lunes, 13 de marzo de 2023

13 marzo 2023 (2) confilegal.com (opinión)

13 marzo 2023



José Manuel Villarejo: “Mi caso es una investigación prospectiva y un fruto del árbol envenenado de libro”

Desde noviembre de 2017, cuando fue detenido el comisario José Manuel Villarejo, hasta ahora, han pasado 5 años y 4 meses. Aquello dio origen a la llamada “causa Tándem”, que consta de 34 piezas separadas que investiga el Juzgado Central de Instrucción 6 de la Audiencia Nacional, del que es titular el magistrado Manuel García Castellón.

Una causa que Villarejo no duda en calificar de “investigación prospectiva”, centrada sobre su persona para encontrar indicios incriminatorios, en modo “a ver lo que pesco”; algo prohibido en nuestro ordenamiento jurídico.

El desaparecido fiscal general del Estado, José Manuel Maza, en el acto de apertura de tribunales de 2017, dos meses antes de la detención de Villarejo, ordenó desechar “tanto las investigaciones generales o prospectivas, dirigidas a la búsqueda de ‘algo’ que pudiera ser un indicio de delito”, así “como la extensión sin límite de las investigaciones dirigidas a explorar, sin verdadero soporte real, el posible hallazgo de eventuales infracciones penales”.

Villarejo, en esta entrevista, comisario jubilado y abogado, se pone en modo jurista y afirma que “mi caso es un fruto del árbol envenenado de libro”, refiriéndose a la conocida doctrina. Traducido: es nulo desde la raíz.

Según usted, ¿cuándo empieza lo que entiende que ha sido esta operación contra su persona?

Todo comienza en 2014. Yo empiezo a ser conocido a finales de 2013 por una de las broncas que tengo yo con el Centro Nacional de Inteligencia [CNI], concretamente con su director, el general Félix Sanz Roldán, a raíz de la operación Emperador.

El comisario de Barajas, Carlos Salamanca, pone pegas al CNI para entrar y sacar dinero y gente sin control, sin documentación, bajo la argumentación de que son temas de seguridad del Estado. Y Salamanca pone pegas.

Por eso van a por él, montando la operación Emperador.

¿Cuál era su posición dentro de la Policía?

Yo llevaba lo que se llamaba la unidad de inteligencia.

¿Nada que ver con la Comisaría General de Información?

No, nada. Yo dependía estructuralmente del director adjunto Operativo, el DAO, Eugenio Pino, pero en la práctica del secretario de Estado de Seguridad –Francisco Martínez– y del ministro de Interior –Jorge Fernández– Como las otras veces anteriores, con los 10 ministros del Interior anteriores desde que volví a la Policía.

¿Usted era el hombre de confianza de la cúpula del Ministerio del Interior?

Para los temas delicados, sensibles. Entonces, surge ese tema del caso Emperador. Yo me enfrento a todos. Me enfrento al CNI. A los que habían utilizado el CNI, que hasta entonces eran mis auxiliares, que eran los de Asuntos Internos.

¿De quién dependía Asuntos Internos de la Policía Nacional?

Exclusivamente del director y del DAO. No tienen que dar explicaciones a nadie. Por eso la utilizan como unidad política. Fue utilizada en la  “Operación Cataluña”, en el “caso Nicolay”, en vez de investigar a lo que tenía que ser su cometido, que era erradicar la corrupción dentro de la Policía Nacional.

¿Por qué esa desviación?

Porque está así estructurado. No tienen ningún comisario general ni ningún jefe superior. Eso los lleva a utilizarla para todo. Son como su unidad privada, que no tiene que dar explicaciones a nadie.

Yo había trabajado mucho con ellos. Yo nunca tuve gente a mi cargo, no tenía despacho. Era un ente que iba de por libre, tenía mi empresa, mi despacho privado. Trabajé mucho con Marcelino Martín Blas, jefe de Asuntos Internos en la “Operación Cataluña” y en otros muchos. Ahí empiezo a ser molesto.

