lunes, 15 de febrero de 2021

13 febrero 2021 (2) La Razón (opinión)

13 febrero 2021

 


Revisar el dolor de las víctimas del terrorismo

Víctor Valentín Cotobal, Vicepresidente de la Asociación Dignidad y Justicia. Co-autor del libro “Enaltecimiento del terrorismo”.

Desde sus comienzos ETA cuenta con una red de apoyo muy importante que cubre todos los parámetros institucionales, que dicha red, la izquierda abertzale, abarca considerables estamentos culturales, sociales e incluso políticos. Mediante el apoyo popular a estos movimientos se producen actos de enaltecimiento del terrorismo y humillación a sus víctimas, consistiendo estos, en la alabanza, el elogio y ensalzamiento de terroristas y sus acciones a través de actividades con difusión pública.

Solo una sociedad anestesiada por los más de cincuenta años de atrocidades que hemos vivido es capaz de soportar como un mal menor la multitud de homenajes o aquelarres de bienvenida, los conocidos como “ongis etorris”, que se realizan a asesinos y colaboradores de ETA. También somos testigos de cómo las organizaciones satélites del terrorismo nacionalista vasco promueven acciones que bajo la apariencia de cultura o celebraciones populares se pretende mostrar apoyo a la ideología etarra.

Hace más de veinte años que está regulado, de manera autónoma, en nuestro ordenamiento jurídico el delito de enaltecimiento del terrorismo y humillación a las víctimas. Su evolución jurisprudencial durante este tiempo ha sido muy variada y llena de discrepancias. El propio órgano judicial, tanto nacional como europeo, no ha sabido conjugar derechos fundamentales admitidos en nuestra Constitución con las limitaciones propias derivadas del reconocimiento de otros derechos o bienes constitucionales. Y por esta excesiva ambigüedad de seguridad entre derechos fundamentales, como la libertad de expresión, el derecho de reunión o de manifestación entre otros, se han creado espacios de impunidad para la alabanza del terrorismo y la humillación a las víctimas. El artículo 578 del Código Penal se dirige a sancionar a quienes enaltezcan o justifiquen por cualquier medio de expresión pública o difusión los delitos de terrorismo o a quienes participen en su ejecución, o la realización de actos que entrañen descrédito, menosprecio o humillación de las víctimas de los delitos terroristas o de sus familiares. Se regulan dos conductas concretas; el enaltecimiento del terrorismo y la humillación de las víctimas, y por ende se protege; el respeto a nuestros valores democráticos.

ETA desde la intolerancia más absoluta y teniendo como referencia el exterminio del distinto, ha generado un terror colectivo del que se siente orgulloso y ejemplifica en cada oportunidad, no solo queriendo despreciar a sus víctimas, sino a toda la ciudadanía.

Hace unos días el Ejecutivo anunciaba que está trabajando en un “borrador” con la intención de aplicar sanciones administrativas para terminar con los homenajes a miembros de ETA y que pretende derogar delitos relacionados con la libertad de expresión. Rebajar a la vía administrativa el delito de enaltecimiento del terrorismo supone despenalizar el dolor de las víctimas y abandonar por completo la salvaguarda de la dignidad y el honor de las víctimas del terrorismo, ya que estos derechos fundamentales están regulados en nuestro Código Penal y no encuentran defensa en la jurisdicción administrativa. Por otra parte, la libertad de expresión encuentra su frontera en el respeto a los derechos fundamentales, por lo que aplicar restricciones a la libertad de expresión no solo es legítimo, sino hasta necesarias ante conductas que incitan a la violencia o, como sucede en la humillación a las víctimas, provocan un especial impacto sobre quien las sufre en un contexto terrorista. En definitiva, lo que se promueve con la despenalización de las conductas que relaciona el artículo 578 del Código Penal es crear un conflicto artificial para que bajo la apariencia del uso legal y apropiado de determinados derechos se cometan delitos, y ahí nuestra Democracia no puede retroceder.

La justicia, justa, que lleva aparejada penas de cárcel supone la máxima tutela de nuestro Estado de Derecho frente al revisionismo, y las víctimas del terrorismo, como “héroes de la Democracia”, merecen esa especial protección.

Opinión:

Me gustaría aprovechar la publicación del artículo para preguntarle al señor Víctor Valentín Cotobal si ya le ha comentado a Daniel la idoneidad de pedir disculpas ante el tuit que publicó hace unos días relacionado con Maixabel Lasa.

Si lo ha hecho y luego habla sobre “revisar el dolor de las” víctimas del terrorismo, perfecto.

Si no lo ha hecho, le recuerdo que “obras son amores…”

 

 

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