jueves, 21 de octubre de 2021

15 octubre 2021 Diario Vasco

15 octubre 2021 


 

«En Euskadi toca ahora negociar en privado una reconciliación de verdad»

«La radicalidad de los representantes de ETA tras la T-4 provocó el cambio de estrategia de la izquierda abertzale»

LA NEGOCIACIÓN «Hay que dialogar con los terroristas, pero no porque usen la violencia sino porque tienen apoyo político detrás»

LA ESTRATEGIA «Lo importante para negociar es la combinación entre la presión policial y una vía de escape político»

LA ETAPA DEL PP «El Gobierno del PP hizo todo lo posible por interrumpir el proceso.  Fue como volar con un solo ala»

Jonathan Powell Participante en la conferencia de Aiete «Sin los observadores internacionales, la paz no hubiera llegado como llegó», asegura el exjefe del gabinete de Tony Blair

Jonathan Powell –nacido en la localidad inglesa de Fulbeck en 1956– fue director de gabinete de Tony Blair y facilitador de la Conferencia de Aiete hace diez años, además de mediador en el diálogo con ETA y en otros procesos de paz como el de Irlanda del Norte y en Colombia. Participante ayer en las Jornadas Internacionales organizadas por el Foro Social Permanente, el diplomático británico cree que «ahora toca en Euskadi una negociación discreta de la reconciliación».

¿Qué lección saca de su experiencia como mediador en el País Vasco y en Irlanda del Norte?

Todas las negociaciones son diferentes pero también hay muchas similitudes. El conflicto de Irlanda del Norte no tenía nada que ver con el conflicto vasco, pero también hay lecciones que se pueden aplicar. En Euskadi la negociación fue subterránea.

Los gobiernos siempre dicen que nunca dialogarán con terroristas pero acaban haciéndolo. Usted defiende en un libro que es lo que hay que hacer. ¿Por qué?

Sé que es muy difícil para los gobiernos democráticos hablar con los terroristas. Por eso las negociaciones empiezan en secreto. En Irlanda del Norte teníamos un canal secreto de negociación desde 1972. En España todos los gobiernos han dialogado. En secreto, y es necesario que sea así para poder desarrollar un proceso que pueda sobrevivir cuando salga a la luz. No estoy diciendo que siempre hay que hablar con todos los grupos terroristas. Hay que hacerlo si tienen un importante apoyo político detrás. No lo haría, por ejemplo, con las facciones escisionistas del IRA o en su día con la alemana Baader-Meinhof.

¿Qué es lo que más le sorprendió del caso vasco?

La crispación política entre el PP y el PSOE. En Irlanda del Norte cuando Blair se convirtió en líder laborista apoyó a Major en sus esfuerzos para lograr la paz.

¿El atentado de la T-4 aceleró el final? ¿Recibió el Gobierno español un mensaje a través de Blair para retomar la negociación tras la bomba en Barajas?

Blair nunca transmitió una propuesta. Pero es cierto que la bomba de la T-4 fue como el atentado del IRA en 1996 en Canary Wharf, en Londres, cometido por el IRA, después del primer alto el fuego con Major, que, en opinión del IRA y del Sinn Féin, no cumplió su parte del acuerdo. En el caso vasco, el primer acuerdo entre el Gobierno de Zapatero y ETA no fue cumplido en la práctica por ninguna de las dos partes, con lo cual todo se desmoronó. El punto de ruptura ocurrió un poco más tarde. En la última negociación de Ginebra (mayo de 2007), los de ETA que acudieron a esas negociaciones mantuvieron una línea muy dura. Y eso hizo que fuera imposible llegar a un acuerdo. Y yo veía que a los dirigentes de la izquierda abertzale no les gustaba nada ver lo que hacían los representantes de ETA. Y es cuando la izquierda abertzale volvió para convencer a sus bases para cambiar su posición. No se podía seguir así y había que buscar una solución política.

¿La radicalidad de ETA rompió la negociación y presionó políticamente a la izquierda abertzale?

Sí, los representantes de ETA ejercieron una presión política sobre la izquierda abertzale.

La Conferencia de Aiete ¿no fue una pista de aterrizaje más simbólica que real para maquillar la derrota 

Fue más complejo. Aiete fue un elemento clave en ese camino hacia la paz. En los procesos de paz no se puede hacer todo de golpe. Hay que ir desglosando los elementos y marcando una serie de pasos. Fue crucial para ETA recibir ese llamamiento internacional para poner fin al conflicto armado. Y no estábamos seguros de que ETA iba a dar una respuesta positiva. Había un montón de pasos que se habían acordado, hubo un cambio de gobierno y algunos pasos no se dieron. El Gobierno del PP hizo todo por interrumpir el proceso. Fue como volar con un solo ala 

¿Sin la mediación internacional el final no hubiera llegado?

