viernes, 24 de marzo de 2023

24 marzo 2023 (3) El Correo (opinión)

24 marzo 2023 



«Quienes saben dónde están los restos podrían decirlo por humanidad pero no lo harán»

24 de marzo de 1973 · ETA secuestró y asesinó a tres jóvenes gallegos tras confundirles con policías. Marta Rodríguez Fouz, sobrina de uno de ellos, cuenta su historia

¿Qué aspecto tiene una herida después de medio siglo? ¿Qué color toma la cicatriz de no saber qué pasó tras cinco décadas? Es el tiempo que ha transcurrido desde que José Humberto Fouz, Jorge Juan García y Fernando Quiroga cruzaron la frontera hacia Francia. Aquel 24 de marzo de 1973, los tres veinteañeros de origen gallego habían decidido pasar la muga para ver en Biarritz una película que estaba prohibida en la España tardofranquista, 'El último tango en París'. «Desaparecieron. Lo primero que recuerdo es que en casa me decían que tenía un tío desaparecido. Y recuerdo de pequeña pensar: ¿Y si aparece vivo algún día? Luego ya me contaron que los tres habían muerto y que había sido ETA», explica Marta Rodríguez Fouz, la sobrina de Humberto.

En medio siglo nunca se ha sabido dónde están sus cuerpos. El diario 'Hierro' fue el primero en hacerse eco de una historia de la que se ha escrito mucho pero sobre la que se ha sabido poco. El vespertino contó que los tres jóvenes habían sido agredidos en San Juan de Luz por un grupo de etarras. Alfredo Semprún, en 'Abc', iba un paso más allá el 26 de diciembre de 1983 y relataba que habían sido asesinados y hechos desaparecer por ETA. En el diario madrileño salió a la luz, por primera vez, el nombre de uno de (opinión)los presuntos autores del triple crimen. El etarra Tomás Pérez Revilla, 'Tomasón', que posteriormente fue asesinado por los GAL. Un hombre al que algunos compañeros en la banda calificaban como muy violento y al que otros retrataban como un sádico.

Marta Rodríguez Fouz, que ahora tiene 51 años, llegó al País Vasco poco después de la muerte de su tío. «Mi padre trabajaba en Alfa, la empresa de máquinas de coser. Estaba en A Coruña y luego le llamaron para la de Eibar. Y vinimos. Nosotros -los hijos- estudiamos en las escuelas que tenía la propia empresa», cuenta. No elude que tiene la certeza de que aquella mudanza de A Coruña a Eibar se explica también «porque querían estar cerca, ver si desde aquí era más sencillo saber lo que pasó».

Aquel caso «no se investigó nada». Es una denuncia que comparten los familiares de los tres. Era el año 1973, en Iparralde ETA estaba cimentando su santuario y Francia no quería colaborar con un país gobernado por Franco. El sumario se cerró en 1975 sin ninguna investigación. En las familias no había contactos ni recursos para hacer mucho más. Los allegados pidieron el sumario en los años 90 y se sorprendieron de lo poco exhaustivo que era. Había poco más que recortes de periódicos.

Marta Rodríguez Fouz no es optimista respecto a la posibilidad de que aparezcan los cuerpos. «Yo creo que no. Creo que, quienes saben, no van a tener ese rastro de humanidad para decirlo», lamenta. Quienes supieron o quienes saben. No duda en ponerles nombres y apellidos. «Sabino Achalandabaso, Prudencia Sudupe, Tomás Pérez R evilla, Imanol Murua, Ceferino Arévalo, Jesús de la Fuente Iruretagoyena. O José Manuel Pagoaga, 'Peixoto', que le contó a 'Lobo' -el infiltrado en ETA- lo que habían hecho. Algunos han muerto, pero quedan varios».

La vez que más cerca creyeron estar de recuperar los restos fue en septiembre de 1997. La Policía francesa sospechaba que en un panteón podría estar el cuerpo de Eduardo Moreno Bergareche, 'Pertur', un etarra asesinado y que desapareció en extrañas circunstancias. No estaba allí y aparecieron más restos. «Vimos en la tele que habían aparecido tres cuerpos en Biriatou relacionados con ETA. Recuerdo la emoción de mi madre y la sensación de que podían ser ellos. No fue así. Luego supimos que había una mujer entre los cadáveres encontrados allí. No eran ellos».

«Mi hermana Coral -exsenadora y parlamentaria socialista- ha peleado un montón para ver si se sabía algo. Creo que caló en todos ellos el mensaje de no hablar. Coral planteó iniciativas en el Senado y en el Parlamento vasco. Lo que nos queda es el derecho a la verdad porque no hablamos ya de una persecución penal sino de que tenemos derecho a saber lo que sucedió. Mis abuelos murieron con la tristeza de no saberlo», explica Marta.

«Compromiso cívico»

ETA se equivocó de objetivo en más ocasiones y algunas veces no tuvo reparos en reconocerlo. «Son tan brutales los hechos -se habla de una extrema crueldad con ellos antes de su asesinato- que creo que por eso ETA no quiso reconocerlo. Eran los años 70 y querían mostrarse como gudaris, como salvadores, y eso no cuadraba con matar a tres trabajadores de aquella manera. Fue muy salvaje y muy vil. Todos los crímenes lo fueron pero este de forma especial», opina Marta.

Marta habla ahora -nunca había salido en los medios- porque es consciente de que servirá «para que se conozca esta historia y se hable de ella». Quiere que su testimonio sirva para «desactivar cualquier justificación de la violencia». En casa de los Rodríguez Fouz han vivido con «compromiso cívico, conciencia cívica. Siempre hemos estado en contra de ETA y de le violencia desde el principio. Mis hermanas -además de Coral, Ana Rodríguez fue concejala del PSE- han vivido escoltadas».

El Memorial de Víctimas, Gogora y el Gobierno vasco harán la próxima semana un homenaje a las tres familias. Se hablará de ellos. «Mi madre me ha hablado de Humberto, de los momentos que habría querido compartir con él, del cariño enorme que le tenía. Guarda unos cuentos que él escribió, porque tenía talento literario, en unas hojas cuarteadas. Nunca nos ha hablado con términos de odio, pero sí con incomprensión. Y con desesperanza».

Opinión:

Solo pensar en que han pasado 50 años desde los asesinatos y que las familias no tienen respuestas a sus preguntas me doy cuenta del enorme abandono en el que se encuentran tantas y tantas víctimas del terrorismo…

Sí, del terrorismo, sin importarme de dónde venga o cual sea la banda o la sigla terrorista causante de tanto dolor.

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