jueves, 14 de abril de 2022

12 abril 2022 (3) Voz de Galicia

12 abril 2022

 


Fallece el camionero que fue testigo del primer asesinato de ETA, el de un guardia civil de Malpica

Fermín Garcés, que después se hizo guardia civil, se enfrentó a los etarras que mataron a Pardines hasta que le pusieron una pistola en la cabeza

l viernes 7 de junio de 1968, Fermín Garcés, de 39 años, conducía su camión por la carretera N-1, a la altura de Villabona, en Guipúzcoa. Viajaba hacia Madrid y circulaba despacio por un tramo en obras. Eran las cinco y media de la tarde y el tráfico estaba siendo desviado por la Guardia Civil. Se encontró a un agente que estaba solo. Su compañero de patrulla había salido detrás de un Seat 600 blanco cuyo conductor no había respetado la orden de alto.

El camionero siguió su lenta marcha y poco más adelante vio al otro guardia civil junto al 600. Observó cómo el agente examinaba la documentación del vehículo y cómo los ocupantes del coche, dos varones jóvenes, se apeaban y disparaban en el pecho al guardia civil, que cayó muerto hacia atrás. El agente era José Antonio Pardines Arcay, tenía 25 años y había nacido en Malpica. El camionero vio también cómo lo remataban en el suelo. Entonces no lo sabía, pero había sido testigo del primer asesinato cometido por la banda terrorista ETA.

Aquel camionero falleció ayer en Madrid a los 90 años. La Guardia Civil le rinde homenaje en su cuenta de Twitter: «Hoy nos ha dejado una gran persona, Fermín Garcés Hualde». El instituto armado recuerda que el camionero «se enfrentó desarmado a los etarras que asesinaron al primer guardia civil» y que «después cumplió su ilusión de ser guardia civil».  

«Quietos, asesinos»

La tarde de aquel viernes de 1968, Fermín Garcés paró su camión y se bajó a toda prisa para socorrer al agente tiroteado. «Quietos, asesinos», gritó. Logró agarrar a uno de los pistoleros, aunque tuvo que soltarlo porque el otro le puso una pistola en la cabeza. Los dos etarras tiraron al suelo la moto del guardia civil y huyeron en el Seat 600, como relatan los guardias civiles Manuel Sánchez Corbí y Manuela Simón en el libro Historia de un desafío. Las noticias hablaban de dos pistoleros, pero pronto se supo que aquellos dos jóvenes, Txabi Etxebarrieta Ortiz e Iñaki Sarasqueta Ibáñez, eran terroristas de ETA. El primero murió en un tiroteo con la Guardia Civil horas después, mientras que el otro etarra fue detenido al día siguiente.

«Ser como ellos, ser guardia civil»

La vida del camionero Garcés cambió desde aquel día. La Guardia Civil quiso recompensar su valor, y él aseguró que solo quería una cosa: «Ser como ellos, ser guardia civil». Se aceleraron los trámites y el 1 de septiembre de aquel mismo año 1968 entró en el cuerpo, en el que permaneció hasta la jubilación. En 1987, casi veinte años después, se le rindió público homenaje y se le concedió la Cruz con distintivo rojo de la Orden del Mérito de la Guardia Civil. «Siempre estarás en nuestra memoria», dice el instituto armado en su despedida a Garcés en las redes sociales.

 

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