domingo, 4 de noviembre de 2018

02 noviembre 2018 Diario Vasco

02 noviembre 2018 


El lehendakari pide para Euskadi una "memoria crítica" sin "justificaciones ni equiparaciones"



Evoca en Argentina el «horror» vivido en el País Vasco, en plena polémica por los vídeos de ETA. Urkullu visita impactado en Buenos Aires el centro clandestino de tortura de la dictadura militar y pide una red universal de centros de memoria
Una madre de la Plaza de Mayo pregunta con voz desgarradora dónde estaba su hija, embarazada de cinco meses, que había sido detenida y secuestrada en la Escuela Mecánica de la Armada de Argentina (ESMA), durante la dictadura militar del país entre los años 1976 y 1983, bajo los mandos del teniente general Jorge Rafael Videla. «¿Dónde está mi hija, y dónde está mi nieto, que tendría que estar vivo?», clamaba desesperada. El lehendakari Urkullu visitó en la tarde del pasado miércoles las entrañas de la maquinaria del terror que ejercía durante esos años la dictadura militar en la población civil en una parcela militar de 17 hectáreas situada en pleno corazón de Buenos Aires, concretamente en la avenida de Libertadores, una arteria viaria que tiene una longitud de 50 kilómetros.
Urkullu se mostró durante la visita impactado al constatar cómo el ser humano es «capaz de lo mejor y de lo peor» generando horror mediante la vulneración de los derechos humanos, «sobre todo en el de la vida». En este sentido, recordó que la sociedad vasca ha conocido ese mismo horror que lo situó en épocas como la «del franquismo, de la Guerra Civil y de sus consecuencias, del horror del terrorismo de ETA durante 50 años, y en el terror provocado por la violencia de Estado por grupos paramilitares y parapoliciales». El recuerdo de estos hechos, dijo, «nos mueven a este ejercicio de la memoria crítica que no persiga la equiparación ni mucho menos la justificación ni el ensalzamiento de la provocación del terror», precisó en plena polémica sobre la unidad didáctica del Gobierno Vasco que aborda la historia de ETA. Unos vídeos cuestionados por algunas víctimas de la banda y por el propio subdelegado del Gobierno central en Euskadi, Jesús Loza, que el martes reclamó explicar la historia de ETA sin «atenuantes». Es intención del Gobierno Vasco mejorar el contenido de las unidades didácticas e incorporar aportaciones a través del Parlamento Vasco, según avanzó el propio lehendakari hace dos semanas.
Mientras, Urkullu abogó desde Buenos Aires por activar una red universal de centros de la memoria «para aunar un compromiso para hacer pedagogía a las nuevas generaciones de lo que tiene que ser la cultura de los derechos humanos».
Una reflexión que puso el colofón a la visita a las instalaciones del centro de operaciones de exterminio que con crueldad empleó la dictadura argentina, más en concreto la Armada, con los adversarios del régimen. Lo hacían en la clandestinidad, con impunidad y casi sin esconderse. La prueba de esos crímenes de lesa humanidad, que no prescriben, sigue intacta y viva, ya que las instalaciones militares de la que fue en esos años Escuela Mecánica de la Armada, las custodia en la actualidad la judicatura argentina porque las denuncias siguen surgiendo en el tiempo y las pruebas que aparecen -como un número de teléfono escrito en una de sus paredes- necesitan a veces el cotejo en el lugar de los hechos, que sigue indemne, con desconches de sus paredes incluidos, para evaluar la denuncia en un escenario que apenas ha sido modificado.
El Museo Sitio de la Memoria conserva todas sus características como si no se hubiera parado el tiempo. Todo sigue inalterable, a pesar de que han transcurrido 35 años. El lehendakari, acompañado de su mujer, Lucía Arieta-Araunabeña, pudo comprobar cada uno de los rincones en los que el horror se extendía de manera cruel y despiadada. En esa residencia de oficiales de la Marina que disponía de 74 habitaciones, ubicada en el barrio bonaerense de Núñez, se registraron un total de 5.000 detenciones, de los cuales solo 250 pudieron salir con vida. Un estudio cifra en 20 víctimas de origen vasco la lista macabra de la ESMA. La dictadura argentina provocó la desaparición de 30.000 ciudadanos. La madre de esa hija que clama por ella y por su nieto es la denuncia de muchos casos de bebés robados, 500 en ese periodo dictatorial, y de 36 nacimientos en el propio recinto del ESMA, que 13 han podido ser identificados y reencontrarse con sus familias biológicas.

El lehendakari recibía las explicaciones de la directora del memorial Alejandra Naftal, que recordaba en cada uno de sus estancias los espeluznantes métodos que emplearon en sus estancias, que mantenían la huella del terror en unas instalaciones que siguen siendo prueba judicial. Se describe en cada espacio del recinto cómo los detenidos eran introducidos esposados y encapuchados, cómo eran torturados, de qué manera las víctimas eran masacradas en vida, el lugar donde se decidía quiénes de los capturados eran 'trasladados' -eufemismo para decir que iban a ser asesinados- en un vuelo en el que iban a ser arrojados al mar cada miércoles.

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