martes, 11 de mayo de 2021

09 mayo 2021 Diario de Navarra (opinión)

09 mayo 2021

 


Florencio Domínguez, Director del Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo

“La historia de una víctima de ETA es capaz de enganchar a los más jóvenes”

Que el dolor causado por ETA no se olvide y que nadie se sienta legitimado en el futuro para recoger su bandera.

Con tal fin se ha inaugurado esta semana en Pamplona la exposición ‘El terror a portada. 60 años de terrorismo en España’.

Florencio Domínguez Iribarren (Caparroso, 1956) pasea con ojos curiosos por la exposición que el Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo que él dirige acaba de inaugurar en el patio y zaguán del Palacio del Condestable de Pamplona. Grandes paneles con portadas de Diario de Navarra y de varios periódicos del grupo Vocento se convierten en el hilo narrativo de los años sangrientos de ETA, a la vez que subrayan el papel de la profesión como testigo, cuando no como diana, de las agresiones terroristas. Domínguez es un libro abierto sobre la historia de ETA, no en vano, durante más de 30 años fue él quien relató sus atentados desde la agencia VascoPress. “Estas ampollas -señala sobre una de las vitrinas de la exposición- las usaban los terroristas para dormir a los secuestrados antes de trasladarlos al zulo; aquella pistola...” Con cada objeto traza un relato

Como periodista le tocó ser notario del horror de ETA. ¿Qué se le remueve al ver las portadas de esta exposición?

Revives algunas situaciones. Por edad, formo parte de una generación que llegó a la vida adulta en el momento en el que se disparaba el terrorismo de ETA. En Navarra, en esos finales de los años setenta e inicios de los ochenta, también empezaba a golpear el terrorismo con toda su crueldad. Impacta ver la foto de José Luis Larrión tras el asesinato del general Atarés, en la Vuelta del Castillo, con la peculariedad de que en ella aparece retratada como testigo la hija de otra víctima, Pepa Alcocer. Pero lo relevante no es que los que tengamos canas revivamos nuestras historias pasadas, sino que los que son jóvenes ahora adquieran el conocimiento y la información de lo que ocurrió. De la violencia que hemos pasado, del sufrimiento causado a las víctimas, del impacto que ha tenido el terrorismo en la convivencia y la vida política.

¿Destaca alguna portada?

La de la primera víctima del terrorismo moderno en España, que es Begoña Urroz, en junio de 1960. Al ver cómo el asesinato de una niña se reflejó en los medios de la época, con una importancia bastante menor a la que posteriormente se ha dedicado a los episodios terroristas, adviertes cómo ha ido cambiado también la sociedad. En los inicios y durante mucho tiempo el terrorismo no parecía algo relevante y, en consecuencia, tampoco eran relevantes sus víctimas.

¿Quién se sobrepuso antes al distanciamiento y a la frialdad con la que se miraban los crímenes de ETA ? ¿Prensa o sociedad?

La actitud de la sociedad y la de la prensa van de la mano. Al principio, se miraron las cosas con distancia, pero a medida que el terrorismo se hizo más pesado, que condicionó más la convivencia y aumentó el nivel de dolor y de sufrimiento de los afectados, fueron cambiando tanto la sociedad como la prensa. La prensa se convirtió ya en los ochenta en un agitador de conciencias y estimuló la reacción de los primeros grupos que hicieron frente al terrorismo en la calle. Los embriones de esos grupos, que al inicio eran poco significativos, fueron adquiriendo entidad en la medida en que su actuación se difundió.

Hoy, cuando ya han transcurrido diez años del cese de la violencia armada, ¿la lucha es contra el relato de quienes pretenden justifican la violencia de ETA?

Hay dos niveles de situaciones a las que hoy tenemos que dar respuesta. Si queremos evitar que en el futuro pueda reproducirse una situación de violencia tenemos que conseguir que en la sociedad se extienda la deslegitimación de la violencia terrorista, que socialmente no haya comprensión alguna para lo hecho por ETA. Si permitimos que un sector de la sociedad se muestre comprensivo nos arriesgamos a que una nueva generación se agarre a esas brasas que hemos dejado encendidas y se reproduzca la violencia.

