jueves, 10 de noviembre de 2022

09 noviembre 2022 (3) ABC (opinión)

 

09 noviembre 2022 


 

El Gobierno homenajea por primera vez a una víctima del GAL junto a las víctimas de ETA

En un acto previo al Día de la Memoria ha reunido en Portugalete (Vizcaya) los testimonios de tres personas que perdieron a sus padres a manos de terroristas

Una víctima del GAL ha sido homenajeada por vez primera en un acto de reconocimiento del Gobierno junto a caídos por ETA. Fue este miércoles. El acto comenzó pasadas las once de la mañana con un emotivo minuto de silencio en recuerdo de «todas las víctimas del terrorismo». Organizado por el Centro Memorial Víctimas del Terrorismo, buscaba poner el foco en los discursos de odio que alimentan a los grupos terroristas. Especialmente emocionaba estaba Véronique Caplanne, la primera víctima del GAL que recibe el reconocimiento del Gobierno junto a dos víctimas de ETA. Los tres perdieron a sus padres a manos de los terroristas.

Celso Recio se hizo Guardia Civil para honrar la memoria de su padre. Han pasado 37 años pero todavía recuerda con claridad aquel fatídico 18 de junio de 1985. La familia vivía en Santurce (Vizcaya). De repente una vecina llamó advirtiendo de que «algo malo» había pasado. Al bajar a la calle su madre vio sobre la acera los zapatos de su marido. Cuando iba hacia su trabajo, en la comandancia de la Guardia Civil de Vizcaya, un etarra le disparó en la cabeza.

La mujer, viuda y con seis hijos, «tuvo que sacar fuerzas de donde no tenía». La familia se trasladó a Salamanca y ha tenido que convivir más de tres décadas con la «impotencia» de no saber quién era el asesino de su padre. En el año 2020 la Audiencia Nacional les informó de que habían identificado al autor material, aunque ya nada se podía hacer porque el crimen había prescrito.

Nerea Barrios también ha tenido que convivir con la «impotencia» de no saber que llevó a los terroristas a truncar su vida cuando estaba a punto de cumplir 15 años. El 17 de septiembre de 1988 un etarra entró al bar que regentaba su padre, José Luis Barrios, también en Santurce. Sin mediar palabra sacó una pistola y le pegó un tiro en la nuca. «Aquello para ellos era una ejecución», ha lamentado.

Durante años ha tenido que convivir con el discurso de quienes trataban de justificar el asesinato de su padre y especulaban con que fuera un confidente de la policía o un traficante. Sin embargo, hace años decidió convertir ese sentimiento de odio en «más amor». «El pueblo que no conoce la historia está condenado a repetirla», ha destacado.

Le confundieron con un etarra

El asesino del padre de Véronique Caplanne no era etarra, pero el sentimiento de impotencia de su familia ha sido el mismo. El 24 de diciembre de 1985 un pistolero del GAL confundió a Robert Caplanne con el miembro de ETA, Enrique Errasti, y le disparó cuatro veces en Biarritz. «La Navidad perdió su inocencia, su magia», ha lamentado emocionada su hija.

La familia tuvo que esperar hasta el año 1999 para que una sentencia reconociera que su muerte fue un atentado del GAL. La abuela de Véronique «lloró hasta su última hora en 2009» la desaparición violenta de su hijo y su madre se refugió en el alcohol. «No puedo entender ni aceptar el terrorismo que venga de cualquier parte», ha lamentado después de criticar la falta de apoyo que recibió su familia de las autoridades francesas.

«Nunca debió suceder y solo contribuyó a causar dolor alimentar la Ley del Talión», ha lamentado el delegado del Gobierno, Denis Itxaso, que ha «condenado» expresamente en su discurso la violencia del GAL. También ha denunciado que todavía hoy perduran los discursos que sustentaron a ETA. Ante esos mensajes de odio ha pedido afrontar «sin tabúes» la tarea de «deslegitimación».

Opinión:

Puede que haya sido la primera vez que el gobierno homenajea a víctimas de ETA y del GAL en un acto.

Pero no es la primera vez que víctimas de esas dos bandas terroristas se reúnen y comparten espacio y contacto.

El próximo día 21 se cumplen 22 años del atentado etarra contra Ernest Lluch y también diez años de ese encuentro.

Pero, por lo visto, para muchos lo que no ocurre en Euskadi o en Madrid no tiene importancia.

 

 

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