viernes, 11 de marzo de 2022

11 marzo 2022 elconfidencial.com

11 marzo 2022


Las escuchas a ETA el día del 11-M: "Dicen que han sido los árabes"

Las fuerzas de seguridad tenían pinchados a miembros de la banda, que mostraron su desconcierto ante la matanza: "No me creo que nadie haya llamado a 'Gara"

Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado llevaban décadas investigando a ETA cuando la mañana del 11 de marzo de 2004 tuvo lugar el mayor ataque terrorista de la historia de España. La Guardia Civil tenía pinchados a varios etarras del aparato logístico, que comentaron las noticias que llegaban desde Madrid a través del televisor. Escuchar sus reacciones denota el desconcierto sobre la autoría de aquella matanza en las primeras horas, también entre las filas de la banda a la que señaló todo el mundo inicialmente tras casi medio siglo de atentados.

Un documental de Prime Video llamado ‘El desafío: 11-M’, que se estrena este viernes, incluye las escuchas al jefe de ese aparato logístico de la banda. De fondo se oye una voz que desde la televisión comenta que “parece que han sido personas de origen vasco las que han cometido este atentado”. Sin embargo, el etarra opina que “no ha sido ETA. Ha sido Al Qaeda, Bin Laden”. La sentencia de la Audiencia Nacional que condenó a los responsables tres años y medio después no menciona a Al Qaeda y a lo largo de sus más de 700 folios se limita a señalar que la célula responsable de los atentados era de tipo "yihadista o islamista".

Junto al jefe del aparato logístico de la banda se escucha una voz femenina, quien también abunda en sus dudas respecto a la autoría de ETA: “Yo no me puedo creer que nadie haya llamado a ‘Gara’, por ejemplo, para confirmar que no ha habido llamada. Casi todas las emisoras internacionales dicen que han sido los árabes”. El diario 'Gara' es el medio de referencia de la izquierda 'abertzale' y era habitual que ETA llamase a este periódico para avisar de la colocación de algún explosivo o para reivindicar la autoría de alguna acción terrorista.

Esparza Luri y Bihotz Cornago

Fuentes de la lucha antiterrorista consultadas por El Confidencial informan de que la voz masculina corresponde a Félix Ignacio Esparza Luri. Fue detenido en Francia el 2 de abril de 2004, apenas unas semanas después del 11-M. La mujer era su pareja, Galder Bihotz Cornago, arrestada también en Francia en julio de 2007 junto al dirigente etarra Juan Cruz Maiza Artola, quien tomó el relevo al frente del aparato logístico. Precisamente, las autoridades francesas han entregado a España esta semana a Maiza Artola para el ingreso en prisión y cumplimiento de la pena de 20 años que le impuso el Tribunal de Apelación de París en enero de 2012, por terrorismo y pertenencia a banda armada, según otras fuentes consultadas.

La banda terrorista ETA, autora de más de 800 asesinatos a lo largo de medio siglo de actividad, era una organización criminal extremadamente hermética donde los miembros de un comando no tenían por qué saber lo que hacían el resto de miembros de la banda. Sus militantes 'liberados' (fichados por las fuerzas de seguridad) se escondían en pisos francos y en ocasiones usaban incluso nombres en clave entre ellos como medida de seguridad por si eran detenidos por la policía y así dificultar las investigaciones. No obstante, el aparato logístico era el encargado de facilitar al aparato militar los materiales necesarios para llevar a cabo un atentado, principalmente el explosivo y armas.

Es por ello que es significativo que el jefe de este entramado de ETA no supiera nada de un atentado en Madrid. Si la banda hubiese planeado una acción a gran escala en trenes en la capital, el aparato logístico tendría que haber estado al corriente. A pesar de ello, las primeras reacciones se centraron en condenar a esta banda terrorista. A pesar de que el yihadismo había golpeado con fuerza Nueva York en 2001, hasta ese momento España no tenía apenas experiencia en el terrorismo de corte islámico.

El primer dirigente político que compareció en público la mañana de aquel jueves 11 de marzo fue el lendakari Juan José Ibarretxe. El mandatario nacionalista del PNV atribuyó a ETA el atentado: “Exijamos a ETA que de una vez y para siempre desaparezca de nuestras vidas, que deje de matar. Y yo solicito a todos los partidos que estemos a la altura, que no usemos la violencia de ETA para fines partidistas”. Sin embargo, el líder de Batasuna, Arnaldo Otegi, tenía otra impresión. También desde muy temprano, el portavoz del brazo político de ETA fue de los primeros en introducir la clave islamista.

"La resistencia árabe"

“No hay que olvidar que el Estado español mantiene fuerzas de ocupación en Irak y, por lo tanto, a mí me da que pensar que haya podido ser un operativo de sectores de la resistencia árabe”, expresó Arnaldo Otegi en una entrevista radiofónica. Usando una retórica imposible, ya apuntaba al terrorismo yihadista, al que describió como “resistencia árabe”.

El Gobierno del PP, que presidía José María Aznar, también apostó desde el principio por la autoría de ETA, a pesar de que, poco después de las explosiones, comenzaron a aparecer evidencias que invitaban a dudar de esa hipótesis. Una de ellas fue el hallazgo de una furgoneta frente a una de las estaciones donde actuaron los yihadistas que tenía en su interior una cinta de casete con versos coránicos. Otra fue el explosivo empleado. El entonces responsable de los Tedax, el comisario Jesús Sánchez Manzano, sostiene que ya sobre el terreno los especialistas detectaron que se trataba de Goma 2 Eco, como acreditó la sentencia.

Sin embargo, los entonces responsables del Gobierno defienden que desde la Policía les comunicaron que se trataba de Titadyne, el que habitualmente empleaba ETA. Esta es una de las razones en que se apoyan los responsables del PP de aquellos días para justificar haber dado prioridad a la autoría etarra. Contra lo que indicaban las encuestas, el PSOE se impuso en las urnas y José Luis Rodríguez Zapatero se proclamó presidente del Gobierno. Los tres días posteriores al atentado estuvieron inmersos en un debate sobre la autoría del ataque en el que se acusó al Gobierno de haber insistido en ETA a sabiendas de que las sospechas en torno al terrorismo yihadista penalizarían al PP por el impopular apoyo de Aznar a la guerra de Irak.

 

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