmente, verá la luz en primavera de 2017. Florencio Domínguez trabajará al frente de una institución creada para «homenajear a las víctimas y recoger su memoria». Periodista y experto en terrorismo, dice con ironía que la convivencia «no es que todos nos amemos y cantemos juntos de la mano, es que todos respetemos las mismas reglas».

¿Con qué objetivo nace el Memorial?
Con el de guardar el recuerdo de los asesinados. La creación de este centro está contemplada en la Ley de Reconocimiento y Protección Integral a las Víctimas del Terrorismo aprobada en 2011, con el absoluto consenso del Congreso y del Senado, y su objetivo es difundir los valores democráticos y éticos que encarnan las víctimas del terrorismo. Además quiere contribuir a la creación de la memoria colectiva de las víctimas y concienciar a la ciudadanía sobre la defensa de los derechos humanos.

¿Cree que una parte de esa ciudadanía tiene ganas de pasar página?
Sí. Pero puede ser comprensible porque se viene de una situación durísima. La tensión que ha supuesto vivir tantos años de terrorismo y que, ahora, una vez desaparecido se quiere por fin empezar de nuevo. Sería como un respiro después de tantas décadas de sufrimiento, de estrés y de miedo.

¿No es peligroso cerrar una etapa con tantas heridas aún abiertas?
Es peligroso si no se hace una reflexión sobre la violencia injustificada que han sufrido las víctimas, y también si no se instala en la sociedad vasca, de manera clara y contundente, una deslegitimación del terrorismo como instrumento político.

Sin recovecos para disculpar el terrorismo

La construcción del relato sobre la violencia ha producido muchos desencuentros. ¿A su juicio, qué relato sería el correcto?
Lo que debe dominar en la sociedad son unos valores en los que no haya espacio para justificar el terrorismo que hemos padecido, que no se encuentren recovecos para disculparlo. En este sentido, el mundo de la izquierda abertzale está haciendo un esfuerzo contrario en doble dirección. Por un lado, justificar el terrorismo y, por otro, diluir las responsabilidades políticas de ETA. Es decir, dar a entender que todos hemos sido culpables con el fin de que no haya una responsabilidad de la organización que durante casi 50 años ha estado matando. Hay que buscar un reconocimiento sobre lo ocurrido y deslegitimar el terrorismo para que no queden secuelas que puedan animar a alguien a retomarlo en el futuro. Si dejamos esa justificación abierta, puede venir alguien a continuarla. Por eso hay que conseguir que socialmente se asuma que estuvo mal.

¿Dice que a la izquierda abertzale le falta aún camino por recorrer?
Sí. Mucho. No quiere hacer una autocrítica real de ETA porque supondría cuestionar toda su trayectoria. Es una tarea pendiente de la izquierda abertzale. No se puede empezar una etapa sin reconocer que ETA no tuvo razón de ser.

¿Algún día lo reconocerán?
A corto plazo creo que no. Ahora están en esa tesis de que todos tenemos parte de culpa y que todos reconocemos el dolor. Sí, claro, pero el dolor que provocaban con los atentados lo reconocían en cada comunicado con el que reivindicaban sus actos. Reconocer ese dolor no es suficiente.

Cuatro años después del cese del terrorismo, usted ha declarado que «ETA no desaparece porque cree que tiene un papel en Euskadi».
ETA hizo un debate interno hace dos años y una de sus decisiones fue que no se disolvían, que ellos seguían, aunque no quedaba muy claro para qué. Pero se deducía que tenía una especie de vocación de ser un actor político, de influir. No sé si esto quedó muy claro, pero sí quedó claro que no harían más atentados.

¿Confía en que tras las elecciones generales se dé un impulso al proceso de final del terrorismo?
El final de ETA y su desarme son cuestiones que dependen fundamentalmente de la propia ETA. Espera a tomar esas decisiones condicionadas a determinadas exigencias –supeditar el desarme a unas contrapartidas sobre los presos, por ejemplo–. Y cuanto más tiempo pase, peor para ellos.

¿Y por qué tardan en escenificar ese desarme?
El desarme es ahora mismo el instrumento de presión de ETA a los gobiernos de España y Francia. Pero, en realidad, no es una cuestión efectiva, sino simbólica. Su esquema era negociar ese desarme a cambio de los presos, de la retirada policial... y como ni Francia ni España han accedido, se han quedado bloqueados.