¿Cuál es la otra situación a la que hay que dar respuesta?

Los jóvenes no han tenido vivencias personales del terrorismo o estas son muy lejanas. Los que hoy están en la Universidad o empezando una trayectoria laboral tenían entre 12 y 15 años cuando se cometió el último atentado en España, en 2009, en el que murió el navarro Diego Salvá Lezaun junto a otro compañero Guardia Civil. No tienen vivencias directas, no lo han visto en los medios, no lo han sentido cercano, ni han visto que se hablara de ese tema en la familia. A esa gente que no ha tenido vivencias hay que contarles lo ocurrido y acompañarlo con el testimonio de las víctimas.

¿El reto es hacerlo en las aulas?

Sí. Durante estos últimos años, un equipo coordinado por el historiador Raúl López Romo, del Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo, ha estado elaborando una serie de materiales didácticos. Desde el Ministerio de Educación se ha puesto ese material a disposición de las comunidades autónomas y estas unidades didácticas se van a desplegar en colegios e institutos de varias comunidades a lo largo del próximo curso 2021- 2022. El Gobierno de Navarra se ha comprometido también a llevar esas unidades didácticas sobre terrorismo a los currículos escolares.

¿Cómo se engancha a los más jóvenes con este tema?

Estas unidades van acompañadas de testimonios directos de las víctimas, que tienen una capacidad de generar empatía y de provocar la atención, en este caso de los más jóvenes, que está por encima de cualquier ensayo teórico o de cualquier conferencia. El conocimiento del sufrimiento de una víctima, de su historia personal, tiene una gran capacidad para engancharles. No puede consentirse que quede en los jóvenes la imagen de que el terrorismo fue una historieta, unas batallitas románticas rodeadas de un halo de revuelta contra el poder. No, el terrorismo fue una vulneración de derechos humanos con la cual se pretendía imponer un proyecto político.

Ongi etorri y pactos

Mientras, hoy continúan los homenajes públicos tras las excarcelaciones de presos de ETA. ¿Una nueva muerte para sus víctimas?

Todos los actos de reconocimiento públicos, todos los homenajes que se realizan a los presos cuando salen de las cárceles son hirientes para las víctimas y no tienen justificación alguna. El Parlamento Vasco y el Parlamento de Navarra han reclamado que no se celebren este tipo de actos. Así mismo, el Parlamento Europeo ha elaborado un informe que incluye, entre otras cuestiones, la exigencia a los Estados de que no permitan el reconocimiento a los victimarios condenados. Los homenajes a veces se pretenden disfrazar como actos de amigos, de celebración de la puesta en libertad, pero es falso. No son actos que se celebran en la intimidad, sino en la calle, en un espacio público, y en ellos se quiere homenajear a los terroristas porque han sido terroristas, por haber asesinado y contribuido a intimidar a la sociedad. Se les da reconocimiento por su pasado.

Zarautz aprobó días atrás una moción en contra de los homenajes a presos de ETA a la que se sumaron dos concejales de EH Bildu. ¿Cómo hay que interpretar esos pasos en la coalición abertzale?

EH Bildu tiene una composición muy diversa. Desde los procedentes de Eusko Alkartasuna que han estado en contra del terrorismo a Sortu, que viene de HB y ha sido el brazo político de ETA. Esa diferente composición de la coalición a veces se refleja de este modo, como también ha ocurrido en actos de homenaje a víctimas de ETA a los que han acudido representantes de EH Bildu, pero que normalmente eran personas del mundo de Eusko Alkartasuna.

¿Entiende que algunos pidan el aislamiento político de EH Bildu mientras no deslegitime con rotundidad la violencia de ETA?

Lo que hay que mantener es un nivel de exigencia con EH Bildu para que rompa con esas prácticas, por la vía que sea, por la vía de los acuerdos parlamentarios, de los acuerdos municipales o de los llamamientos de los líderes políticos. Hay que recordarles que siguen teniendo un déficit, una deuda con la sociedad y con las vítimas que no han pagado todavía.