¿Cómo era su relación con el CNI?

Yo tengo relación con el CNI, antes SECED y CESID, desde 1973. Siempre he trabajado con ellos. Y he tenido muy buenas relaciones con su gente, pero de amor-odio con los jefes, con los directores. ¿Por qué? Por su estructura militar, de ordena y mando. Yo era un verso suelto. Me encargaban un asunto, yo lo conseguía, pero con mis métodos.

Decían, hay que captar a no se quién. ¿Cómo vas a captar a nadie diciendo que eres agregado de una embajada? Di que eres un empresario. Llévatelo de putas. Por ejemplo, en Siria o en Líbano.

Me enfrenté con el director, con Sanz Roldán, con José Grinda, que era el fiscal anticorrupción que llevaba el tema. Y también con Marcelino Martín Blas.

Lo del caso Emperador fue una cuestión suya, personal?

Lo hice por ayudar. Porque me parecía que era injusto lo que le estaban haciendo al comisario Carlos Salamanca. Podría haberme puesto de perfil, pero no lo hice. Les dije que Salamanca estaba haciendo una gran labor en Barajas. Y querían quitárselo de en medio. Porque esta pidiendo que le expliquéis si es un tema oficial o algo que os interesa a vosotros.

Salamanca tenía razón al pedirle a los agentes del CNI que le justificaran el ingreso o la salida de dinero o la entrada de personas sin documentación, que le dijera algo el ministro, el secretario de Estado o el director y que le dieran la orden.

“Somos del CNI. Tenemos que pasar a este tío sin papeles”. Pero esto, ¿qué es?

Hablo con Fernando Andreu, entonces juez central de Instrucción 4 de la Audiencia Nacional. Le digo que le habían abierto una pieza en su instrucción: Grinda, Asuntos Internos y el CNI. Eso es imposible, me contestó. “¡Pero si yo soy el instructor!”.

En una reunión posterior con el director y el DAO me dijeron que estaban investigando una corrupción en Barajas y que estaba implicado Salamanca. Les dije que eso era mentira. En ese momento al juez Andreu. ‘Señoría, le voy a pasar al director’. Les dio un ataque de pánico.

¿En qué consistía el caso Emperador en lo que a la Policía se refería?

Que a un comisario le habían regalado una botella de vino, que a otro le habían regalado dos entradas… Luego todas las acusaciones contra los policías, incluyendo Salamanca, se archivaron. Fue en ese 2014.

La instrucción del caso comenzó en 2011 y a día de hoy, y estamos en 2023, no ha concluido.

¿Cuándo tiene usted claro que el CNI va a por usted, según sus propias palabras?

En abril de 2016. Me dicen, personas de toda mi confianza, con toda claridad que el director del CNI, Félix Sanz Roldán, va a por mí.

Sólo por su actitud de defensa de su colega y amigo, Carlos Salamanca?

También protesté formalmente, con una nota interna, por el dinero del rescate de los periodistas españoles, Javier Espinosa y Ricardo García Vilanova, que habían sido secuestrados por el ISIS en el norte de Siria en 2013. 

El Estado español había pagado 6 millones de euros, seis meses después, en 2014, pero a los secuestradores solo le pagaron la mitad, 3 millones. Mi fuente era el servicio secreto sirio.

El ministro, Jorge Fernández, que se llevaba mal con Sanz Roldán, se fue a ver al presidente del Gobierno con mi nota interna. El presidente Rajoy le pidió explicaciones al director del CNI, Sanz Roldán, que se presentó con unos recibos con garabatos en árabe, para explicarse. Cuando dejó el despacho Sanz Roldán, Rajoy le dijo a quien estaba a su lado, ‘yo no he visto nunca a un terrorista que firme un recibo por la entrega de un rescate de rehenes’ [se ríe].

Pero hubo más cosas.

¿Qué cosas?

