martes, 25 de diciembre de 2018

23 diciembre 2018 (2) Deia

23 diciembre 2018 


Lluch critica el uso “perverso” de las víctimas por los partidos

Aboga por acercar a los presos y censura el posible enaltecimiento en los actos de bienvenida

Rosa Lluch, hija de Ernest Lluch, exministro socialista asesinado en el año 2000 por ETA, denunció ayer “la utilización perversa de las víctimas del terrorismo por todos los partidos políticos”. Con esta opinión coincidió Ibon Ugarte, cuyo hermano falleció hace 18 años en un accidente de coche cuando iba a visitar a un preso lejos de Euskadi. Ambos fueron entrevistados en Radio Euskadi en un encuentro propiciado por el Foro Social Permanente y que se desarrolló en el claustro de la Universidad de Deusto.
Pese a esta crítica a las formaciones políticas en general, Lluch afirmó que la situación está cambiando porque “algunos partidos” no están usando a los damnificados por el terrorismo “como bandera”, y hay víctimas que “están empezando a decir que no quieren ser utilizadas y que no se puede generalizar”. Agregó que las víctimas del terrorismo y de cualquier violencia hablan “desde el estómago” y, para buscar soluciones, “no se puede hablar desde el estómago, sino desde la tranquilidad y la objetividad”.
“Las víctimas no podemos mediatizar la solución. Dicho eso, yo no comparto la política penitenciaria actual”, aseveró la hija del exministro del PSOE. A su juicio, “quien ha cometido un delito, según la legislación, tiene que estar en la cárcel”, pero sus familiares, amigos y entorno no tiene que sufrir el alejamiento porque ellos no han delinquido. “A mí que el que matara a mi padre esté en Almería, Albacete o Hernani, me da exactamente igual. No me afecta para nada ni me da ningún tipo de satisfacción”, dijo.
Por su parte, Ibon Ugarte opinó que la política penitenciaria es una de las cuestiones “indispensables” a abordar porque se está “en una fase en la que ETA se ha disuelto, no hay violencia”, pero “la que mató” a su hermano en forma de alejamiento de los presos, dentro de una política “cruel y vengativa, sigue estando ahí”. “Mi hermano fue el octavo familiar o amigo de un preso que murió en las carreteras y, a día de hoy, ya han muerto 16”, apuntó.
En todo caso, dijo entender que por parte de algunas asociaciones de víctimas haya “cierta reticencia” a hacer gestos en materia penitenciaria. “Creo que el papel de la víctima debería ser dar testimonio de lo que ha ocurrido en primera persona, que se sepa, que se reconozca y que no se olvide, pero no condicionar la política penitenciaria porque, desde el punto de vista de la venganza, no vamos a arreglar nada”, expresó.
Sobre los actos de bienvenida a los presos de ETA cuando son excarcelados, Lluch recordó que ella es catalana y afirmó que le costaría ver “ese tipo de recibimientos” en su pueblo. Defendió por ello que “todos tienen que ser generosos”, ya que “una cosa es que se esté contento porque una persona acabe su condena y otra que se enaltezca o pueda parecer que se está de acuerdo, se comparte o se aplaude el delito que esa persona ha cometido”.
Tras reconocer que hasta ahora no ha participado en actos de homenaje o recuerdo a víctimas de ETA, Ugarte afirmó que “empatiza” con las víctimas porque el sufrimiento que padecen también “lo ha vivido” él “en sus carnes”. Agregó que comprende que “un recibimiento puede llegar a herir a una víctima y esto puede llevar a reflexionar y a tomar medidas a quien corresponda”, y defendió los encuentros entre víctimas porque permiten “empatizar con la otra parte y pueden llevar a reflexionar” sobre el efecto de este tipo de actos de bienvenida.

Cierre en falso

Rosa Lluch coincidió en que los encuentros entre víctimas de distintas violencias “son absolutamente fundamentales si se pretende reconstruir” la sociedad. Opinó que, de esta forma, “humanizas el dolor que el otro ha sentido porque, al final, el dolor es dolor, otra cosa es quién lo causó”. Para Ibon Ugarte es una oportunidad para poder “salir cada uno de su trinchera” y escuchar directamente “a esa otra persona que también ha sufrido y empatizar” con ella.
La hija de Ernest Lluch dijo que ve el futuro con optimismo, aunque cree que “hay que resolver muchas cosas” y le preocupa que esta situación “se cierre en falso”. “Hay una necesidad de vivir en paz, sin recordar continuamente que ha habido violencia, y cuando cierras las cosas en falso lo más probable es que se vuelvan a abrir”, advirtió.

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