26 noviembre 2024
Sanz
Roldán asegura que el imam de Ripoll «no fue confidente del CNI»
Enfrentamiento
entre la diputada de Junts, Pilar Calvo, y el general Sanz Roldán
Una
de las comparecencias más esperadas de la comisión de investigación en el
Congreso sobre los atentados del 17 de agosto en Barcelona ha dejado algún
indicio o información bastante interesante. Incluso, inesperado por parte de
los diputados que, después de que ayer el gobierno se volviera a negar a
desclasificar los documentos sobre la relación del Centro Nacional de
Inteligencia (CNI), habían perdido toda esperanza. En este ambiente, en el
estrado de la comisión se ha sentado una verdadera vaca sagrada de los
servicios de inteligencia del Estado, el general Fèlix Sanz Roldán, que ha
dirigido el CNI durante cuatro legislaturas y era el responsable durante los
atentados.
La
comparecencia no ha sido fácil. Los diputados han afilado el lápiz delante de
uno de los representantes de los bastiones del poder del Estado. Los momentos
de tensión se han vivido sobre todo con la portavoz en la comisión de Junts,
Pilar Calvo. Pero, con el resto de portavoces de formaciones catalanas, vascas
o de izquierdas también ha habido momentos de inquietud. La comodidad ha venido
con las intervenciones de PSOE, Vox y PP que han alabado el trabajo del CNI.
Una
adulación que ha servido al general para vanagloriarse de tener un servicio de
información que trabajó bien y que ha «evitado muchas muertes». Sanz Roldán ha
aprovechado para criticar a los que «ponen al mismo nivel a Sanz Roldán con el
comisario de inteligencia jubilado José Manuel Villarejo» que señaló el papel
del CNI con lo que describió como «el susto» en Cataluña. «Yo he servido
durante 57 años a España y el señor Villarejo está procesado», ha argumentado.
De
secretos e infamia
El
general se ha protegido en el secreto de sus funciones, pero ha señalado a sus
señorías que estaba dispuesto a «ayudar» aunque hasta «donde sabía, no se
habían desclasificado los documentos». A preguntas de los diputados del PNV,
Mikel Legarda, y de EH Bildu, Jon Iñarritu, los primeros en abrir fuego, ha
admitido los contactos del CNI con el imán de Ripoll, Abdelbaky Es Satty. Las
reuniones en la cárcel, que ya formaron parte de la prueba documental del
juicio en la Audiencia Nacional, las ha justificado como habituales cuando hay
la sospecha de «proselitismo yihadista» que pone en «riesgo la seguridad
nacional». En todo caso, se ha remitido a las explicaciones en la comisión de
secretos oficiales de marzo de 2018 para responder por qué se dejó de hacer un
seguimiento a Es Satty a quien, incluso, se le había hecho un perfil
psicológico.
Justo después la diputada de Junts Pilar Calvo se ha enfrentado y ha endurecido las respuestas del exjefe de los servicios secretos que ha tensado la comparecencia hasta sentenciar que «Es Satty nunca ha sido ni colaborador ni informador del CNI». Una frase que ha remachado en respuesta al diputado de Sumar, Eloi Badia, que ha insistido -poniendo en peligro el secreto- que «no fue confidente del CNI». «Si alguien piensa que pudimos evitar la muerte de 16 personas y no lo hicimos es una infamia», le ha lanzado a Calvo después de que le preguntara si se hizo todo lo que se debía para evitar el atentado.
Calvo
también le ha pinchado sobre cómo es que se pudieron comprar precursores de
explosivos, bombonas de butano o la constitución de una célula. «¿El CNI no
sabía todo esto?», ha inquirido. Sanz Roldán ha replicado que «eso lo sabría
quien lo tuviera que saber». Una frase enigmática que ha despertado toda clase
de suspicacias. Por su parte, el portavoz de los republicanos, Jordi Salvador,
ha señalado la diferencia de control a los independentistas con una persona
como un imán que la policía había tenido en el radar.
El
secreto oficial, la clave
Sanz
Roldán se ha parapetado en el secreto oficial para cumplir con el trabajo para
el cual ha sido entrenado y por el que ha cobrado durante muchos: «no decir
nada». De hecho, ha ironizado sobre esta condición advirtiendo a los diputados
que «le cuesta más esfuerzo estar callado que hablar». El exdirector del CNI ha
reconocido los contactos con el imán en la cárcel así como miembros del
servicio de información de la Guardia Civil y no ha negado contactos con los
servicios de inteligencia después de la salida de la cárcel aunque ha evitado
confirmarlos amparándose en el secreto oficial.
Tampoco
ha descartado errores de coordinación, porque todas las organizaciones tienen
defectos, pero eso sí, no considera que haya habido ninguna negligencia por
parte del CNI y ha remitido a la entrevista en La Vanguardia, el 16 de agosto
de 2022, al mayor Josep Lluís Trapero que alababa la «lealtad» del CNI. En este
sentido, Sanz Roldan ha comentado que el CNI tenía un «Centro de Lecciones
Aprendidas», es decir, un equipo que evaluaba errores que les habían hecho
perder «batallas» en la «lucha de voluntades» que supone la «guerra contra el
yihadismo». Por otra parte, ha asegurado que no tenía ninguna noticia de que
los servicios de inteligencia extranjeros habían advertido del riesgo de un
atentado.
Los
Mossos y la coordinación
Badia
también ha puesto el dedo en la llaga del porqué se ha tardado tanto en
incorporar a los Mossos d’Esquadra en las bases de datos policiales. En esta
línea, ha señalado las actas de las juntas de seguridad aportadas ayer por el
gobierno español a la comisión, que muestran cómo después de un año de los
atentados aún no se había establecido cómo incorporar a la policía de la
Generalitat en los centros de coordinación.
La
diputada de Vox, Carina Mejías, exdiputada en el Parlament y entonces concejala
de Ciudadanos en Barcelona, ha blandido sobre la famosa «nota de la CIA. «Me
entran unas ganas tremendas de responder, pero desgraciadamente me tengo que
aguantar porque la ley dice que mis relaciones con los servicios de información
extranjeros, las tengo que callar», ha advertido Sanz Roldan. Una afirmación
extraña porque Sanz, en respuesta a Calvo, ha negado que ningún servicio de
inteligencia extranjero advirtiera de ningún atentado.
Opinión:
Qué difícil se me va a hacer no ofrecer, en mi blog, opiniones sobre la Comisión hasta que haya realizado mi comparecencia. 😉
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