13
abril 2025 20minutos
El
yihadismo en España: así ha evolucionado desde los años 90 hasta el 11-M y los
atentados de Barcelona y Cambrils
Organizaciones
menos estructuradas, ataques rudimentarios y terroristas cada vez más jóvenes.
Han
cambiado los actores, los perfiles y el modus operandi, pero permanece el mismo
objetivo: causar el mayor daño posible. Desde las primeras actividades
terroristas datadas en España en los años 90, la estructura y dinámica de los
perpetradores ha evolucionado al tiempo que lo han hecho las relaciones
internacionales y la tecnología. El resultado es la persistencia del nivel 4
reforzado de alerta en España, en consonancia con una preocupación creciente a
nivel global. Se añaden dos novedades: los terroristas son cada vez más
jóvenes, y hay un mayor número de mujeres.
El
comienzo del yihadismo en España
Pese
a las dudas acerca de la aurtoría del atentado al restaurante El Descanso de
1985, esa fecha es asumida por la mayoría de analistas como el preludio de la
actividad yihadista en España. Hasta ese momento, se habían vivido actos
selectivos dispersos por la geografía, generalmente motivados por conflictos
internos entre agentes externos. Es decir: el blanco no eran los españoles.
Para
comprender el por qué de aquí, ha de entenderse lo que ocurre allí. La
actividad yihadista en España comenzó en los años 90. En aquella época fueron
implementándose varias redes relacionadas con la violencia civil en Argelia,
que dio comienzo a la captación de marroquíes en nuestro territorio, de
especial idiosincrasia, debido a su cultura y fronteras. España se convertiría
en albergue de muchas de las células, que trasladaron su infraestructura en
nuestro territorio para operar a escala transnacional.
No
es de extrañar que todo comenzara a cambiar precisamente en los años 90. Al
Qaeda fue fundada en 1988 tras la retirada soviética de Afganistán. Su objetivo
era establecer un califato islámico regido por la sharía (ley islámica),
eliminar los regímenes considerados apóstatas en países musulmanes y frenar la
influencia occidental. Pronto la venganza ansiada contra EEUU y sus aliados se
convertiría en una lucha contra “enemigos” a escala global. Y España entraba en
la ecuación.
Tras
el atentado en El Descanso, en 2003 se produciría un atentado suicida en
Casablanca, Marruecos, entre cuyos objetivos figuró la Casa de España y la
Cámara de Comercio de España. Un año después, llegaría el 11-M, la mayor
tragedia terrorista sufrida en territorio español. Las explosiones provocaron
193 fallecidos y más de 2.000 heridos. Desde entonces, aumentaron las
operaciones policiales, hasta llegar al siguiente gran ataque, los atentados de
Barcelona y Cambrils en 2017, que se saldaron con 16 fallecidos y más de 300
heridos.
Menor
sofisticación y radicalización online
Para
comprender cómo ha evolucionado el yihadismo en España pueden compararse los
dos mayores actos de esta índole vividos aquí. La sofisticación del 11-M nada
tiene que ver con el modus operandi de los atentados de Barcelona y Cambrils.
El primero fue fruto de una precisa elaboración. El segundo, fue el resultado
de una serie de errores, inexperiencia y precipitación.
La
célula que ideó los ataques de 2017 planeaba algo mucho mayor. Pretendían
arremeter contra puntos emblemáticos (como la Sagrada Familia o el Camp Nou),
pero el día anterior, mientras preparaban las bombas, se produjo una explosión
que apresuró sus actuaciones. Llevaron a cabo el plan B. Desprovistos de
material, usaron una furgoneta, armas blancas y chalecos falsos emulando los
ataques que el Daesh instigaba en el resto de Europa desde su nacimiento en
2014. Y esta es una de las claves del cambio en el panorama nacional y global.
El
Daesh (ISIS) tomó el relevo de Al Qaeda como insignia del yihadismo. Más
moderna y menos estructurada, esta organización se valió de Internet para
ampliar su propaganda y narrativa. El cambio en la socialización, fruto de los
avances tecnológicos, permitió el inicio de la yihad electrónica. Pedían a sus
simpatizantes que actuaran de manera individual. Se produjo un aumento de los
lobos solitarios y una descentralización de los comandos. Así, las operaciones
son más difíciles de rastrear, más baratas, pero menos sanguinarias.
Más
jóvenes y más mujeres
Los
menores han adquirido un papel más activo tanto en procesos de
autoradicalización como en el adoctrinamiento de terceros. Ellos mismos tratan
de convencer a otros de su edad. Las nuevas generaciones han nacido en una era
tecnológica que les permite acceder fácilmente a contenido extremista. Si en
los 90 la radicalización se producía sobretodo en mezquitas, oratorios o
entorno cercano, en la primera quincena de los 2000 se empezó a usar Internet,
como Youtube, Twitter o Facebook, y hhora la red sigue siendo uno de los
principales focos de radicalización. Se utilizan otras plataformas, como
Discord, que les permite compartir y ver contenido, eludiendo censuras o
bloqueos. Esto provoca preocupantes zonas grises para las fuerzas y cuerpos de
seguridad del Estado.
Entre
2015 y 2021, el perfil de terrorista en España era principalmente un varón
mayor de 26 años. Pero los nuevos datos demuestran que 1 de cada 3 detenidos
son ahora menores de 25 años. Solo en 2023 se detuvieron 21 individuos de enrte
18 y 25 años. Son cada vez más jóvenes, y es la primera vez que ocurre, tal
como reflejan los anuarios del Observatorio Internacional de Estudios sobre el
Terrorismo. También hay mayor presencia de mujeres. Si en 2021 el 100% de los
detenidos eran hombres, en 2023 lo fue el 89%. Las ocho mujeres detenidas en
2023 representan el doble del año anterior.
Otro
aspecto ha cambiado, y es el incremento de detenidos relacionados con
combatientes terroristas extranjeros. Los últimos datos muestran que el grado
de interconexión es mayor. Otra vez las nuevas tecnologías, que permiten el
contacto con personas en zonas de guerra. Casi el 50% de los detenidos en el
último año, de hecho, ha tenido relación previa con condenados por terrorismo.
Prospectivas
El
terrorismo yihadista en España ha evolucionado desde grupos estructurados a
células con menor organización o lobos solitarios in experiencia ni los
recursos de antes. Ahora el perfil del terrorista es más joven, la
radicalización se nutre de Internet, y los ataques son de menor envergadura.
Pero la problemática va en aumento. En 2023 se dio el mayor volumen de
individuos detenidos de los últimos 18 años.
El
reciente incremento puede explicarse, entre otras razones, por el conflicto
entre Hamás e Israel. Lo que ocurra fuera de nuestras fronteras tiene impacto
dentro. Las reminiscencias de Al Andalus persisten, e Internet se ha convertido
en la plaza del extremismo. Si no se han sufrido más ataques es por el
perfeccionamiento de las técnicas de prevención y detención, la colaboración
internacional y la precariedad de muchos de los actores implicados. De especial
relevancia, en prospectiva, es la interconexión de los grupos y el aumento de
los menores involucrados. Cambia el modus operandi pero sigue el problema, que
ya es estructural, y no solo en el mundo occidental.
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