jueves, 14 de diciembre de 2017

14 diciembre 2017 Diario Vasco (opinión)

14 diciembre 2017 



José Luis Sordo Militar y doctor en Paz y Seguridad

«Los gobiernos no debieron negociar con ETA obviando a las víctimas»
«Algunos dirigentes de ETA tenían pensado y querían pedir perdón. Eguiguren me contó que ‘Josu Ternera’ le dijo que un día deberían hacerlo»

El militar de carrera y doctor en Paz y Seguridad, Luis Miguel Sordo Estella (Zaragoza, 1952), presentó ayer en San Sebastián, de la mano del colectivo de víctimas Covite, su libro ‘Promesas y mentiras. Las negociaciones entre ETA y los gobiernos de España (1976- 2006)’. Sordo, que estuvo destinado entre 1977 y 1981 en Bilbao, durante los ‘años de plomo’, y en San Sebastián, donde fue coronel-jefe del Regimiento de Infantería Ligera ‘Tercio Viejo de Sicilia’ y jefe del acuartelamiento de Loyola, entre 2005 y 2007, mantiene que los gobiernos «no debieron negociar con ETA y mucho menos obviando a las víctimas».

El autor ha tenido acceso a archivos personales del general Andrés Cassinello, además de entrevistar a protagonistas directos, como Javier Zarzalejos –representante del Gobierno de Aznar en las conversaciones con ETA– y a Jesús Eguiguren.

–¿Cuáles son las promesas y las mentiras de las negociaciones entre ETA y los gobiernos de España que recoge en su libro?
–Las promesas y mentiras se refieren a todas las estrategias que pretendieron poner en funcionamiento los gobiernos democráticos españoles y ETA a partir de 1976, y que luego no se llevaron a cabo por diversas circunstancias. Quisieron seguir unas pautas, pero luego no llegaron a su fin, la mayor parte de las veces por culpa de ETA, que nunca quiso negociar.
–Cuente alguna de esas mentiras.
–Por ejemplo, cuando ‘Thierry’ se sentó a negociar en la época de Zapatero dijo que se había llegado a unos acuerdos en Oslo y Ginebra, que el Gobierno había firmado y luego, efectivamente, no era así. ‘Thierry’ lo puso encima de la mesa como unas condiciones que el Gobierno de Zapatero había aceptado. No era así y los negociadores se levantaron.
–¿Quién ha mentido más a lo largo de todos esos años?
–ETA. Miente siempre. Nunca quiso ni tuvo verdadera voluntad de negociar para abandonar la violencia.
–¿Qué le llevó a realizar esta investigación convertida en libro?
–Quería dar a conocer el tema de ETA, pero desde el punto de vista de las negociaciones y el libro es un resumen de la tesis doctoral que, como licenciado en Psicología, defendí en 2016. Me doctoré en Paz y Seguridad Internacional. También soy diplomado en Relaciones Internacionales.
–Conoce Euskadi de cerca.
–Estuve destinado en Bilbao entre 1977 y 1981 y en San Sebastián, de 2005 a 2007. En el primer periodo me tocó ver cómo muchos compañeros venían al País Vasco con miedo. Era terrorífico, muchos fueron asesinados. Vi a mi alrededor que muchos llegaban con miedo, sus familias también tenían miedo, estaban muy aislados. Venían destinados forzosos. Estuve en la compañía de Operaciones Especiales, los boinas verdes, y lo que tenía alrededor era de pánico. Era un atentado tras atentado...
–¿Ha vivido alguna negociación?
–Aquí no pero participé en la Operación de Mantenimiento de la Paz de Guatemala como experto militar para la verificación del cese del fuego, separación de fuerzas y desmovilización de la guerrilla.
–¿Qué ha sacado usted en claro de la investigación?
–Me he dado cuenta de lo difícil que era negociar con ETA y de que se negoció con la banda sin tener las cosas más claras antes de ir. Sentar a una mesa a unos terroristas y a un gobierno es un poco duro cuando se seguía ocasionando más víctimas. En estos años, ETA se ha levantado de la mesa y ha matado, luego se ha vuelto a sentar y ha vuelto a matar. Eso es muy duro cuando las víctimas han sido obviadas. En una negociación de conflictos, las víctimas no están en la mesa, pero una cosa es eso y otra que se les obvie. Se puede hablar, pero un gobierno debo tener claro que la víctima debe saber que vamos a hablar de algo. Hubo una falta de estrategia total y absoluta relativa al papel de las víctimas, con las que se tenía que haber contado de una manera al menos colateral. Los gobiernos ponían siempre por bandera que si podía evitar más muertes. Pero no ha sido así.
–¿Cree entonces que nunca se debió negociar del modo que se hizo?
–Probablemente nunca se debió negociar con ETA como se hizo, obviando a las víctimas. Es muy duro.
–¿Qué opina de la presión que ejerció el PP sobre Zapatero durante la negociación de 2006?
–El PP estaba en la oposición, se le marginó y lógicamente se enfadó. Rajoy ya había sido ministro de Interior y sabía de qué iba la cuestión.
–¿Los gobiernos hicieron todos los esfuerzos?
–Todos han intentado resolver el problema de la violencia fundamentalmente amparándose en que el final de la violencia significaba traer la paz, pero sobre todo quisieron evitar más víctimas. A veces los procedimientos éticos no coincidieron con los procedimientos de responsabilidad política, pero todos los gobiernos lo intentaron, los cuatro. ¿Se han equivocado? Pues no lo sé. No olvidemos que la culpable del problema ha sido ETA. Durante el Gobierno de Felipe González, cuando estaban negociando en Argel tuvo lugar el atentado de Hipercor, en junio de 1987, rompieron las negociaciones y al mes estaban negociando. En diciembre, fue el atentado de Zaragoza y al mes estaban otra vez sentándose a negociar. Desde el punto de vista de responsabilidad política, creo que lo han intentado y que ETA no dejó que esa negociación llegara a su fin.
–Habla del punto de vista ético.
–Es que negociar con una banda terrorista está al margen de la ley y si un Estado de derecho se sienta con alguien a negociar, desde el punto de vista ético, es lamentable.
–Algunos creyeron que había que hacerlo.
–Siempre es necesario que haya un canal abierto por lo menos de diálogo para que en este caso ETA abandone la violencia. Bajo el prisma de responsabilidad política, los gobiernos, todos, de izquierda, derecha y centro, lo han hecho. ¿Se han equivocado? No lo sé. Si sientas a una banda terrorista a una mesa, sabes lo que te puedes encontrar cuando los que están allí han matado y ordenado matar.
–En su libro recoge varias entrevista con diversas fuentes. Jesús Eguiguren por ejemplo le cuenta que «ETA sabía y, que en su día así se lo decía ‘Josu Ternera’, que un día tendrían que reconocer el daño causado y pedir perdón». ¿Le sorprendió?
–Eso es lo que me contó Eguiguren. Yo creo que algunos dirigentes de ETA tenían pensado y querían hacerlo. Esto no es de hoy para mañana..., pero creo que sí. Ahora ¿cómo sería ese perdón? No lo sé. Yo he querido hablar con gente de ETA, pero Instituciones Penitenciarias no me ha dado permiso.
–¿Cree que fue clave el papel del dirigente socialista en este último periodo negociador?
–Según me contó, quizás fue el único que, por los conocimientos teóricos que ya tenía, intentó establecer una metodología en las negociaciones. Digamos que dio un empujón o que gracias a ese periodo fue un empujón para que ETA descabalgara.

