lunes, 28 de noviembre de 2011

01 septiembre 2011 Imagina (revista Asociació Afectats 11M)


01 setembre 2011

Desprès de la seva ponència en la Jornada sobre “Terrorismo Yihadista” a Madrid el mes de maig, en Robert li van sol·licitar un article per la revista de l’associació que agrupa a la immensa majoria de víctimes dels atemptats de l’11-M.
En aquest article ens explica la tasca que encara queda per fer.

La Jornada preparada desde la Asociación “11M Afectados por Terrorismo” realizada durante tres días en Madrid nos ha hecho coincidir como ponentes a diversas víctimas del terrorismo en el marco de nuestra labor con la justicia democrática y la paz contando además con la asistencia de destacados representantes del mundo judicial, policial y político que ofrecieron sus conocimientos técnicos y de investigación. Dos víctimas de ETA para hablar de la experiencia acumulada en la evolución de la reparación jurídica, legal y moral desde los años 70 hasta la actualidad dirigida hacia las víctimas del terrorismo en nuestro país. Víctimas llegadas desde Argentina y que sufrieron el atentado contra la sede de AMIA en Buenos Aires, con 85 asesinados y mas de cien heridos. Víctimas de los atentados del 11 de septiembre de 2001, del atentado contra el restaurante madrileño El Descanso o los ocurridos el jueves 11 de marzo en Madrid y los de Casablanca o en Sharm-el-Haik con víctima españolas.

Entre todas las víctimas que hemos presentado las ponencias hemos contado también con Marina Pak, madre de una criatura de doce años. Puede que algunos recordemos lo ocurrido en la escuela de Beslán (Osetia, República Rusa) el 1 de setiembre de 2004. No olvidemos que Osetia es la única república rusa de la zona del Cáucaso de mayoría denominada cristiana. Marina explicaba que Beslán cuenta con unos 30.000 habitantes y que ese día se celebraba la apertura del curso escolar. Mientras en toda la república de Osetia la apertura se iniciaba a las 8 de la mañana todas las familias de la escuela de Beslán fueron avisadas la tarde anterior para iniciar los actos una hora mas tarde. Unas 1500 personas se encontraban en el interior de la escuela cuando a las nueve de la mañana una mujer soltaba al aire un ramillete de globos y lo que parecía el inicio de la fiesta escolar se transformó, según sospechas de muchos de los presentes, en la señal acordada para el inicio del secuestro de todos los asistentes al inicio del curso escolar que un grupo de terroristas de Ingusetia tenía planeado. Mas de 1500 personas se hallaban en el interior. 54 horas de secuestro en un espacio físico de treinta centímetros de anchura para cada secuestrado. Adultos, niños y bebes. De ese espacio de tiempo mas de 30 horas sin agua ni comida mientras los secuestradores obligaban a algunos de los niños a localizar las armas y explosivos que ya habían sido colocados en el interior de la escuela con anterioridad. El final del secuestro ya lo conocemos: la explosión de esos artefactos junto a la intervención de las fuerzas policiales para liberar a los secuestrados trajo como consecuencia la muerte de 334 personas y heridas a más de 1000, 500 de ellas de carácter grave.

Durante 23 años he escuchado las experiencias de cientos de víctimas, muchos especialmente estremecedores. Marina explicó el desarrollo de los hechos con una entereza y una fuerza impresionante, pese a que su hija Svetlana resultó asesinada en ese atentado junto a otros 185 niños.

Una vez presentada su ponencia, Marina me asombraba todavía más cuando me preguntaba acerca del modo de organizarse de las víctimas del terrorismo en España o en Cataluña. Se sorprendía al escucharme hablar de códigos penales, de condenas, de ayudas asistenciales a las víctimas, de propuestas legislativas. Y más sorpresa me causaba al explicarme que en Osetia no ha salido ninguna ley de protección de las víctimas. Desde septiembre de 2004 solo han mantenido una reunión con un representante de la administración política rusa. Marina no acertaba a comprender que por la libertad que disfrutamos aparezcan algunas víctimas en actos políticos o sea reconocida como víctima alguien con un corte en un dedo, por el innegociable hecho de encontrarse en el lugar del atentado. Incluso un ciudadano de Osetia que sufriera un atentado en España tendría unos derechos que no tiene en su propio país. En Osetia, salvo rarísima excepción, tienen que buscarse el tratamiento médico. En cuanto al tema indemnizatorio y gracias a la colaboración internacional, recibieron una pequeña cantidad de los poderes federales rusos que en nada puede compararse a la legislación española. Tal colaboración es enormemente agradecida por las víctimas de Beslán. En el mundo globalizado en el que vivimos cualquiera puede ser víctima del terrorismo. Hablamos de una sociedad unida mientras cientos de padres y madres en el otro extremo del mapa de Europa sufren un abandono atroz.

Todavía queda mucho para conseguir lo que algunos llaman una “Europa unida” y como decía uno de los asistentes, “si te empujan y no caes, avanzas más deprisa”. Quizás tras estas excelentes Jornadas un amplio grupo de víctimas del terrorismo a nivel mundial, trabajando por la justicia democrática y por la paz, hayamos avanzado.










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