¿Mientras no den ese paso son justificables los pactos políticos con EH Bildu?

Eso ya les corresponde evaluarlo a los partidos políticos, pero el mundo de la izquierda abertzale tiene ese déficit que debe subsanar.

Algunas asociaciones de víctimas han levantado estos días la voz contra la política de acercamiento de presos. ¿Qué puede decir?

La dispersión o el acercamiento de presos son políticas discrecionales de los gobiernos que no tienen condiciones legales objetivas. No se requiere que el preso haga esto o lo otro. Eso lo resuelven los gobiernos de turno. En su día se consideró oportuna la dispersión, a partir de 1988 y 1989, y los recursos que plantearon los etarras contra la dispersión fracasaron tanto en los tribunales nacionales como europeos. La dispersión es una política legítima y también la contraria.

Pendiente de la inauguración oficial, usted preside el Centro Memorial del Terrorismo. El del Holocausto, en Berlin, es un laberinto cuyas paredes se agrandan para encoger al visitante. ¿Cómo se concibe el centro de Vitoria?

Tiene dos líneas. Una de información histórica, más racional, que cuenta los episodios. Otra, más emocional, busca que la gente empatice con las víctimas y que se le despierten sentimientos en contra del terrorismo. Además, hay un área de investigación creada a partir de la recopilación de documentos, informes, libros... Ese archivo va a contar también con toda la documentación que Francia entregó a España en 2018, una vez que se examine si tiene algún recorrido judicial por parte de la fiscalía y de la Audiencia Nacional.

En la zona expositiva del Centro Memorial de Vitoria hay una reconstrucción del zulo en el que estuvo secuestrado Ortega Lara. ¿Qué sensaciones despierta en quienes ya lo han visitado?

Ortega Lara estuvo 532 días encerrado en ese lugar. Hay una doble reproducción del zulo. Una que permite la visión cenital, desde arriba, y otra en la que se puede entrar. Eso posibilita descubrir cómo era el espacio en el que tuvo que pasar año y medio el secuestrado y a la vez conlleva una gran carga emocional. En este tiempo hemos tenido algunas visitas, incluso la de Julio Iglesias Zamora, secuestrado con anterioridad en el mismo zulo que Ortega Lara. Quienes lo han visto coinciden en que impacta. Ver cómo era el zulo a tamaño real, con sus reducidas dimensiones, la reproducción de los muebles, los carteles que tenía en las paredes... Hay gente que no se ha atrevido a entrar, que le ha dado reparo.

 

GRAPO, GAL, FRAP, EPOCA, Terra LLiure, el Batallón Vasco Español, Triple A, Exercito Guerrilleiro o MPAIAC... ¿qué representación tienen estos terrorismos en el Centro Memorial?

La Ley por la que se crea el centro memorial es una ley que engloba a víctimas de todo tipo de terrorismos, de extrema derecha, de extrema izquierda, nacionalistas, grupos yihadistas... pero solo terrorismos. El espacio está en función del impacto político y social y de la importancia que han tenido cada uno de los terrorismos, aunque un solo asesinato ya es demasiado.

Opinión:

Importante iniciativa la que se promueve desde el Centro Memorial. Lo que ya me hace dudar es hasta qué punto tratará de ser una iniciativa sin objetivo político… o mejor dicho, sin objetivo partidista.

¿Hasta qué punto no servirá para introducir o promover ciertas ideologías en contra de otras? ¿Servirá la iniciativa para explicar “también” cual nha sido el trato recibido por parte de muchas víctimas desde las administraciones competentes? ¿Podrá explicarse la realidad de la utilización partidista que se ha hecho del colectivo, pese a la enorme cantidad de víctimas que nos negamos a ese uso?

Y si es en las aulas, ya no quiero ni pensar lo que puede ocurrir.

Espero y deseo fervientemente que esas preguntas tengan la respuesta que merecen.

 

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