Pues el tema del “caso Nicolay”, por lo del “pequeño Nicolás”. Trataron de vincular a ese joven conmigo, al que yo no conocía de nada. Contaron que yo dirigía al “pequeño Nicolás”. Fue un montaje contra mi persona que hizo Asuntos Internos de la Policía siguiendo instrucciones del CNI.

Pero Asuntos Internos dependía del director y del DAO de la Policía Nacional, no del CNI. 

Pero seguía instrucciones del CNI, repito. Porque el genio de Ignacio Cosidó, el director de la Policía, nombró a Marcelino Martín Blas enlace con el CNI. Luego se demostró la verdad, que todo fue un montaje, que yo no tenía nada que ver con el pequeño Nicolás.

Cuando en 2016 trataron de preparar mi detención por este caso, el fiscal se opuso.

Hay una cosa que me chirría desde siempre. ¿Qué tenía que ver la unidad de Asuntos Internos en el caso del pequeño Nicolás? Su competencia es la de combatir la corrupción dentro de la Policía no esto. Sin olvidar al CNI.

Frívolamente, la entonces vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, utiliza una entidad tan importante como es el CNI, dedicada exclusivamente a proteger la seguridad del Estado y luchar contra el terrorismo, a nada más, y los pone como si fueran detectives privados.

¿Por qué? Porque le ha molestado que un chavalito de 18 años vaya diciendo por ahí, ‘soy amigo de Soraya, dame 3.000 pavos’.

En esos casos se llama a una Comisaría de Distrito para que un inspector le tire de las orejas al joven y ahí se acabe todo. Se ha elevado a categoría de tragedia lo que no debía haber pasado de mera anécdota.

El trabajo sucio aquí lo hizo Asuntos Internos.

¿Tiene usted idea de quién llamó la atención a la vicepresidenta sobre el pequeño Nicolás?

Ni idea, pero por lo que he leído puedo deducir que el pequeño Nicolás trabajaba para el CNI en lo que se llama información de aluvión. Era un terminal informativo, de las muchas con las que cuenta el servicio de inteligencia, no un agente del CNI. Este chaval era muy habilidoso. Todos los hijos de los ministros estaban con él y obtenía información sobre lo que hablaban sus padres y este se lo debía pasar al CNI. De ahí la conexión.

O sea, que usted deduce que Sanz Roldán la tomó con usted.

Es que no entendió en qué consiste esto de los servicios de inteligencia. Sanz Roldán siempre fue un advenedizo.

Lo que nunca se debe de hacer es poner el foco judicial en lo que hacemos, porque se va a enterar todo el mundo. Ese ha sido su gran error.

Lo de los 3 millones de euros “desaparecidos”, ¿se aclaró en algún momento?

No, nunca, nada. Ni eso ni toda una estructura de sociedades que ha facturado en el extranjero, haciendo trabajos. Ese dinero nunca ha revertido al Estado. Es un subgrupo de los fondos reservados. Unos fondos más reservados que los reservados donde ya no hay que dar explicaciones a nadie.

Por ejemplo, la operación de Mónaco, de Corinna Larsen, se pagan con fondos super secretos, nunca declarados.

La clave es la pasta. Nadie se atreve a decir qué hacemos con la pasta. Es un mundo. Nadie pide explicaciones porque todo es secreto. Es secreto la identidad de los agentes, es secreto las operaciones que se llevan a cabo. Y es secreta la pasta que se utiliza.

¿A quién le dan explicaciones? ¿A Dios?

¿Qué papel juega el magistrado del Supremo responsable de dar el visto bueno a las operaciones del CNI?

Nada. Es un paripé. Sólo sirve para vestir al muñeco.

¿Intentó usted arreglar esta situación con el CNI, por las buenas?

Lo intenté. De hecho, cuando tienen el problema con Corinna me llaman. Me odian, pero me necesitan porque saben que soy eficaz y que utilizo una metodología absolutamente heterodoxa que no es la que tienen ellos, que son militares.