Al fin y al cabo lo que es importante es lo que hacen las dos partes. Nosotros, como mediadores, jugamos un papel muy importante en Irlanda del Norte, pero lo que importaba era lo que hicieran los unionistas y el Sinn Féin. Ellos, los mediadores, son los que merecen tener el Premio Nobel de la Paz, no nosotros; aquí, en el caso vasco tengo que rendir un homenaje al instituto Henri Dunant, que es el que comenzó todo el proceso. Sin los observadores, no hubiera llegado la paz de la manera en la que llegó.

¿Qué importancia tiene la presión policial a la hora de negociar con una organización terrorista?

Lo importante es la combinación entre la presión policial de seguridad y una vía de escape política. Si solo hay presión policial, van a seguir luchando hasta el último momento, pero tampoco sirve solo la vía de escape política. En Colombia el presidente Santos mantuvo la presión militar en todas las negociaciones, hasta el último momento. En Irlanda del Norte, sin el el éxito de la presión policial y de la inteligencia. el IRA no hubiera tenido ninguna motivación para negociar.

 ¿Cuánto influyó el proceso irlandés en el cese de ETA?

Aquí los independentistas siguieron el ejemplo de Irlanda del Norte demasiado de cerca. Son conflictos distintos. Allí hubo antes tres intentos desde 1973 que fracasaron; el primero porque no fue inclusivo con el Sinn Féin.

¿El fin de la violencia de ETA es irreversible? ¿Y en Irlanda?

Yo diría que habéis tenido mucho más éxito en el País Vasco que en Irlanda del Norte porque no ha habido ninguna violencia desde el acuerdo; allí sí hemos experimentado algunos ataques de grupos

¿Cuánta memoria y cuánto olvido hay que aplicar para cicatrizar el pasado 

Es la pregunta más difícil en un proceso de paz. En Colombia tuvo que haber una justicia transicional porque si no tanto los soldados como los terroristas hubieran sido llevados a juicio. No se pueden olvidar a las víctimas, pasar página y punto. Las amnistías al viejo estilo ya no son posibles. Busquemos un equilibrio entre las necesidades de las víctimas del pasado y la apuesta por evitarlas en el futuro. En Irlanda del Norte no hemos conseguido pasar página.

Para pasar página primero hay que leerla...

Por supuesto, en cada conflicto hay dos historias diferentes. En Colombia trabajamos con historiadores de los dos bandos para escribir una narrativa conjunta. No funcionó. En Irlanda hacían falta dos relatos distintos que no podían ser contradictorios, debían ser compatibles.

¿Estamos cerrando bien las heridas en el País Vasco?

Sí, ha sido un éxito, los jóvenes han crecido sin la violencia. Pero aún queda mucho odio y dolor por eliminar. El camino es largo. pos disidentes, aunque no tengan apoyo político, y también violencia por parte de los unionista con el Brexit. Vosotros tenéis la reconciliación de verdad pendiente. El conflicto continúa en Irlanda del Norte, el acuerdo de Viernes Santo fue para acordar en no estar de acuerdo. No pudimos convencer a los unionistas de aceptar una Irlanda unida ni convencer a los republicanos a aceptar al Reino Unido. Pero las dos partes acordaron encauzar el conflicto a través de la política. El Sinn Féin ha tenido muchísimo éxito político, tiene mucho más poder que antes, un miembro del Sinn Féin será el próximo primer ministro de Irlanda del Norte. Lo que no consiguieron por la vía armada lo van a conseguir por la vía política. El problema es el Brexit, que ha reabierto toda la cuestión identitaria de Irlanda del Norte. No creo que vamos a volver a la violencia, pero desafortunadamente tenemos una cierta inestabilidad política. No veo ningún riesgo de vuelta a la violencia en Euskadi, pero hay un problema político, y también en Cataluña, que hay que resolver.

¿Cree que Otegi debería condenar la violencia de ETA? ¿Lo hizo Gerry Adams con el IRA?

No lo recuerdo muy bien si lo hizo pero sí que hubo toda una negociación acerca de los términos exactos. Hay algunas palabras que el IRA no quería pronunciar.

 ¿Por ejemplo, perdón?

Era otra palabra, fue un problema muy importante, pero no se convirtió en una barrera. Ellos pidieron perdón a su manera y nosotros lo aceptamos y seguimos adelante. Lo mismo en Colombia. El líder de las FARC pidió perdón durante la firma del acuerdo de paz, yo estaba al lado de un grupo de víctimas en aquel momento, con unas madres que tenían fotos de sus hijos que habían sido asesinados por las FARC, y cuando él pidió perdón ellas saltaron para celebrarlo, fue emocionante. Lo que no hemos conseguido ni en Euskadi ni en Irlanda es una reconciliación verdadera, necesitamos ir más allá de las palabras y buscar una manera de dejar que la historia sea historia.

¿Sería bueno que se diera esa condena de la violencia?

Sinceramente no quiero meterme en lo que es una discusión interna en el País Vasco acerca de lo que son las palabras y los términos a utilizar, pero sí creo que debe haber negociaciones privadas que den lugar a una reconciliación verdadera. Toca eso.

 

 

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