Opinión:

Durante años existió un grupo de víctimas (del que tuve el honor de formar parte) que denunciamos las diferentes reuniones entre diferentes gobiernos y miembros de la banda terrorista ETA… luego recibíamos el tirón de orejas por parte de quien se creía con el poder de decirnos lo que debíamos pensar y lo que no… hasta que finalmente consiguieron poner al frente del “colectivo” a personas con menos deseos de reivindicar derechos y denunciar las múltiples dudas y sospechas que pudiéramos presentar.
Ahora resulta que todas aquellas dudas, sospechas y denuncias tenían toda la verosimilitud que en su momento exigíamos… y tiene que ser un militar quien lo explique con bastantes detalles.
Va a ser curioso leer ese libro y, seguramente, encontrar los relatos de momentos que algunos ya vivimos hace décadas…
Pero, sinceramente, leer a finales de 2017 que ya teníamos razón los que hace mas de 25 años denunciábamos lo que estaba ocurriendo es una nueva demostración de cómo se ha utilizado partidistamente el terrorismo y a ciertos sectores de víctimas.
Triste pero cierto.
En cuanto a la frase ”yo he querido hablar con gente de ETA, pero Instituciones Penitenciarias no me ha dado permiso” entiendo que esa prohibición se debe a que el señor José Luis Sordo todavía mantiene su condición de militar y debe mostrar la debida obediencia, porque algunos hemos hablado con miembros de la banda terrorista ETA condenados por asesinatos y con otros que jamás han tenido una sola condena por un solo delito…


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