jueves, 14 de abril de 2022

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11 abril 2022

 

Elías León Siminiani: “La mayoría de las víctimas del atentado del 17ª se sienten desamparadas”

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Elías León Siminiani (Santander, 1971) es un productor, guionista y director de cien que no tiene miedo al riesgo. Pasa de las series de televisión como El síndrome de Ulises al cine como Mapas y Apuntes para una película de atracos, como te hace documentales como La oficina, Lo que la verdad esconde: El Caso Asunta (Operación Nenúfar) o el último, 800 metros.

Esta última producción, disponible en Netflix, retrata desde antes de que se produjeran hasta las consecuencias actuales del atentado de las Ramblas de Barcelona por un grupo yihadista. Consciente de todas las preguntas que hay abiertas, indaga sobre cada una de ellas, sin miedo a poner las cartas sobre la mesa.

Investigación

El cineasta cuestiona en este documental la falta de relevancia de estos atentados yihadistas comparados con otros que ha habido en el mundo. “Nos empujó al proyecto el hecho de que hubiera quedado relegado en un cierto eclipsamiento mediático, la inminencia del juicio que permitiría tener una sentencia antes de terminar la producción y, por tanto, un relato judicial que pudiera compararse al ‘relato civil’ que supondría la serie”.

No fue fácil, por suerte contaba con un trabajo previo realizado por varios periodistas. “fue decisiva la publicación del libro Los silencios del 17-A de Anna Teixidor”, confiesa. “Su trabajo de investigación de 5 años fue esencial para poder afrontar la investigación que nos planteamos, particularmente en Ripoll”, señala.

Tiempo de producción

La documentación recopilada por la periodista hizo más fácil la tarea de rodar el documental, aún así “el tiempo estricto de producción fueron 13 meses”. Un tiempo que pudo haberse extendido mucho más en el tiempo, sino fuera por esos “cinco años de investigación en diferentes frentes de los atentados emprendidos tanto por Anna Teixidor como por Jesús García y Nacho Carretero”, subraya. “El trabajo previo de los tres periodistas es esencial para que 800 metros pueda existir”, destaca.

Como ellos y como le sucede a mucha gente que trata de entender qué pudo llevar a unos chicos de Ripoll a meterse una organización terrorista, sigue los pasos de susprincipales responsables. El espectador es, por eso, quien acaba sacando sus propias conclusiones.

Caer en el yihadismo

León matiza que lo que lleva a un grupo de gente a meterse en este tipo de grupos yihadistas. “Es una combinación de factores y las causas difieren según los lugares donde se han cometido los atentados. En ese sentido, la célula de Ripoll es muy distinta a los grupos que actuaron en otros atentados yihadistas en suelo europeo”, apunta,

¿Por qué? “Estos chicos, bajos los parámetros que se medían la integración, estaban razonablemente integrados. Son inmigrantes de segunda generación con trabajo o posibilidad de tenerlo, catalanoparlantes, no tenían ningún tipo de historial delictivo y sí un futuro claro por delante, participaban en clubs de deporte, tenían amigos..,”.

Conflicto identitario

Esto hizo también más difícil detectar que estos jóvenes iban a perpetrar un atentado. Los investigadores especializados en yihadismo tienen sus patrones, sus esquemas, sus modelos de conocimiento de estos procesos de radicalización, pero el 17A, fue distinto. 800 metros lo pone en evidencia. “Esos marcantes de detección de la radicalización se quedan cortos”, concluye el director.

Para León Siminiani queda claro que “hay conflictos más hondos que tienen que ver con la identidad, el no saber quiénes son ni de dónde realmente”. Un hecho que se hace patente en el documental y que interpela al espectador comprometido. ¿Dónde fallamos a la hora de generar estas crisis de identidad?

Radicalización

El cántabro tampoco niega otro tipo de responsabilidades a la hora, cree que “ahí es donde hacen mella una combinación de factores”. “Por un lado, el contexto de la llamada a la yihad exterior por parte de un Estado Islámico en su mejor momento; por otro, el consumo masivo de una propaganda yihadista realmente sofisticada y finalmente por la acción del imán Es Satty, agente radicalizador que detecta este grupo de jóvenes en vías de radicalización y actúa como catalizador para llevarlos a la acción”, explicita tras más de un año de trabajo.

Durante este periodo de tiempo y pasados ya cerca de cuatro años, los principales responsables de los hechos han sido detenidos, juzgados, encarcelados, cuando no abatidos por la propia policía. Desde entonces, sólo se han producido ciertos actos de homenaje a las víctimas. Uno al año. Cada 17 de agosto. Poco más.

