martes, 17 de abril de 2018

14 abril 2018 (6) El Correo (opinión)

14 abril 2018 



«En Cataluña se cultiva el odio, y el odio es insaciable»

Manuel Montero. Catedrático de Historia
Acaba de ganar el premio Jovellanos de ensayo con una obra descarnada sobre el terrorismo de ETA y sus consecuencias

Manuel Montero (Bilbao, 1955) sintió la sombra de la amenaza de ETA durante varios años, en los que vivió con escolta y tuvo que exiliarse. El catedrático de Historia ha plasmado aquellas vivencias de una manera rigurosa y a la vez descarnada en 'El sueño de la libertad. Mosaico vasco de los años de terror', obra que le ha valido el Premio Internacional de Ensayo Jovellanos.
- Dice en su obra que al vivir escoltado y amenazado sintió «una soledad intensa, difícil de describir». ¿Cómo se asume esa sensación?
- No se asume, se vive. He hablado con personas que sufrieron lo mismo que yo y también han tenido esa sensación. No es que dejes de formar parte de la sociedad, pero te empiezan a ver distinto, como una persona escoltada. E incluso tú mismo empiezas a verte distinto. Tú estás ahí, pero no sabes muy bien qué estás haciendo. Era una especie de pozo sin fondo que te iba comiendo.
- Sostiene que aún quedan secuelas del terrorismo. ¿Cuándo cicatrizarán esas heridas y cuáles son?
- Sólo se podrán cicatrizar si se intenta. Si no se intenta, nuestra generación no llegará a verlo. Todavía no tenemos un relato democrático del terrorismo. Todavía se están produciendo los 'ongi etorris', que son un enaltecimiento del terrorismo, y no hay una repulsa unánime oficial y contundente.
- Hay imágenes en su libro escalofriantes: «Los niños de la casa cuartel no necesitaban pijama de rayas para que los demás niños supiesen que no debían confraternizar con ellos, y desde luego ninguno se saltó el estigma».
- Todos sabemos que sucedió así y, además, esa distancia nunca se salvó ni se quiso salvar. Y nadie ha pedido disculpas todavía.
- ¿Quién es nadie?
- El que impulsó el 'apartheid'.
- «Los objetivos de ETA eran como los patitos del tiro al blanco en las ferias, que se mueven y caen o no según la habilidad del tirador». Otra imagen terrible.
- Se llamó lucha armada, cuando en realidad fue una especie de tiro al blanco. Se elegían objetivos de forma arbitraria, absurda e insensata y se les asesinaba, se les ejecutaba.
- La sociedad vasca asumió una serie de expresiones que llegaron a formar parte de su lenguaje cotidiano: lucha armada, 'impuesto revolucionario', cárcel del pueblo...
- Nos llegó a parecer normal, con el deterioro ético que ello supone. El tema del lenguaje fue una de las cosas más terribles que sucedieron. Eran términos indulgentes, dejando claro el 'no era de los nuestros' o el 'sí era de los nuestros'. Por fortuna va quedando atrás, pero está ahí.
- «El sueño de la libertad produce monstruos», escribe también en su ensayo. La libertad mal entendida, supongo.
- Me inspiré en 'el sueño de la razón produce monstruos' de un grabado de Goya. Y claro que hablo de la libertad mal entendida. Es que en función de esa presunta libertad o ciertos ideales uno es capaz de matar, y eso es terrible. Tiene otra lectura: si nos dormimos también se pueden producir monstruos.
- En este sentido, hace mucho hincapié en el papel de los que prefirieron mirar para otro lado.
- La indiferencia moral tuvo unos efectos brutales. Cuando el país se llenó de escoltas mucha gente no lo veía o no quería verlo. E incluso se sintió molesta por la existencia de escoltas y de personas escoltadas porque eso visualizaba la anor malidad.
Sin arrepentimiento
- ¿Qué sintió cuando ETA anunció el cese definitivo de la violencia?
- ETA llegó a esa situación por extenuación y agotamiento del terror, no por hacernos un favor. ETA fue derrotada, se acabó con ella.
- Todo apunta a que se disolverá antes del verano. ¿Confía en algún gesto de arrepentimiento?
- Cada vez que ETA habla de perdón es para recibir algo a cambio. Creo que habrá un intento de rentabilizar políticamente la disolución, pero no se vislumbra ningún síntoma de arrepentimiento. Ellos dicen 'estamos dispuestos a reconocer algo a cambio de esto o aquello'. Si una persona está arrepentida no negocia sobre su arrepentimiento. O lo estás o no lo estás.
- En Cataluña se ha amenazado a jueces, han aparecido pintadas contra los no soberanistas, ha habido escraches. ¿Teme que pueda llegar a imponerse la cultura del odio?
- La amenaza es violencia, y lo que más me preocupa es que no hay ninguna reacción. Puedo entender que una persona sea independentista, pero no que no salte cada vez que se produce un linchamiento moral contra los no soberanistas, los jueces o su familia o contra alguien que se ha mostrado contrario al independentismo. Es inadmisible. El odio tiene una característica terrible, que es insaciable, tiene una capacidad inmensa de regenerarse, de crear más odio. Tendemos a pensar que no existe, que todo funciona en términos racionales, pero el odio sí existe. Y en Cataluña se está cultivando.
- ¿Y le inquieta que esa situación pueda 'normalizarse'?
- Se habla de la 'revolución de la sonrisa'. Eso es propaganda. Insisto, la amenaza es violencia. Debe haber una reacción ya, también dentro del independentismo, contra este tipo de situaciones. Los acosos no se pueden considerar un factor político más.

Opinión:

Leer según qué relatos todavía me sorprende. Es alucinante la cantidad de gente que ahora aparece para explicar sus vivencias mientras estuvieron no me consta que lo hicieran durante aquellos años en los que la banda terrorista ETA destrozaba vidas constantemente. Quizás me falle la memoria pero no recuerdo haber visto nunca al Señor Manuel Montero en ningún juicio contra ETA, arropando a la o las víctimas.
Y, con toda sinceridad y el máximo respeto, puedo plantear una pregunta al Señor Montero: ¿ha venido Usted a Catalunya últimamente? Como Catedrático de Historia creo que lo menos que puede hacer un historiador es visitar los lugares de los que habla. Y un servidor, que se patea el País Vasco desde la década de los 90, ha visto y vivido muchas situaciones complicadas, incluyendo los juicios a los que hacía referencia, por no hablar de los juicios en la Audiencia Nacional de Madrid.
Tampoco le vi no hace muchas semanas en un juicio por amenazas en los Juzgados de Instrucción de la Ciutat de la Justicia. Lástima, se habría sorprendido de quien era el acusado, quien era la víctima y quien era la jueza.
Por eso puedo decirle que comparar lo que se vivía en el País Vasco con la situación actual en Catalunya es mentir. Por favor, haga un bien a la Historia y explique la realidad.

Por otro lado, que el titular de una noticia en un periódico vasco en una entrevista con un Catedrático vasco sea la “supuesta” violencia en Catalunya me parece totalmente tendencioso. 

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