jueves, 19 de noviembre de 2015

19 noviembre 2015 (13) El País

19 noviembre 2015 



El monumento al 11-M, hundido por la pelea entre administraciones

Un informe municipal revela la confusión que afecta desde su inauguración la estructura






Un enorme desconcierto administrativo, económico y técnico afecta desde su inauguración en 2007 al monumento dedicado a las víctimas del 11-M. Un informe de febrero pasado al que ha tenido acceso EL PAÍS revela que el Consistorio ha estado sin abonar su mantenimiento seis años, el sistema de climatización no funcionaba porque nadie sabía dónde estaban las claves informáticas para encenderlo, la instalación tiene goteras, se desprenden partes y no hay dinero para arreglarla. Las obras, además, sufrieron un sobrecoste cercano al 40%. Tal es el desbarajuste, que se planteó modificar la estructura para rebajar gastos y se tuvo que llegar a un acuerdo extrajudicial para que Ayuntamiento y Fomento no acabasen ante los tribunales.
El 11 de marzo de 2007, tres años justos después de la matanza de 193 personas en Madrid, las autoridades nacionales, regionales y municipales inauguraron el monumento a las víctimas en la estación de Atocha. La instalación (un cilindro de cristal de 11 metros de altura con un forro interior de plástico que se mantiene erguido gracias a un sistema de aire a presión) costó 6,6 millones de euros. Sin embargo, este no era el coste inicial del cenotafio, ya que había sido adjudicado en poco más de cuatro millones. El proyecto de dirección de obras (originalmente 348.000 euros) fue incrementado por un “modificado” en 250.755 euros. Lo mismo pasó con lo que era propiamente la construcción, que de 2,9 millones pasó a 5,5.
Tras su inauguración en marzo, el 13 de diciembre de 2007, Ayuntamiento y Ministerio de Fomento (a través de sus sociedades Renfe y Adif) firmaron un convenio para mantenerlo y conservarlo. El Consistorio, en aquel momento encabezado por Alberto Ruiz-Gallardón, se haría cargo de la limpieza de la parte exterior y de su mantenimiento. Fomento llevaría a cabo las labores de interior. El municipio pagaría el 50% de los gastos y las otras dos empresas públicas, un 25% cada una. Una comisión de seguimiento se encargaría de que se realizasen los pagos y de que el hito urbano que recuerda a las víctimas fuera visitable.
Pero pronto comenzaron los problemas. El Ayuntamiento dejó de abonar su parte entre los años 2008 y 2013, hasta acumular una deuda de 191.205 euros. Renfe y Adif reclamaron sin éxito lo adeudado. El Ayuntamiento les respondió que no le podía abonar nada porque “no se había desarrollado el marco jurídico” adecuado, al tiempo que se quejaba de que ya estaba asumiendo “gastos de electricidad y limpieza exterior”. Pedro del Corral, delegado de la Concejalía de las Artes en aquel momento, admitió ayer que “la Intervención municipal no les permitía pagar por un criterio de interpretación de las facturas”.
Mientras tanto, la comisión de seguimiento, que en teoría debía velar por la buena marcha del monumento, no podía hacer nada porque no se iba a crear hasta 2013, seis años después de la fecha prevista.
Como nada se solucionaba, Renfe se quejó por escrito en 2013 ante el Ayuntamiento comunicándole “las graves averías sufridas recientemente en los equipos técnicos e instalaciones que han supuesto, entre otras, la caída de la membrana de la cúpula”, lo que obligaba a cerrar la instalación. Exigía 12.000 euros para repararla. El Consistorio respondió que “dada la actual situación presupuestaria” [la alcaldesa Ana Botella, del PP, había comenzado una política de recortes] no había “dotación para acometer las reparaciones” y propuso “replantear la sostenibilidad del monumento con alternativas que no precisen la utilización de maquinaria [el equipo de aire comprimido]”.

“Riesgos existentes”

Ante “los riegos existentes” para los visitantes, Fomento y Ayuntamiento se reunieron el 21 de febrero de 2013. En el encuentro se confirmó “el desprendimiento del techo en una zona por filtraciones de agua”. Igualmente, se detalló que uno de los dos compresores que alzan el cilindro “no funciona”, por lo que el único que estaba en marcha “no era suficiente, pues el globo asciende hasta que el equipo, por falta de potencia, se para” y la cúpula se desploma.
Pero, además, los técnicos se dieron cuenta de que no funcionaba el sistema de refrigeración de la sala desde la que se ve el interior del cilindro. La razón no es otra que “dicho sistema se arranca mediante un panel de control, cuyo acceso es con Usuario y Password, desconociéndose ambos, por lo que no se sabe el estado en que se encuentra”.

En febrero de 2015, el Ayuntamiento, “en aras a evitar consecuencias lesivas para las partes, atendiendo al principio del enriquecimiento injusto”, indemnizó a Fomento. El Consistorio evitó así ir a los tribunales. Pero unos meses después de firmar la paz, la cúpula interior volvió a desplomarse. Ahora ha fallado uno de sus tirantes y todos dicen que lo van a arreglar en breve.

No hay comentarios:

Publicar un comentario