Desde el CNI me piden que recupere el archivo JANO, que es lo que a ellos les preocupaba. Y, en especial, la subcarpeta sobre el control de togas, el control de los jueces.

Yo he visto que lo tienen estructurado por jueces y sus debilidades. Cubre fundamentalmente a los jueces de la Audiencia Nacional, del Tribunal Supremo y del Tribunal Constitucional.

¿No le hablan de los 65 millones de euros que le dio el Rey Emérito a Corinna?

Me dicen, hay una documentación muy delicada que tiene esta mujer y que hay que recuperar como sea. Me dicen, además, que devuelva la pasta o que vuelva con el Rey, aunque lo dicen en un tono…

¿Y qué hago yo? Utilizo a Juan Villalonga para llegar hasta ella. Me voy a Londres a hablar con Corinna. Junto con Juan tenemos una cena. Nos caemos muy bien. Me habló de sus problemas, de un cáncer de pecho que le habían provocado los del CNI, de lo que se estaba curando. Es una mujer muy correcta que me aprecia mucho y me respeta.

Luego me vuelvo a ver varias veces con ella. En Mónaco, París, en muchos sitios.

¿Consiguió recuperar el archivo JANO?

No, pero lo hubiera conseguido si no me hubieran fastidiado estos idiotas. Le dije a Corinna no te compliques la vida. No te enfrentes al Estado. No te preocupes, yo voy a hablar para que te dejen tranquila.

Y habla español…

Perfecto.

En el juicio contra usted por la querella que le puso Sanz Roldán ella entró por videoconferencia pero habló en inglés.

A posta, porque es alemana. Es muy cartesiana. Por eso, como entendía bien el español en un momento le dijo al traductor que estaba traduciendo mal.

Un juicio en el que usted fue absuelto en una querella que le puso Sanz Roldán por injurias y denuncia falsa.

Así es.

Acláreme una cosa, ¿el Rey Emérito quería Corinna volviera con él?

Sí, absolutamente. Estaba obsesionado con ella.

Corinna dijo que el Rey le había sido infiel con otras mujeres…

Claro, porque al Borbón le gusta el sexo y los coches que corren. La pelea brutal es por el trato ignominioso que le da Sanz Roldán a Corinna cuando lo de la cacería de elefantes en Botsuana.

Habían estado toda la noche bebiendo. Cuando el Rey se va a su tienda y tropieza con un viento se pega un golpe y se queda en el suelo. Casi se muere porque se tiró casi toda la noche a la intemperie sin poderse levantar. Cuando amaneció el Rey estaba casi medio muerto, con la cadera rota, tirado en el suelo.

Automáticamente, cuando eso ocurre, Corinna se ocupa de llevar al Rey a España en un avión privado que ella había contratado y que pagó. De la compañía Air Partner.

Don Juan Carlos fue ingresado de urgencias en el Hospital San José de Madrid.

Corinna estuvo con el Rey en la Clínica, ¿no?

Vestida de safari, sí claro. Avisan a la Reina Sofía y dice que ella no va ir a la clínica mientras esté la barragana. Por eso se tira dos días en los que no va a verlo. Que se vaya y que la echen, dijo.

Y aquí entró el CNI, le estoy viendo venir. 

Efectivamente, Sanz Roldán le dice “fuera de aquí”, de malas maneras. La meten en un avión a ella y al hijo y la mandan al extranjero.

Cuando el otro se recupera pregunta por ella. Lo que nadie sabe es que la Reina Sofía nunca lo vio en su habitación. Entró y habló con los médicos y con la relaciones públicas del Hospital. Al salir declaró, don Juan Carlos está magnífico. Pero ni lo vio.

El Rey ya la odiaba por la “Operación Farinelli”.

Que ya contó usted en su comparecencia ante la Comisión parlamentaria. Lo de los inhibidores de testosterona al Rey Juan Carlos para bajarle su apetencia sexual durante su relación con Larsen.