Falta de atención

Así como con los atentados del 11 de septiembre Hollywood y Estados Unidos han hecho decenas de series, películas y documentales al respecto, en España la atención ha sido mucho menor. Pasado 2018 apenas se habló de ello más allá que para hacer balance del año. El documental trata de indagar en esas razones.

Preguntado por Crónica Global, el director aporta sus razones. “Bueno, es evidente que estos hechos sucedieron solo un mes y medio antes del referéndum del 1-O y que, ahí cambia completamente el foco mediático”, recuerda.

Foco mediático

“Vivimos en una sociedad en la que los focos de atención cada vez son masivos y, al mismo tiempo, más efímeros. Cada vez hay menos capacidad de atención en nada porque se pretende estar en todo”, lamenta.

Él mismo, como ya intuía a la hora de meterse de lleno en el proyecto, confirmó con su trabajo y los hechos constatados que “si se compara este atentado con cualquiera de los otros grandes atentados yihadistas parece evidente que los del 17A tuvieron menos atención pública”. ·Esta es una de las razones por las que Ramón Campos, productor ejecutivo de la docuserie, y yo mismo creímos que era pertinente abordar este tema”, revela.

Los olvidados

Lo peor de todo es que en este olvido, los principales afectados son las víctimas. Las mortales y las que se quedan con el dolor de haber perdido a sus seres queridos que caen todavía más en el anonimato y, además, tienen que justificar su condición de afectados por uno de los mayores atentados terroristas de la historia de España.

Esta es la otra gran baza de este documental, poner el foco en que esta manera de pasar página a la historia tiene sus consecuencias y también sus propias víctimas, que tienen que dar explicaciones ante la amnesia sobrevenida de la sociedad y sus mandatarios.

Las heridas de las víctimas

“Esta docuserie trata de hacerse eco de la lucha que asociaciones de víctimas del terrorismo como la UAVAT, nacida específicamente a raíz de los atentados del 17-A” llevan a cabo desde el momento en que los terroristas perpetraron sus crímenes. Desde entonces, estas asociaciones no hacen otra cosa que “acompañar, asesorar y dar apoyoen su relación con el Estado a las víctimas que, en su gran mayoría se sienten desamparadas y desoídas por unas leyes y administraciones que tienen muy poco en cuenta las dinámicas humanas extremas que unos hechos así desatan”.

“Es una lucha larga y dura”, condena. Como bien expresan en el documental, los supervivientes sufren una “segunda herida”, “la que les es infringida cuando para demostrar su condición de víctimas tienen que cruzar procesos de sospecha y/o culpabilización”.

Apoyos

León Siminiani tampoco se considera un justiciero, sólo trata de dar voz a unos hechos que han quedado silenciados por el paso del tiempo y una Administración que no siempre está para las víctimas. Aun así, mantiene la esperanza y recuerda que no todo es de color negro.

En este sentido, menciona también los gestos que “sí apuntan en la dirección de que esa causa” de las víctimas “va dando sus resultados”. “Por un lado, el apoyo decidido del Ayuntamiento de Barcelona a la UAVAT”, informa; “por otro, la inclusión en la sentencia de las víctimas por causas psicológicas que hizo que el número de víctimas subiera de las 140 consideradas inicialmente a 345”, sentencia.

Opinión:


Solamente “aprovechar” la excelente descripción de Elías León la referirse al trabajo de las asociaciones. Vamos a dejar una serie de preguntas en el aire y a quien le pueda molestar, ya sabe donde encontrarme para tener la información contrastada y documentada.

¿Cuántas asociaciones y fundaciones de víctimas existen en España?

¿Cuántas siglas, sin ser directamente víctimas del terrorismo, entran en el reparto de los recursos económicos que deberían ser destinados a la asistencia a “LAS” víctimas del terrorismo?

¿Cuántas de estas numerosas siglas se han dedicado a localizar, asistir y asesorar al máximo número posible de víctimas de los atentados de agosto de 2017 a las que hayan podido encontrar?

Aunque para personarse en la causa penal no es imprescindible conocer a una sola víctima, ¿cuántas de estas numerosas siglas se han personado en representación de alguna víctima de esos atentados?

¿Cuántas de estas siglas se dedican a reunirse con políticos, ministros y cualquier otro tipo de personas con responsabilidad para hablar de (espero) mejoras legales que, evidentemente, luego no explican a las víctimas a quien dicen representar?

Venga. Animo a cualquier periodista o interesado en la materia a que investigue quien es quien a través de esta serie de preguntas.

 

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