sábado, 5 de noviembre de 2011

29 septiembre 2006 (3) Deia

29 setembre 2006 (3)

 Des de molts medis de comunicació ha existit un enorme interès per conèixer les opinions d’en Robert, entre altres raons perquè es una persona que ha parlat amb centenars de víctimes sobre tot tipus de temes i coneix perfectament la situació real de cadascuna d’elles.
Això fa que siguin molt nombrosos els medis que contactem amb ell constantment. Un altre exemple el trobem en la entrevista del Diari “Deia” publicada el 29 de setembre de 2006 realitzada per la Silvia Nuñez.

"Ser víctima de ETA no nos da derecho a marcar la política de ningún Gobierno"

 
El vicepresidente de la Asociación Catalana de Víctimas del Terrorismo tiene un discurso diferente al de muchos representantes de víctimas. Consciente de que muchos colectivos están politizados, insiste en que las víctimas no deben interferir en la política del Gobierno, sólo deben exigir el cumlimiento de la ley, y acatar sus consecuencias.
 
Roberto Manrique no quiere alinearse con ninguna sigla política. Pertenece al colectivo de víctimas porque estaba en el supermercado de Hipercor de Barcelona el 19 de junio de 1987, no por su ideología. Además, reconoce que en la asociación catalana hay víctimas de diferentes sensibilidades políticas. Por ello, insiste en que las víctimas no deben interferir en la labor de los políticos. La única exigencia que hace al Gobierno es que cumpla la ley, aunque eso suponga decisiones dolorosas para los afectados por el terrorismo, como la legalización de Batasuna o el acercamiento de presos.
¿Qué sentimientos se palpaban entre las víctimas catalanas cuando ETA decretó el alto el fuego? ¿Cómo han evolucionado durante los últimos meses?
Hay que ser consecuente con el deseo de todas las víctimas: "Ojalá mi atentado sea el último, que nadie sufra lo que hemos y estamos sufriendo nosotros". Tenemos sensación de esperanza y pensamos que ojalá ésta sea la buena. En otras ocasiones también pusimos nuestra esperanza y, desgraciadamente, no salió bien. Por eso, tenemos algo de escepticismo. Es gente que llevan cuarenta años matando y no lo van a dejar de repente. Así que existe una mezcla de esperanza con el corazón y escepticismo con el cerebro. Lo que no haremos será nada que pueda ser catalogado como cuestión política ni para favorecer ni para entorpecer lo que esté pasando. Tenemos claro que no queremos entrar en la temática política.
Estos días están de visita a Catalunya los parlamentarios vascos. ¿Les han trasladado alguna queja para las instituciones vascas?
Hay quejas pero ya han corregido y se han dado cuenta de que nos han tenido olvidados. Desgraciadamente, ha habido equidistancia entre quien ha padecido un atentado y su autor, han sido muchos años de abandono y pasividad. Muchas víctimas hemos vivido esa sensación, también desde fuera de Euskadi. Ahora han venido a preguntarnos, y hay que decir que ya era hora. Pero no tenemos intención de atacar políticamente a nadie.
Ibarretxe pidió perdón por esa soledad que usted reconoce haber sentido. Lo hizo precisamente en el aniversario del atentado de Hipercor, del que fue víctima.

 
¿Considera suficiente este gesto?
Esto es un primer paso, muy necesario para andar un camino. Pero no hay que parar. El reconocimiento público por parte del lehendakari Ibarretxe del olvido hacia las víctimas es un paso importante. Sé que habrá gente que dirá que es hipocresía, pero no lo comparto. Somos muchísimos los que hemos reclamado que se nos pida perdón. No podemos quejarnos también después de que lo hacen, sería incoherente.
¿Deberían tomar ejemplo otros representantes institucionales o ese olvido sólo se puede achacar a las instituciones vascas?
Desgraciadamente también hemos sufrido muchos años de olvido por parte de otras Administraciones. Las víctimas de toda España se quejan del olvido de sus propias instituciones autonómicas, de sus propios ayuntamientos, de sus Consejos comarcales... Aquí ha habido un problema muy grave. Durante mucho tiempo a la víctima del terrorismo se le ha tenido como alguien a quien no acercarse por si acaso. Desde que ETA empezó a matar y a reventar familias relacionadas con el mundo de la política, ese sentimiento ha cambiado. Pero le puedo citar cientos de nombres de víctimas anónimas que hemos sufrido el olvido por parte de todas las instituciones.
¿Qué peticiones concretas han trasladado a los parlamentarios vascos?
Tras escuchar sus explicaciones sobre la legislación vasca, les hemos expuesto nuestras necesidades en el ámbito médico, social, psicológico... que pueden ser atendidas por el Gobierno vasco para las víctimas que tuvieron su atentado en el País Vasco y ahora viven en Catalunya, o para las personas que lo sufrieron aquí. También les hemos escuchado con respeto. Pero he de decirle que en nustra asociación no hay solo víctimas de ETA, también hay víctimas del GRAPO, de Terra Lliure, de la extrema derecha y de las Brigadas Rojas [más 11-m, EPOCA, ERCA, FRAP, atentados islamistas y otros]. En Catalunya las víctimas trabajamos unidas con un mismo fin: superar lo que hemos pasado.

Menciona la importancia de la unión de los colectivos de víctimas. Mi sensación es que, en los últimos meses, la desunión es cada vez más palpable. Prueba de ello fue la manifestación de la AVT contra la negociación entre el Gobierno y ETA, que no gustó a otros grupos de víctimas...
¿Comparte es pronóstico?
No es que haya desunión entre víctimas. Más bien, se trata de diferencias en la manera de hacer las cosas. Lo que buscamos la mayoría de colectivos es que se haga justicia y que se cumpla la ley. De momento, no tenemos pruebas que digan que se está incumpliendo la ley, así que hay que esperar. No debemos poner la venda antes que la herida. Es una lástima que personas que se arrogan un derecho de representatividad de las víctimas no las asistan.  
¿Qué significa representar a las víctimas?
Algo más que tener una lista con su nombre y apellidos y convocarles a una manifestación.

¿Qué falta de asistencia detecta en estas asociaciones de víctimas?
Yo entiendo por representar a las víctimas acompañarlas a los juicios, representarlas en las pruebas médicas, ir a los colegios donde un huérfano tiene un problema, preparar reuniones informativas, fiestas infantiles, jornadas jurídicas.... En cambio, hay asociaciones que descuidan esa labor asistencial por intereses partidistas. Cuando Aznar o González se reunieron con ETA, las víctimas no montamos manifestaciones contra nadie. Entendíamos que la labor que deben hacer las asociaciones de víctimas es asistencial, no de acoso a un
Gobierno.
Para hablar claro, ¿se está refiriendo a la AVT?
Me refiero a la AVT y a otras. Curiosamente, las únicas fundaciones que existen llevan el nombre de víctimas que pertenecían a la política. No entendemos que alguien se crea que cuatro personas bajo el nombre de un político sean las que tengan que representar al resto de víctimas anónimas. Yo fui delegado de la AVT durante trece años y jamás se hizo una manifestación contra nadie. Ahora, hay mucha gente engañada, con opiniones marcadas por partidos políticos. Debería cesar esa politización.
Entonces, ¿qué aportaciones deben hacer las víctimas al proceso?
Aportaciones en el ámbito exclusivamente asistencial, no político. Debemos intentar que la vida de una víctima sea parecida al momento anterior al atentado, sin condicionar las actuaciones políticas. Por ser víctimas del terrorismo, no debemos creernos con derecho a marcarle a ningún Gobierno qué política seguir. Podemos pedirle que respete la legislación, nada más. Es imprescindible evitar mezclar víctimas con política.

"Si la ley contempla el acercamiento de presos, debemos acatarlo aunque no nos guste"


¿Cómo ve la posible legalización de Batasuna?
Es algo que todas las formaciones dan por descontado, incluida el PP...
Si la ley lo permite habrá que acatarlo, aunque no nos guste. Tampoco nos gusta que los terroristas condenados antes del 95 salgan a la calle, pero si la ley lo permite, hay que respetarlo. Si la ley contempla el acercamiento de presos, qué le vamos a hacer. Si exigimos el cumplimiento de la ley, también hay que acatarla.
Si todo va bien y llega el ansiado momento en que ETA deja las armas.

 
¿Cree que la sociedad estará preparada para la reconciliación?
Es un tema muy complicado porque jamás ningún terrorista ha pedido perdón a sus víctimas. Nadie. Y eso hace difícil que llegue la reconciliación.
¿Le resultaría difícil a usted, personalmente?
Va a ser complicado que yo me reconcilie con quien me quiso matar si veo que, mientras la juzgan, se está pintando las uñas como si no le importara. La reconciliación requiere el paso previo del reconocimiento del daño causado. Por eso, creo que la sociedad va a tardar mucho tiempo en reconciliarse, sobre todo las víctimas con los terroristas. Aún así, buscamos el interés general: que se acabe el terrorismo y se pueda pasear por la calle sin miedo a que te peguen dos tiros. Si nos reconciliamos, mejor, pero mientras no me pidan perdón, no puedo pensar en ello.

No hay comentarios:

Publicar un comentario