lunes, 24 de octubre de 2022

23 octubre 2022 ABC (opinión)

23 octubre 2022 


 

De la asesina de Blanco al de López de Lacalle: los últimos 37 etarras fuera de cárceles vascas

El anuncio de que el exjefe de ETA Ibon Fernández Iradi, conocido como ' Susper', ha sido trasladado desde Francia a la prisión guipuzcoana de Martutene para seguir cumpliendo su condena constataba esta semana, una vez más, que cuando la Asociación Víctimas del Terrorismo habla de «a casa por Navidad» no es humor negro.

Y no porque Francia haya entrado en la dinámica del Gobierno de abolir la política de dispersión penitenciaria con los terroristas de ETA. Ya desde 2014 cualquier reo español en una cárcel gala puede pedir el cumplimiento aquí. La cuestión es que ha sido el Gobierno quien ha decidido dónde estaba la prisión que sería su destino. Y está en el País Vasco.

Desde que Pedro Sánchez llegó a la presidencia del Gobierno y a golpe de los conocidos como «viernes negros» se han ido acercando presos de ETA a sus provincias de origen en grupos a veces de cinco, a veces de más de una decena. Y cuando en octubre pasado la Lehendakaritza asumió las competencias sobre sus cárceles se vieron por fin las consecuencias: una política penitenciaria que apuesta por el cumplimiento extramuros y pasa, así, por encima del dolor de las víctimas.

Son terceros grados y permisos puestos luego en solfa – en general, con éxito –, por la Fiscalía de la Audiencia Nacional. No cumplen los mínimos legales exigibles. Quedan poco más de dos meses para terminar el año y eso son dos tandas de traslados a prisiones vascas para saldar un compromiso tácito con los socios de Bildu. Los de Otegi se juegan su palabra ante un tejido social donde cierto discurso disidente cobra fuerza, especialmente entre los más jóvenes pero también en algunos históricos antisistema que ven a los otrora suyos votar medidas como la ampliación del presupuesto para Defensa.

Con estos mimbres, acallar la presión del colectivo de familiares y reos es crucial y las fuentes consultadas dan por hecho que van a conseguirlo. Para empezar, se ha silenciado la voz de los (pocos) presos que rompieron con el colectivo oficial y ni siquiera querían entrar en la dinámica de acercamientos, trasladándolos igualmente. Y sobre todo, porque las cifras son manejables: fuera de las cárceles vascas quedan sólo 37 presos de ETA, de los que 11 cumplen en Navarra, siendo parte oriundos de allí. En Francia, rondan la quincena.

Son así 26 sujetos a un posible traslado. Desde los asesinos de Blanco hasta los de Lluch, este es el mapa del Observatorio Penitenciario de la AVT, donde vaticinan que, cuando España entre en campaña electoral, todos los presos estarán en su tierra. Y esta es, en muchos casos, también la de sus víctimas.

León, Palencia y Soria Mansilla de las Mulas (León) es, a día de hoy, la cárcel con más presos de ETA fuera del País Vasco y Navarra. Suman seis, todos perfiles muy duros, todos con muertos a sus espaldas. Cumplen allí dos de los asesinos del exministro socialista Ernest Lluch, José Ignacio Cruchaga y Fernando García Jodrá.

El primero está condenado también por el asesinato del concejal popular José Luis Ruiz Casado y el segundo, por el del guardia urbano Juan Miguel Gervilla. Comparten cárcel con José Ignacio Guridi Lasa, asesino del periodista José Luis López de Lacalle; y Fernando Elejalde Tapia, del comando Donosti, que mató en un atentado al psicólogo de Martutene Javier Gómez Elósegui.

También en León está el asesino del guardia civil Antonio Molina Martín, Jesús María Echevarría Garaicoechea, y un disidente expulsado del colectivo oficial de presos de ETA, Francisco Ruiz, alias ' Patxi', el último en abandonar las prisiones de la mitad sur del país. Mató a Tomás Caballero, concejal de UPN.

En Palencia son cinco. Jon Mirena San Pedro, condenado por intento de atentado contra un policía, Gregorio Escudero Balerdi, el chivato para matar al los concejales Juan Priede Pérez y José Ignacio Iruretagoyena; y Aitor Cotano Sinde, autor del atentado contra una casa cuartel que mató al sargento Juan Manuel Piñuel. Conviven con Garikoitz Etxeberría Goikoetxea – pertenencia, armas y falsificación –, y Jon Kepa Preciado – asesinato en tentativa y atentados –, ambos disidentes de la línea oficial. En Soria, por otra parte, sólo consta Mikel San Sebastián Gaztelumendi, condenado por la bomba en el la Terminal 4 del aeropuerto de Madrid que mató a dos jóvenes y puso fin a una tregua. Zaragoza

En la cárcel de Daroca, en Zaragoza, se cuentan dos etarras. Jon Sebastián Guturbay, – tentativa de asesinato –, y Faustino Marcos Álvarez – que iba a montar un laboratorio para ETA –.

Mientras, en Zuera sigue Daniel Pastor, asesino del policía Eduardo Puelles. Rompió en su día con la línea oficialista y coincide en prisión con Fermín Vila Michelena, el detenido en Belfast que dejó 18 heridos con una bomba en Madrid. Salamanca y Cantabria En Salamanca está otro de los asesinos de Tomás Caballero y del subteniente Francisco Casanova. Se trata de Alberto Viedma Morillas, que cumple en Topas, como Orkaitz Gallastegui, cooperador necesario en el asesinato del magistrado José María Lidón. También allí, Ignacio Javier Bilbao Goicoetxea, célebre por sus amenazas a jueces y asesino del concejal socialista Juan Priede.

En la prisión cántabra de El Dueso, Íñigo Zapirain, otro de los asesinos de Puelles y del brigada Luis Conde de la Cruz. Coincide con Asier Borrero Toribio, – condenado en 2021 por un barril bomba tras ser entregado por Francia –, y Asier Badiola, que puso bombas contra la Ertzaintza y las vías del tren. Logroño y Madrid Aunque en Logroño y Madrid hay dos presos de ETA, la situación es distinta.

En La Rioja cumplen el asesino del policía Luis Andrés Samperio, Óscar Barreras; y Dolores López Resina, que acumula penas de más de 200 años, entre otras, por su colaboración en un coche bomba en Santander que dejó tres muertos.

Mientras, en la capital una de las presas lo es preventiva. Natividad Jáuregui, entregada por Bélgica para responder por crímenes como el asesinato del teniente coronel Ramón Romeo Rotaeche. La otra está en Alcalá de Henares y es Irantzu Gallastegui, alias ' Amaia' o, lo que es lo mismo, una autora material del secuestro y asesinato del concejal Miguel Ángel Blanco, pero también condenada por los de Fernando Múgica y José Ignacio Iruretagoyena.

En cuanto a los 11 de Navarra, buena parte son de allí, como José Javier Arizkuren Ruiz, alias ' Kantauri', con 20 muertos a sus espaldas; o Igor Portu. Otros, no. Las víctimas temen un «todos a casa por Navidad», como preámbulo de un ' todos a la calle', entre permisos y progresiones. Pero, sobre todo, temen el olvido. Que, una vez culminado el plan, a nadie más le importe.

Opinión:

Una de las frases de la muy detallada información publicada en este artículo de ABC habla de que el acercamiento de los asesinos miembros de la banda terrorista ETA está “por encima del dolor de las víctimas”.

Bueno, vamos a hablar (otra vez) del tema. Utilizar el artículo determinado plural “LAS” aporta a la información una idea de que la totalidad de víctimas sentimos que esos acercamientos están por encima de nuestro dolor. Pero, oh sorpresa… cuando esos mismos acercamientos ocurrían

1) mientras la banda terrorista ETA estaba activa,

2) mientras otras siglas gobernaban el país… ¿dónde aparecían los datos? De todos los que ahora escriben y predican desde los púlpitos políticos o mediáticos ¿quién osaba hablar de estos temas con tanto detalle y periodicidad?  

3) ¿alguien se ha preguntado cuantos cientos de víctimas tuvieron que enterarse del acercamiento del correspondiente terrorista porque se lo decíamos desde la antigua AVT?

Resumiendo... como muchísimas otras víctimas, comparto la opinión de que nos es indiferente en qué cárcel cumplan la condena mientras la cumplan hasta el último día señalado en la condena. Como debe ocurrir con cualquier otro delincuente...

Otra cosa es que a esas víctimas no nos pregunten casi nunca la opinión... aunque un enorme número de ellas figuren en los listados de algunas asociaciones que, evidentemente, tampoco les preguntan la opinión a sus asociados.

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