La eficacia del Estado

Pese a que usted afirma que el final del terrorismo depende de ETA, algunos acusan al Gobierno de Rajoy de «entorpecer el proceso».
Estas críticas están marcadas por la óptica de quien las hace. Por quien considera que debía haber algún tipo de negociación con ETA. Lo que ha sido positivo y nos ha traído a la situación en la que estamos ha sido la eficacia del Estado: de la Justicia, de las Fuerzas de Seguridad y de las autoridades francesas.

¿A qué atribuye que algunas víctimas, como el presidente de la AVT, declaren que se sienten mejor tratados por el Gobierno Vasco que por el de Madrid?
Eso habría que preguntárselo a cada una de ellas. Depende de las experiencias personales. Y depende también de las relaciones que mantengan con una administración u otra.

Volviendo al tema del Memorial, ¿será difícil atender a los requerimientos de todas las víctimas?
Se verá cuando el Memorial esté en marcha. En el mundo de las víctimas hay una gran pluralidad de opiniones y de puntos de vista. Algunas serán críticas con el Memorial por los motivos que sean. Pero hay que respetar todas las actitudes que tienen las víctimas. Así como algunas han querido reunirse con presos de ETA para pedirles explicaciones a la cara, otras no quieren saber nada. Y ambas posturas son respetables.

¿Qué le parece la presencia de expresos en homenajes a víctimas?
En la medida en que esto signifique un reconocimiento crítico de su propia trayectoria es positivo.

A los actos de homenaje a Arnaldo Otegi acuden en ocasiones más personas que a los de las víctimas...
A homenajear a las víctimas habitualmente van una representación institucional, familiares y unas pocas personas de la sociedad. Sin embargo, la izquierda abertzale sigue teniendo mucha más capacidad de movilización social que el resto de los partidos políticos.

¿Considera que hay riesgo de que los expresos de ATA pongan en peligro todo lo avanzado hasta hoy en materia de paz?
Creo que no. Es un grupo minoritario. En una mayoría tanto de presos de ETA como de la izquierda abertzale se ha impuesto una estrategia más pragmática y gradualista. Los de ATA siguen manteniendo una postura de maximalismos. Sin embargo, la mayoría de presos ha asumido que si quiere un cambio en su situación penitenciaria deberá ser de uno en uno y pasando por las exigencias legislativas.

Aintzane Ezenarro, directora de 'Gogora', ha afirmado que el Memorial debería atender a víctimas de todas las violencias. ¿Qué opina?
Ese es precisamente el objetivo del del Instituto de la Memoria del Gobierno Vasco 'Gogora'. Sin embargo, el Memorial está dedicado al terrorismo, a los diferentes grupos terroristas, sin distinción; ETA, GAL, Batallón Vasco Español, Grapo y Terra Lliure. Así lo decidió el Parlamento.

¿La convivencia en Euskadi va por buen camino?
La convivencia se normaliza a pasos agigantados desde el momento que desaparece el terrorismo. Consiste en que no haya personas amenazadas por defender unas ideas. En el momento en que la violencia desaparece estamos en una situación de normalidad. Porque la normalización no es que todos nos amemos y vayamos de la mano cantando 'Viva la gente', es que todos respetemos las mismas reglas.

Opinión:

Casi siempre he coincidido con las opiniones de Florencio Domínguez aunque también he opinado en contra en algún tema, como el de la confección del libro “Vidas rotas” del que incluso hubieron víctimas que exigieron su retirada por los errores que en el mismo se publicaban.

Dejando esos temas atrás, comparto la información que se publica pero también planteo un esfuerzo de precisión: que se sepa exactamente con qué víctimas se cuenta para los diferentes asuntos que tengan pensados y se investigue la realidad de cada una de ellas. Es decir, que se constate la historia de cada una de ellas porque si lo hace se va a llevar más de una sorpresa. Y si deciden creerse lo que algunas les cuenten, que sepa que siempre estaremos las víctimas que exigimos respeto y memoria y verdad y dignidad cuando se hable de lo que hemos sufrido. Y eso debería empezar por conocer bien a los interlocutores y si las historias son reales o son inventadas.

Ah, otro pequeño detalle: a ETA, GAL, Batallón Vasco Español, Grapo y Terra Lliure habría que añadir otras cuantas siglas más. Si Florencio Domínguez lo desea, puedo pasarle la información que publiqué en diciembre de 2010. Seguro que le irá muy bien para completar la información.

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