martes, 18 de octubre de 2022

15 octubre 2022 Revista Fundación Víctimas del Terrorismo (opinión)

15 octubre 2022      


 

Revista Fundación Víctimas del Terrorismo

En conmemoración del quinto aniversario de los atentados del 17 de agosto de 2017 en Barcelona y Cambrils, en los que fallecieron 16 personas y más de 140 resultaron heridas —de24 nacionalidades—, el Ayuntamiento de Barcelona volvió un año más a organizar un emotivo acto de recuerdo y homenajea las víctimas en el memorial que se instaló en el Pla de l’Os en Las Ramblas, frente al mosaico de Joan Miró sobre el que se detuvo la furgoneta conducida por un terrorista después de atropellar a cuantas personas encontró en su camino.

El acto, al que acudieron familiares de fallecidos, heridos y autoridades —quienes como en años anteriores depositaron claveles blancos—, en esta ocasión estuvo tristemente marcado por las inadecuadas protestas de un sector del independentismo catalán, que incluso llegó a interrumpir el respetuoso minuto de silencio, provocando una oleada de críticas. Sin discursos, el acto se inició a las diez de la mañana, presentado por la escritora Fàtima Saheb, quien leyó un poema de Salvador Espriu, y contó con la participación de la coral sinfónica de jóvenes Vozes, que interpretó dos piezas musicales. El homenaje se cerró con un minuto de silencio y una ofrenda floral de víctimas, familiares y autoridades, realizada mientras se interpretaba en directo el Cant dels ocells, popularizado por Pau Casals.

Junto a las víctimas y familiares de afectados en aquel atentado, algunos venidos desde Australia, Alemania y Países Bajos, participaron, entre otros, el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès; la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau; la presidenta del Congreso de los Diputados, Meritxell Batet; el ministro de Cultura y Deporte, Miquel Iceta, y la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez.

También asistieron la vicepresidenta segunda del Parlament, Assumpta Escarp, y los consellers de Salud e Interior de la Generalitat, Josep Maria Argimon y Joan Ignasi Elena, entre otros, así como representantes de los Mossos d’Esquadra, Guàrdia Urbana, Policía Nacional y Guardia Civil, y trabajadores de servicios sanitarios y asistentes sociales que actuaron profesionalmente in situ aquel 17 de agosto.

Los representantes de las instituciones volvieron a ceder el protagonismo a las víctimas, quienes ocuparon la primera fila junto a un memorial que consiste en una placa de 12 metros incrustada en el suelo con la inscripción “Que la paz te cubra, oh ciudad de paz”, reproducida en castellano, catalán, inglés y árabe.

Lamentable comportamiento

Sin embargo, el emotivo acto en recuerdo de las víctimas estuvo este año cargado de tensión, provocada por un reducido grupo de personas situadas en los alrededores, quienes realizaron una utilización   homenaje al grito de “¡Queremos la verdad!”, entre otras proclamas políticas, al tiempo que abucheaban a los políticos, hasta el punto de que algunos interrumpieron el minuto de silencio gritando: “¡España es un estado asesino, queremos la verdad, hipócritas!”.

Una indignante, inadecuada y del todo rechazable utilización política del homenaje por parte del independentismo catalán, que provocó el malestar de las víctimas presentes y una cascada de críticas, entre ellas la vertida por la alcaldesa de Barcelona, a la postre organizadora del acto, quien reclamó la no utilización de los atentados del 17-Aparaalimentar “teorías de la conspiración”, por la supuesta relación del CNI con el imán de Ripoll, que los propios Mossos descartan.

Igualmente, el portavoz de Esquerra Republicana de Catalunya en el Congreso, Gabriel Rufián, tildó de “miserable” el boicot de algunas personas. “No respetar un minuto de silencio en recuerdo a las víctimas de un atentado es miserable. Y sacar rédito político de ello, despreciable”, escribió en Twitter.

Un boicot también lamentado por las víctimas del terrorismo, quienes criticaron que “no era el lugar” y que no se deben utilizar estos actos “para hacer política”. En declaraciones a los medios de comunicación, recogidas por la Agencia EFE, el asesor de la Unidad de Atención y Valoración a Afectados por Terrorismo (UAVAT), Roberto Manrique, aseguró que a muchas víctimas y a sus familiares les “ha afectado” y les “ha hecho mucho daño” que no “se respetara el minuto de silencio”.

“Yo rogaría que, independientemente de las ideas de cada uno, ya que todo el mundo puede pensarlo que quiera, la próxima, si hacemos otro acto, tengan en mente y piensen en las víctimas y no en lanzar mensajes políticos. Se puede decir lo que se quiera, pero hay momentos y momentos”, indicó Manrique.

Opinión:

Reconozco que ha sido una sorpresa que la revista de la Fundación Víctimas del Terrorismo (FVT) se haya dignado mencionar a la UAVAT en su publicación, porque siendo una entidad creada para asistir (principalmente) a las víctimas de los atentados de agosto de 2017 en Catalunya y representando a 74 de ellas en la causa penal junto a los compañeros de la Asociación 11-M Afectados por Terrorismo, aún no hemos recibido una sola llamada desde la FVT para preguntar por nuestra labor.

Y añado que me sorprende de un modo muy grato que tengan el detalle de escribir que fue “un reducido grupo de personas situadas en los alrededores” los que intentaron utilizar políticamente el homenaje a las víctimas de los atentados de agosto de 2017. “Reducido” es la palabra exacta.

Por otro lado y para ofrecer más datos, me gustaría añadir que nadie se quejó cuando en el primer aniversario, muchas personas también utilizaron el acto de homenaje para hacer el suyo propio al Rey Felipe VI al estar presente en los actos de Plaza de Catalunya, incluso mientras Gemma Nierga presentaba el acto. Ni tampoco hemos visto reacción alguna cuando en el tercer aniversario una sigla política publicó un tuit absolutamente repugnante…

Y cuidado, que nadie se ofenda. Sigo condenando y mostrando mi más firme protesta ante la actitud de los que aprovecharon el acto del pasado 17 de agosto para lanzar insultos y gritos en un acto que ni era el momento ni el lugar donde hacerlo. Y termino recordando que entre esos manifestantes NO había ninguna víctima de los atentados.

Repito, NINGUNA.

 

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