Bueno, hay un audio en el que Corinna lo cuenta tal cual. Ella tiene copia de unos análisis que le hicieron unos franceses en Mónaco que fue cuando detectaron inhibidores de testosterona y hormonas femeninas. Corinna decía “el Rey ya no era hombre.

¿Cuándo empieza lo que usted entiende que ha sido esta operación contra su persona?

Entre marzo y abril de 2017, porque ven que no hay forma. Lo intentaron con el pequeño Nicolás, pero el fiscal se ha opuesto, y con otras cosas.

Cuando comencé a colaborar con ellos sobre el tema Corinna me colocaron sus aparatos de escucha para grabar nuestras conversaciones. Y yo llevaba los míos, por si acaso no me daban copia.

Eugenio Pino, el DAO de la Policía, mi jefe, le dijo a Sanz Roldán, ¿cómo vas a fastidiar a Villarejo, que tiene grabaciones del tema Corinna? ‘Ah, eso lo controlo, no me preocupa’, le contestó.

O sea, de lo que me dice, deduzco que en un momento dado tomaron el camino de en medio, abriéndole una causa judicial para que un juez ordenara un registro de sus oficinas y de su casa e incautara las grabaciones de Corinna. ¿Y en qué se apoyaron?

En la operación de Guinea, para la que fui contratado por la primera dama de Guinea Ecuatorial, Constancia Mangue Nsue Okomo, a través de un abogado llamado Francisco Menéndez Rubio para montar una operación a favor de la sucesión de su hijo, Teodorín, cuando el presidente Teodoro Obiang Nguema, desapareciera.

Ha quedado perfectamente acreditado, porque los fiscales así lo han reconocido por los correos electrónicos que yo intercambio con el CNI, que la operación se hace con el apoyo del Centro.

Estamos hablando de una operación de inteligencia porque se trata de beneficiar a uno de los hijos partidarios de España frente a su hermanastro, Gabriel Mbega Obiang Lima, partidario de Francia.

Es una operación que hago en el extranjero y que, obviamente, cobro en el extranjero, porque ellos, los guineanos, me obligan a cobrar fuera.

Y entonces es cuando aquí consideran que es delito fiscal, organización criminal y blanqueo. Por eso me detienen el 3 de noviembre de 2017.

¿Cuándo ocurrió esta operación?

De 2010 a 2013. Pero cuando a mí me detienen han pasado más de cinco años. Por lo tanto, el delito fiscal ha prescrito.

¿Y por qué dicen que hay blanqueo?

Porque dicen que parte del dinero vuelve a España. ¿Dónde, cómo, de qué manera? Prueba de ello es que han pasado esos cinco años y no hay ni organización criminal ni blanqueo.

¿Cómo empieza el tema?

Por esa operación a Menéndez Rubio le pagan 50 millones de euros en negro. Una aberración.

Es una de las causas que están en instrucción en el Juzgado Central de Instrucción 6.

Menéndez Rubio me cuenta la historia y le digo que voy a hablar con el CNI para ver qué solución puede haber. Desde el CNI me dicen que le diga que no se preocupe, pero que tiene que trabajar para nosotros, para España, en Guinea.

En 2017, cuando faltan apenas cuatro meses para que prescriba el delito fiscal, un abogado de la confianza del CNI y exagente del Centro, David Rodríguez Vidal, va a ver a Menéndez Rubio y le amenaza. Le dice que si quiere evitar entrar en prisión por delito fiscal tiene que decir que me contrató.

Le obligan. “Dices que le has contratado, que le has pagado tanta pasta y que tiene tales cuentas del extranjero”.

Es evidente que hay una decisión tomada desde el CNI, de su director, Félix Sanz Roldán, de acabar conmigo.

El tipo, a través del comisario Carlos Salamanca, que era amigo suyo, me hace saber que le están pidiendo eso, que me acuse.

La verdad es que no sospeché que el CNI fuera a ser tan irresponsable de judicializar el caso, por las consecuencias que podría tener. A las pruebas me remito. Pero no le di importancia.

