martes, 18 de agosto de 2020

17 agosto 2020 (2) La Vanguardia (opinión)

17 agosto 2020 



Memoria de los muertos

Sergi Pámies

La placa que recuerda el atentado del 17 de agosto del 2017 es de una sobriedad que hoy que en la Rambla pasea poca gente gana protagonismo. Una de las consecuencias de la desertización del centro es que, sin sufrir las embestidas de borrachos o carteristas, puedes entretenerte a leer las consignas pacifistas que contiene. La apuesta por la sobriedad pacifista, políglota y solidaria funciona. En el ámbito institucional, en cambio, no acaba de darse con una fórmula que no parezca una plegaria de agenda. El acto oficial transmite cierta incomodidad, compensada por la emoción que allí se respira. Es una contradicción comprensible. De entrada, porque el dolor perdura y no hay protocolo infalible para dar consistencia a lo que debería ser un homenaje espontáneo. Un homenaje que, siguiendo la inercia del impacto inicial, también se intentó.
Las semanas en las que la Rambla se convirtió en un altar de peregrinación tampoco transmitieron un mensaje claro. Todo acabó en una exposición de velas y peluches te­rapéuticos que, por acumulación, devaluaban el sentido trágico y la denuncia contra la arbitrariedad asesina de los fanáticos. Además, en pocos días la política y sus esbirros expropiaron la dimensión transversal del dolor. Aquella manifestación hizo que el terrorismo fuera un pretexto para amplificar reivindicaciones antimonárquicas y antibelicistas y alteró el orden del día. Aquellos días siguen generando los interrogantes necesarios para que la prioridad del dolor y la persecución de los culpables pierdan protagonismo.
Y quedan, por supuesto, las dudas policiales y jurídicas, que tanto envenenaron la interpretación de tragedias como la del 11-M de Madrid. El pasado del actor intelectual (¡qué expresión más desafortunada!) que, como el gato de Schrödinger, a veces está muerto y simultáneamente vivo en función de intereses y egos que son la consecuencia de las limitaciones de la investigación y de la comunicación de los avances, que también los hay. El único ámbito que aún podemos preservar es el particular, más resistente a la manipulación. Dónde estábamos y cómo lo vivimos. Pero también prevalece un silencio tácito y, a diferencia de lo que ha ocurrido en París y otras ciudades, no hay demasiados testimonios de la matanza, quizá porque muchas víctimas eran turistas que paseaban por la misma Rambla, que, con una impotencia imperfecta, ayer les homenajeó.

Opinión:

Aparte de coincidir con gran parte de la presentación que realiza el señor Sergi Pámies sobre las consecuencias de lo ocurrido, se advierte que le faltan datos que, con el mayor de los honores, le podríamos proporcionar desde la UAVAT.

Aún y así, y desde el reconocimiento al señor Pámies (a quien sigo en las tertulias donde participa) hay una frase con la que no puedo estar de acuerdo. Dice que “no hay demasiados testimonios de la matanza”… bueno, sí hablamos del atentado en Las Ramblas debo decirle que hay,  para empezar, lo 125 heridos físicos que constan en el Auto de Procesamiento de octubre de 2018. A ellos habría que añadir varios heridos físicos más que, sin estar en esa lista por diversas razones (la mayoría por solidaridad con los equipos médicos), también hemos localizado desde UAVAT.

Y, evidentemente, hay cientos de testigos presenciales de todo lo ocurrido. Aquellos que vieron como la furgoneta atropellaba a sus familiares o amigos, aquellos que se vieron literalmente secuestrados en comercios o vestíbulos de hoteles a causa del terror al correrse la voz de la probable existencia de francotiradores o del ataque de nuevas furgonetas…

Sí, a muchos de ellos también les hemos asistido desde la UAVAT.


Y, ya puestos, decirle que “la placa que recuerda el atentado del 17 de agosto del 2017" es precisamente la frase elegida, entre mas de 5000 propuestas, por las víctimas que componen la UAVAT. El Ajuntament de Barcelona, Ricard Vinyas al frente, propuso a nuestra entidad que consultara en una encuesta a todas las víctimas que en noviembre de 2018 asistíamos. Asi pues, es cierto que es una placa sobria. Pero es “su” placa, la que ahora es señal de respeto hasta que las próximas obras de reforma de nuestro querido paseo universal se lleven a cabo. Lo que venga después, ya lo explicaremos.

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