domingo, 15 de agosto de 2021

11 agosto 2021 El Mundo del Siglo XXI

 11 agosto 2021 

 


La Guardia Civil desvela que tenía un topo entre los abogados de ETA

Un operativo destapa las filtraciones en el último macrojuicio contra el entramado etarra

 

Fueron apenas unos segundos. El impacto de sus palabras enmudeció por un instante al abogado que estaba interrogándole. Su revelación sacudió el banquillo de los acusados en el último macroproceso contra ETA. Uno de los guardias civiles responsables de la investigación contra el denominado complejo Halboka de ETA, ante la insistencia de los abogados/procesados sobre la procedencia de su información, desveló que los datos clave contra la trama que habría sustituido al denominado Frente de Makos procedía del entorno de los acusados, de un topo dentro de esa estructura acusada de formar parte de ETA y de seguir sus instrucciones.

Durante su declaración en la Audiencia Nacional –el juicio se retoma en septiembre–, el mando del Instituto Armado fue relatando los pasos de la Guardia Civil que acabaron con esta supuesta estructura de ETA. Y ante las preguntas de las defensas, este veterano de la lucha antiterrorista, que declaraba bajo protección de ley de testigos y peritos para blindar su seguridad, desveló la existencia del infiltrado. El abogado de los dos principales sospechosos en el caso, Arantza Zulueta y Jon Enparantza, estaba centrando su estrategia en buscar la nulidad de actuaciones al considerar que las primeras intervenciones telefónicas se realizaron sin aval judicial. Y para ello, trató de relacionar al CNI.

Este letrado le preguntó al guardia civil si para recopilar toda la información contó con la colaboración del CNI. Este mando manifestó que los objetivos de trabajo fijados y las intervenciones telefónicas estaban avaladas por un juez y si lo recibían era porque todo se hacía según los cauces legales. Las preguntas de Alfonso Zenon se centraron en el CNI y el grado de intervención en la investigación de Halboka. Insistió en si las conversaciones que aportaron eran íntegras, si eran extractos, si sólo contenían referencias a las mismas... Y le preguntó si en los archivos informáticos confiscados intervino el CNI, a lo que el mando respondió que no.

Le preguntó por un documento que era un borrador de trabajo personal de un agente de la Guardia Civil y que apareció en el domicilio de Jon Enparantza en San Sebastián. Los investigadores sospechan que le fue sustraído en la entrada y registro del despacho de abogados de este acusado. En dicho documento se señalaba que se iba a detener en San Sebastián a David Pla (destacado miembro de ETA). En el interrogatorio le preguntaron de nuevo a este mando por qué aparecía en ese documento la inminente detención de Pla. Este oficial recordó que son un servicio de información y tienen obligación de saber qué hacen sus objetivos. El abogado de la defensa le preguntó si la información la recibieron del CNI y, entonces, el guardia civil manifestó que podría haber sido el CNI, la Policía Nacional, la Ertzaintza o una fuente de información que tenían en el Colectivo de Abogados de presos de ETA.

Este quiebro descolocó al letrado de la defensa y a sus colegas y quiso saber quién era la fuente dentro del colectivo de abogados. Preguntó al mando de la Guardia Civil: ¿Qué información o de qué fuente sabían que en los baños se encontraban soportes informáticos en su interior? A lo que, de nuevo, sin desvelar nada operativo, el mando contestó que no recuerda la fuente, aunque «era buena la fuente». Y es así porque permitió saber que un secamanos en el baño del despacho de Jon Enparanza en Hernani no tenía corriente eléctrica ni funcionaba, tan solo era una carcasa donde se escondían documentos, dispositivos informáticos y un sobre con la inscripción «KT», junto a unos 9.000 euros, todo supuestamente relacionado con ETA. Hasta el último minuto, los acusados en este proceso han tratado de buscar una sentencia de conformidad, un acuerdo con las acusaciones para minimizar una posible condena. Y este pacto era asumible por casi todas las partes, menos para las acusaciones, que representan a las víctimas del terrorismo, que se negaron en redondo. Se trata de la última gran macrocausa vinculada con ETA.

En el juicio de Halboka se sientan en el banquillo un importante número de presuntos implicados en la trama de abogados abertzales que tomó las riendas de las estructuras del denominado Frente de Makos, el frente carcelario de los terroristas y del que formaban parte todo el colectivo de presos. Sus figuras más emblemáticas: Arantza Zulueta y Jon Enparantza. Los siete encausados consideran que el juicio por esta causa está «fuera de tiempo y lugar», en la medida en que ETA está inactiva desde hace una década.

En el año 2002, el Frente de Cárceles o Frente de Makos se sustituyó por la estructura Halboka (abreviatura de Hornak Apurtuz Laster Borrokalariak Kalea / Rompiendo las Paredes Pronto los Luchadores a la Calle). Según las acusaciones, sería una estructura plenamente integrada en la banda terrorista ETA, dedicada a la gestión de todo lo relacionado con los presos y ex presos de ETA. En 2010, este vértice del frente jurídico se encontraba centralizado físicamente en los despachos de Arantza Zulueta y Jon Enparantza.

Zulueta es una de las abogadas más emblemáticas del entorno de ETA. Durante la operación llevada a cabo por la Guardia Civil, en el despacho de esta letrada, los agentes descubrieron planos de la propia Audiencia Nacional. Los investigadores mantuvieron que esos planos podían llegar a acabar en poder de comandos de ETA, aún activos cuando se llevó a cabo la operación.

Zulueta y Enparantza ya estuvieron implicados en el Frente de Makos, donde alcanzaron una sentencia de conformidad. Admitieron su vinculación con las estructuras de ETA. Zulueta fue condenada a tres años, seis meses y 17 días, y a Enparantza, a dos años, siete meses y tres días. A los cuatro meses, fueron excarcelados. Ahora, la Fiscalía pide un total de 77 años de cárcel.

 

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