A mí, en ese periodo de tiempo, otro amigo, Manuel Sánchez Corbí, entonces coronel jefe de la UCO de la Guardia Civil, también me llama y me dice, ‘cuídate, que van a por ti’.

Menéndez Rubio finalmente accede a la petición del CNI.

¿Y cómo consiguen que Anticorrupción supuestamente ponga en marcha la maquinaria contra usted?

Un comandante de la UCO concierta una cita con los fiscales anticorrupción José Grinda –que luego se sale del caso­–, Ignacio Stampa y Miguel Serrano para que escucharan personalmente la denuncia de Menéndez Rubio. Pero Menéndez Rubio se raja y no aparece.

Hay que decir que Rodríguez Vidal fue quien facilitó al comandante de la UCO el contacto de Menéndez Rubio. 

Ante este revés, al ver que el empresario no quiere denunciarme, Rodríguez Vidal presenta la denuncia anónima ante esa misma Fiscalía Anticorrupción.

Cuando a mí me detienen este abogado sale en prensa diciendo ‘he sido yo’ el que he presentado la denuncia contra Villarejo. Mi abogado pide que vaya a declarar, pero los fiscales anticorrupción dicen que no tiene nada que ver con el asunto.

¿Una denuncia anónima?

Una denuncia anónima. La Fiscalía Anticorrupción la acepta sin ningún tipo de comprobación. Mi caso es un fruto del árbol envenenado de libro. Es una investigación prospectiva. Imagínese que vayan a investigar su vida treinta años atrás.

¿Por qué la Fiscalía Anticorrupción admite una denuncia anónima amañada, sabiendo que no ha ido el denunciante?

Lo que usted expone aquí, en suma, es una inquina personal de Sanz Roldán hacia su persona.

Las dos o tres ves que estuve con él siempre me decía ‘yo soy general’. Y yo comisario de Policía. Los dos somos servidores del Estado. Cada uno en su papel. Usted tiene 300 estrellas y yo soy un humilde comisario que está haciendo su trabajo de inteligencia.

Cada vez que me han pedido algo lo he hecho desinteresadamente.

Ahora, a mí no me obligues ni me impongas tu relato, tu discurso, porque no me interesa. Mi pensamiento siempre ha sido el de cuestionar las cosas.

Mi eficacia nunca fue cuestionada en estos casi 50 años de servicio al Estado. Lo saben todos los ministros bajo los que he servido. Uno de ellos, Alfredo Pérez Rubalcaba, que me conocía muy bien, jamás hubiera permitido que esto hubiera llegado donde ha llegado.

Opinión:

No es necesario recordar que al comisario Villarejo se le acusa de ser algo así como un inventor de historias… y no soy quién para confirmarlo o desmentirlo. En absoluto.

Aunque es sorprendente que de lo que este señor va diciendo, haya quien hace una selección muy interesada de lo que debe ser o no debe ser creíble… ¿dependiendo del momento político de turno?

Pero sí hay una cuestión que me hace pensar: en una de sus respuestas dice que “frívolamente, la entonces vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, utiliza una entidad tan importante como es el CNI, dedicada exclusivamente a proteger la seguridad del Estado y luchar contra el terrorismo, a nada más, y los pone como si fueran detectives privados”.

Eso ocurre allá por 2016, meses antes de los atentados de agosto de 2017 en Catalunya. ¿Está diciendo Villarejo que los que debían encargarse de la lucha contra el terrorismo estaban haciendo otro tipo de labores, digamos más de carácter personal? De confirmarse esa información ¿podría hablarse de dejadez, pasividad, mal funcionamiento o incluso negligencia en la labor de garantizar la seguridad de los ciudadanos? ¿Podríamos entender que un ente tan importante como sería el CNI no hacía su labor de vigilancia y de evitación de atentados terroristas con la máxima exigencia?

Son solo unas preguntas…

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