martes, 22 de marzo de 2022

22 marzo 2022 Diario Vasco (opinión)

22 marzo 2022 


El valor restaurativo de la memoria

Dos víctimas, Barbara Dührkop y Pili Zabala, una veintena de alumnos de la UPV, algunos de ellos Erasmus, y Gema Varona, profesora e investigadora del Instituto Vasco de Criminología, protagonizaron ayer un singular paseo restaurativo en el Palacio de Aiete en San Sebastián. Es el primero que reúne juntas, en este formato de búsqueda de la memoria restaurativa, a la viuda del senador socialista Enrique Casas, asesinado por los Comandos Autónomos de ETA en1984, y a la hermana del joven tolosarra Joxi Zabala, secuestrado, torturado y asesinado por los GAL hace 38 años.

La cita comenzó en los jardines del palacio de Aiete, junto a la escultura que exhibe acuñados cada uno de los artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en euskera, castellano, francés e inglés. Allí esperaban Luigi, Lucie, Andrea, Clara, Leire, Nerea, Lorena, Laia, Stefano, Raquel... hasta 19 jóvenes alumnos de la asignatura Política Criminal y dos invitados del grado de Arquitectura. Todos participaron de forma voluntaria en la iniciativa dirigida por Varona. «No es tan usual que personas así de jóvenes conversen con víctimas del terrorismo en un lugar tan significativo como es el Palacio de Aiete», introdujo Varona, involucrada desde hace años en tareas de justicia restaurativa. El pasado jueves la profesora acompañó además a estos mismos alumnos a una visita por memoriales de víctimas en San Sebastián, «la ciudad, después de Madrid, con más asesinatos terroristas, fundamentalmente de ETA», ejemplos de un horror que, a su juicio, «invitan a interpelarse sobre tantas cuestiones si nonos ha tocado de cerca o si somos de otra generación». Y esa es justamente la cuestión a laque trata de responder la iniciativa de los paseos restaurativos que ayer se prolongó durante casi dos horas, «qué fue realmente lo que ocurrió en Euskadi y por qué».

Charla intergeneracional

La viuda de Enrique Casas destacó «el poderoso valor» de caminar por lugares significativos para las víctimas con personas jóvenes. «Deben conocer lo que realmente ocurrió y ser conscientes de la importancia del ‘nunca más, contra nadie más’», citó.

En el transcurso de la conversación intergeneracional, los alumnos se interesaron por saber «cómo se vive un drama de esas características», «cómo se soportan once años sin conocer donde está un hermano desaparecido» como en el caso de Joxi Zabala, o «cómo la violencia en Euskadi ha podido durar tantos años». Dührkop y Zabala compartieron con los alumnos su relato de «la destrucción que vivieron en sus familias a consecuencia del terrorismo y lo que ha costado reconstruirlas». Ambas víctimas pusieron el énfasis en la necesidad de una memoria compartida y remarcaron su valor restaurativo. Pili Zabala expuso que tanto ella como Barbara trabajan en este tipo de encuentros y en otras muchas iniciativas para «construir paz y memoria compartida en laque se conozcan todas las vulneraciones de derechos humanos».

En su caso explicó a los alumnos que cuando se produjo «la desaparición forzada» de su hermano Joxi, a ella le invadió, entre otras muchas cosas, «la ansiedad de no poder hacer un duelo. Se te destruyen todos los proyectos vitales, no puedes contar con el lugar de seguridad que es tu familia porque están pasando el mismo trance que tú y no quieres crear más dolor». «A mí se me fue la vida. En mi casa ese día la tristeza entró por la ventana y la ilusión se fue por la puerta», resumió. Tras once años de búsqueda, cuando Joxi fue hallado e identificado no podía dejar de preguntarse «cómo el ser humano puede cometer semejante atrocidades y provocar tanto sufrimiento».

Dührkop compartió con los estudiantes la tremenda dificultad de afrontar «la ausencia de un padre de cuatro hijos, el menor de ocho meses. Pasas un momento de duelo muy distinto. Con tres niños pequeños no te puedes sentar en el sofá y ponerte a llorar. Pero el dolor está ahí», rememoró. La viuda de Casas explicó a los estudiantes que en los primeros momentos su quebradero de cabeza era «cómo hacer para no demostrar odio a mis hijos, porque en ese momento odiaba a la persona que había matado a mi marido, es una reacción espontánea y humana». «Tenía que evitar trasladar ese odio a mis hijos», repetía ante la mirada atenta de los jóvenes participantes en el paseo restaurativo.

Opinión:

Excelente iniciativa la ideada por Gema Varona y más si cuenta con dos admirables personas como Bárbara  y Pili. Por experiencia propia las conozco a ambas y entiendo que son dos maravillosos ejemplos de dignidad y de paciencia, dos cualidades que son imprescindibles para conseguir los éxitos que se buscan con estas iniciativas.

Y puestos a opinar sobre la cuestión, me gustaría plantear al Gema Varona la necesidad de que, aparte de dar a conocer las circunstancias personales e intransferibles de personas que han sufrido el terrorismo directamente, también se podría iniciar una ronda de encuentros para explicar cómo ha sido la asistencia al colectivo de víctimas del terrorismo en el paso de los años. Es una cuestión ue muy poca gente conoce en profundidad y que, desgraciadamente, está siendo muy manipulable en el sentido de ofrecer una versión oficial que, para nada, coincide con la realidad.

Si los estudiantes cursan la asignatura de “Política criminal”, estoy seguro que deberían conocer esa realidad no tan lejana. Y digo no tan lejana porque hoy mismo se siguen produciendo los mismos errores que hace décadas.

 

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