17 noviembre 2015
Por qué el
Estado Islámico odia a Francia
El ISIS se apoya en razones
militares, culturales e históricas, para justificar sus ataques
“Golpea su cabeza con una roca, o mátalo con un
cuchillo, o atropéllalo con tu coche, o empújalo desde un lugar elevado, o
asfíxialo, o envenénalo”. Así fue como, en septiembre de 2014, el portavoz oficial
del Estado Islámico, Abu Mohamed Al-Adnani, ordenó a sus partidarios que
ejecutaran a “todos los descreídos” occidentales. Pero añadió una curiosa
apostilla: “Especialmente, los sucios y despreciables franceses”. Cuatro meses
después, la redacción de Charlie Hebdo y un supermercado judío en París eran
víctimas de ataques, a los que luego sucedieron la decapitación de un
empresario en Lyon y el ataque frustrado en un tren de alta velocidad que
viajaba de Ámsterdam a París, y ahora el atentado
en cadena que ha sacudido de nuevo a la capital francesa.
¿Qué incita al Estado Islámico a ensañarse con
Francia? Según la fiscalía de París, los terroristas que asaltaron el Bataclan
justificaron su violencia por la implicación francesa en la coalición que
golpea los bastiones yihadistas en Oriente Próximo. Pero la retórica del
contraataque militar tiene matices. Para el geógrafo Fabrice Balanche,
especialista en Siria y director del Grupo de Estudios del Mediterráneo y
Oriente Medio en la
Universidad de Lyon, ese argumento es “parcialmente
contradictorio”, ya que Francia ha sido, hasta la fecha, el país occidental
menos hostil a los sunitas y el más duro con Bachar el Asad. “París ha apoyado
a la oposición política en Siria, ha armado a algunos grupos rebeldes y se ha
mostrado inflexible en la lucha contra El Asad, mientras otras capitales
europeas moderaban sus posturas”, sostiene Balanche. “Además, el 95% de los
ataques aéreos contra el ISIS en Siria e Irak son iniciativa de
estadounidenses”. Francia, que no empezó a bombardear los feudos del ISIS hasta
septiembre de 2015, sería responsable de solo un 4% del total de esas
ofensivas.
Políticos, historiadores y
otros expertos coinciden en que existen razones que van más allá de lo
puramente militar. “Se trata de un ataque a nuestros valores. No solo los de
Francia, sino los de todos los países que comparten la fe en la democracia, la
tolerancia y el valor del ser humano. Se trata de una embestida contra los
valores de la Ilustración
del siglo XVIII, contrarios a su visión totalitaria del mundo”, afirma el
exministro socialista Jack Lang, que preside el Instituto del Mundo Árabe en
París. “Atacan a todo Occidente, pero Francia es un país especialmente
simbólico, no solo por nuestra firme participación militar en Siria, sino por
ser el lugar de la
Revolución de 1789 y del Siglo de las Luces”.
En los ataques orquestados contra Francia, esa
dimensión simbólica no es nada secundaria. “El apego de los franceses a los
valores republicanos, especialmente el laicismo, es algo que contraría al islam
radical, incluido a sus partidarios residentes en Francia. Es un argumento
recurrente, que permite movilizar mejor en su entorno”, afirma Jean-Charles Brisard,
consultor internacional en terrorismo y experto sobre la financiación de las
redes yihadistas, tras haber sido asesor de distintos Ejecutivos conservadores
en los noventa. Según Brisard, la ley contra el velo islámico en escuelas y
sedes de la Administración
francesa, aprobada en 2004, marcó un punto de inflexión.
“Francia es el país al que más apunta el ISIS, por
defender un sistema de valores en las antípodas del suyo”, concede Balanche.
“Pero también por ser el país que más yihadistas proporciona. Serían 600 en
Siria e Irak, según datos del Ministerio del Interior, pero más de 2.000, según
fuentes no oficiales de los servicios de información. Todos ellos son
susceptibles de volver al territorio francés para perpetrar atentados”,
precisa. “Con sus ataques, el ISIS intenta provocar que se estigmatice a la
población musulmana que vive en Francia, como pasó tras el atentado a Charlie
Hebdo. Pretenden que esa población se diga que no vale la pena
integrarse en este país, donde existen muchos problemas de integración, y se
termine radicalizando”.
El politólogo Gilles Kepel, gran especialista
francés en el mundo árabe, tiene la misma opinión. “Lo que desea el Estado
Islámico es provocar la guerra civil”, explicó el sábado a Le
Monde. Según Kepel, el ISIS pretendería provocar “el linchamiento
de musulmanes, los ataques a mezquitas y las agresiones a mujeres con velo,
para provocar así una guerra entre enclaves que siembren el fuego y la sangre
en Europa, percibida como el punto flaco de Occidente”. Para el politólogo, el
pasado colonial del país tampoco es ajeno a la violencia islamista de la que ha
sido víctima en los últimos años. “Recordemos que Mohamed Merah
mató a los alumnos de la escuela[…] de Toulouse el 19 de marzo de
2012, en el 50º aniversario del alto al fuego de la guerra de Argelia”,
recuerda el politólogo.
Además, Francia firmó, junto al Reino Unido, el
llamado acuerdo Sykes-Picot, que en 1916 permitió desmantelar el Imperio
Otomano dibujando distintos países de fronteras artificiales. Por ejemplo,
Siria e Irak. Así, París sería responsable de haber puesto fin al sueño del
califato perdido, la oumma (o
comunidad de creyentes) que quedó abolida cuando el imperio cayó
definitivamente en 1924. El ISIS juega con ese fantasma entre sus partidarios,
defendiendo la emergencia de un nuevo imperio islámico que deje atrás las
fronteras actuales, consideradas coloniales por el grupo terrorista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario