martes, 8 de junio de 2021

08 junio 2021 (3) Diario de Navarra (opinión)

08 junio 2021

 


ETA, las víctimas y la desmemoria

 Francisco Muro de Iscar Comentarista

Las víctimas son un pilar de nuestro sistema democrático” y su memoria “es un elemento esencial para evitar cualquier legitimación o justificación del terrorismo y para que no se vuelva a repetir el injusto dolor causado”. Lo dijo el Rey Felipe en la inauguración del Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo en Vitoria, un centro que busca deslegitimar todo tipo de terrorismo y uno de cuyos lugares estrella es la recreación del zulo de 2 metros de alto, 1,80 de ancho y 2,48 de largo donde ETA tuvo secuestrado durante 532 terribles días a José Antonio Ortega Lara. Lo liberó la Guardia Civil porque ETA lo hubiera matado o lo hubiera dejado morir allí. En ese museo del terror hay testimonios y objetos personales de las víctimas, bombas, cartas de extorsión, objetos de la lucha antiterrorista... pero no están las heridas incurables que quedaron en las familias de las víctimas, la orfandad y el dolor que siguen vivos y que niegan la paz a las familias de los asesinados, casi siempre por la espalda, ni a los que sufrieron los secuestros, las extorsiones, las amenazas o fueron obligados a huir de su tierra para salvar la vida...

Nunca la paz que se ha recuperado en el País Vasco y en el resto de España con la desaparición de ETA compensa las vidas que se llevaron sus pistolas ni la impotencia de la injusticia por la que todavía no han pedido perdón. Euskadi ta Askatasuna (Euskadi y “Libertad”, eso sí que es una agresión a la verdad) ha sido la banda terrorista más letal y duradera: 3.500 atentados, 853 asesinatos, 2.632 heridos y 86 secuestrados, además de miles de personas y de empresarios amenazados y extorsionados durante más de cincuenta años. ETA nació en el franquismo y fue derrotada por la ley, por la unidad de los constitucionalistas, por las fuerzas de seguridad y por la cooperación internacional cuando ya llevábamos 36 años de democracia. Esta banda criminal sólo fue posible por el apoyo de una parte importante del clero y de la sociedad del País Vasco, la complicidad del PNV y la benevolencia de una izquierda que pensaba que eran cosas de “chicos idealistas antifranquistas” y que solo se despertó cuando empezaron a caer bajos sus balas militantes y cargos socialistas. La red de intereses que sostuvo a ETA abarcó amplios estratos civiles y funciona todavía. Diez años después de su derrota, los herederos de ETA están en los Parlamentos nacional y autonómico, dirigen y ocupan cargos en muchos ayuntamientos y diputaciones y han sido, son, imprescindibles para la llegada al poder de Pedro Sánchez y para su mantenimiento. Hoy, los asesinos que terminan su condena regresan a sus pueblos, son homenajeados públicamente como héroes y se cruzan con las familias de sus víctimas, si es que éstas no han tenido que huir por la presión contra ellas. Hoy, la casi totalidad de los asesinos presos han sido trasladados a cárceles del País Vasco o muy cercanas, las competencias en instituciones penitenciarias han sido transferidas al Gobierno del PNV y ya hay presiones para que gocen de beneficios y libertad. Los disfrutarán en breve. Hoy, Pedro Sánchez está pagando las deudas a quienes le sostienen en el poder -PNV y Bildu en este caso- y Grande Marlaska, el juez que se enfrentó valientemente a ETA, ejecuta, obediente, los compromisos del presidente. La desmemoria voluntaria de unos pocos se ha impuesto a la memoria democrática de los terribles crímenes de ETA que este Gobierno está ayudando a blanquear. Hay que contar los hechos una y otra vez para que no olvidemos la historia y para impedir que la memoria de unos pocos se imponga como la memoria de todos. El dolor reclama verdad. El dolor reclama justicia. El silencio engendra amnesia y amnistía.

Opinión:

Viendo la fotografía del señor Iscar en Diario de Navarra le calculo cierta edad para presentarle una serie de preguntas aunque empiezo por decirle que no demuestra demasiado conocimiento del idioma castellano cuando utiliza el articulo determinado femenino plural “LAS” al referirse al colectivo de víctimas del terrorismo. Utilizar el “LAS” ya presupone al lector a una generalización que es absolutamente falsa… “LAS” víctimas no pensamos como el plantea, si acaso serán “ALGUNAS”, “VARIAS, “MUCHAS”, “POCAS”, “SECTORES”… pero nunca “LAS” como un todo homogéneo.

Dicho esto, paso a las preguntas:

Señor Iscar ¿dijo Usted algo cuando el presidente Aznar otorgó un título a la banda terrorista ETA al definirla como “Movimiento de Liberación Nacional Vasco”? Creo que no.

Señor Iscar, cuando en el período del gobierno del señor Aznar se acercaron mas de 190 etarras a sus lugares de origen ¿dijo o escribió usted algo al respecto?

Señor Iscar, cuando la banda terrorista ETA anunció en octubre de 1998 una nueva tregua y el Presidente Aznar dijo aquello de “yo y los españoles sabremos ser generosos con los que abandonen la violencia” ¿opinó al respecto?

Podría escribir mas sobre el tema pero me parece tan deplorable que se hable ahora sobre estas cuestiones y se callara tanto cuando la banda terrorista estaba activa que me cansa hacerlo de continuo… solo se me ocurre que la razón para que ahora aparezcan tantos opinadores no es mas que el seguir utilizando el terrorismo y a “ALGUNAS”, “VARIAS, “MUCHAS”, “POCAS”, “SECTORES” de víctimas para enviar un mensaje político y partidista que, siendo sinceros, cada vez engaña a menos gente.

Y que nadie piense que para escribir esta opinión me mueve un interés ideológico. Ya en 1993 le metí mucha caña a la ministra socialista de Asuntos Sociales Matilde Fernández y en 2004 firmé la querella contra Carod-Rovira por su reunión en Perpignán. Por poner solo dos ejemplos de mi independencia ideológica.

Lo único que me mueve es mi negativa (y, me consta, la de muchísimas víctimas) a que nuestro dolor siga siendo correa de transmisión de mensajes partidistas mientras se olvida los errores y las decisiones que todos los gobiernos han cometido y tomado.

Señor Iscar, cuando quiera podemos hablar de aquellos años en los que por propia experiencia puedo mostrarle que el colectivo de víctimas estaba absolutamente abandonado, incluso por aquellos a los que usted defiende en su escrito. Se llevará unas enormes sorpresas que, seguramente, no espera.

Otra cosa será que los transcriba en otro artículo.

 

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