jueves, 17 de marzo de 2022

17 marzo 2022 El Correo (opinión)

17 marzo 2022

 


ETA provocó «mucho miedo» en la cultura

Diez autores reúnen en un volumen reflexiones y experiencias sobre la influencia de la violencia terrorista en la creación artística vasca. Es una historia de vetos y boicots, de censuras y autocensura, de prudencias y cautelas, de miedos y temores, y también de atrevimientos e irrefrenables impulsos creativos.

Una década después del fin de ETA, el volumen ‘Cultura en tiempo de violencia-La huella de la violencia y el terrorismo en la cultura de Gipuzkoa’ repasa a través de las reflexiones y vivencias de diez autores el influjo que la banda terrorista y su entorno ejercieron sobre las diversas manifestaciones artísticas.

El libro, presentado ayer en Donostia, es una publicación de Ramón Rubial Fundazioa en colaboración con el Departamento de Cultura de la Diputación foral de Gipuzkoa. Con una introducción a cargo de Imanol Zubero y coordinado por la doctora en Sociología de la UPV/EHU Amaia Izaola, el trabajo reúne textos de Felipe Juaristi, Luisa Etxenike, José Luis González Blanco, Marta Rodríguez Fouz, Santiago de Pablo, Santiago Eraso, David Mota, Edurne Portela y Fernando Golvano.

«El libro pretende recuperarla memoria del pasado y ver cómo ha influido en la expresión cultural». Y el resultado, en opinión de Izaola, es la constatación de que «ETA ha tenido una gran in-fluencia en el espacio cultural. Se han producido muchas limitaciones, y muchos miedos». En cuanto al auge de creaciones artísticas en torno al fenómeno terrorista, como ha sido el caso de ‘Patria’, lo atribuye a que «se ha perdido el miedo, pero también a que el conjunto de la sociedad lo reclama y demanda».

«Libertad para escribir»

La publicación surge de un en-cargo del diputado foral de Cultura, Harkaitz Millán, a la propia Izaola, que, junto a Felipe Juaristi, Luis Castells y Antonio Rivera, seleccionó a los autores que aportarían sus textos. Sólo les dio dos indicaciones: un margen temporal para la entrega del borrador que permitiera su revisión antes de publicarlos y que escogieran libremente el tema, situado en Gipuzkoa pero abordado desde su propio punto de vista.

«Quería que tuvieran libertad absoluta para escribir sobre sus experiencias o reflexiones personales». A través de las 192 páginas, los autores analizan desde los problemas que tuvieron que afrontar los gestores y programadores culturales hasta el ninguneo de ciertas obras literarias, pasando por el papel que jugó el Rock Radical Vasco y la representación de la violencia en las artes plásticas y series de televisión, como ‘La línea invisible’.«Queríamos que el libro fuera fácil de leer y no estrictamente académico», indica Izaola

En el caso de Felipe Juaristi, Izaola confiesa que «al leer su tex-to no sé si estoy leyendo una poesía en formato de prosa porque te absorbe a través de una visión retrospectiva y muy desgarradora de personas como Xabier Lete o Ramiro Pinilla, vinculados con autores clásicos como Spinoza o Nietzsche». Luisa Etxenike, por su parte, reflexiona desde su trilogía sobre la violencia de ETA y«al relacionarlas entre sí es como si nos estuviera contando una nueva novela». En cambio, el gestor cultural en el Ayuntamiento de Eibar José Luis González Blanco «nos habla de todos los problemas que encontró en su momento y las dificultades que afrontó para plasmar determinadas obras, así como los obstáculos para sacar a la luz determinadas creaciones».

La profesora de la Universidad Pública de Navarra Marta Rodríguez Fouz analiza cómo series de televisión y documentales han abordado el tema de ETA, «con el foco de atención puesto en cómo estas series han podido influir en la sociedad». Santiago de Pablo se centra en Gipuzkoa como «el territorio que más ha sufrido la violencia terrorista».

Amaia Izaola reconoce que el texto del exdirector de Arteleku Santi Eraso es uno de los que más le ha impactado, ya que «es muy crítico consigo mismo y provoca la autocrítica también en el lector. Es un texto duro, que impacta y que nos hace ponernos en la situación del otro. Las víctimas, concluye su escrito, siguen reclamando la verdad y la reparación, y eso nos duele».


David Mota repasa el papel del Rock Radical Vasco, mientras que la escritora Edurne Portela se centra en la figura de la exmilitante de ETA, asesinada por sus antiguos compañeros, María Dolores González Katarain ‘Yoyes’. «Es un relato desgarrador que nos trae a la memoria aquellos años tan duros, no tan lejanos, por cierto».

«Escasos posicionamientos»

El encargado de cerrar la publicación es el crítico y comisario de arte Fernando Golvano porque «plantea preguntas cuyas respuestas se dan a lo largo del libro. Por ejemplo, cómo se explican los escasos posicionamientos de los artistas frente al terrorismo».


A su juicio, el resultado de este trabajo colectivo ofrece «un retrato del país en el que ETA ha tenido una gran influencia en el espacio cultural. Se han producido muchas limitaciones, y muchos miedos a realizar determinados trabajos que no iban a poder salir y que tendrían consecuencias para sus autores. Ha habido una censura no artística, sino social». Y aunque constata que «los temores más atroces han desaparecido, lamentablemente, creo que ese miedo sigue presente en determinados contextos»

Opinión:

Sinceramente, no entiendo de qué os quieren convencer algunos a estas alturas. ¿Que la “cultura” tuvo mucho miedo de la banda terrorista ETA? Pues claro… como tantos otros campos de la vida diaria de cualquier ciudadano.

Pero lo que realmente va pa’ nota es que se hable del terrorismo en Gipuzkoa relacionando el tema con el miedo sufrido y, en cambio, no haya constancia (salvo posible error por mi parte) de que ninguno de los mencionados se haya preocupado de conocer y analizar el, por ejemplo, peor atentado en la historia de la banda asesina ETA.

Claro, fue en Barcelona. ¿Recordamos Hipercor?

En cuanto a la frase “escasos posicionamientos de los artistas frente al terrorismo”., me gustaría recordarles a los especialistas que escriben sobre el tema el “Concert PRO Victimes del Terrorisme” celebrado en Barcelona el 19 de marzo de 1992. En dos días se cumplirán 30 años y ninguno de los que tanto saben lo recuerda. Un maldito día en el que la banda terrorista ETA asesinó, la misma mañana, a dos personas en Catalunya. ¿Coincidiendo con el día del Concert? ¡ Qué casualidad! ¿no? ¿Para acojonar a los asistentes? Quizás…

Pues fuera como fuese, el Concert se realizó. Y si alguien quiere más información les invito a consultar en este mismo blog la siguiente entrada: 

https://eltrasteroazul.blogspot.com/2011/10/19-marzo-1992.html

Invito a quien lo desee a venir al despacho y revisar la extensa muestra de artistas, escritores y miembros de la cultura que en aquellos duros y a menudo olvidados años del terrorismo etarra se atrevieron a estar “al lado” de aquellas víctimas que nos jugábamos el físico para defender nuestros derechos e intentar mejoras en la asistencia al colectivo de víctimas del terrorismo.

Resumiendo, que las cosas “contra” el terrorismo no solo ocurrían en Gipuzkoa, ni solo en Euskadi, porque hay más ombligos en los que mirar.

 

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