martes, 24 de noviembre de 2015

24 noviembre 2015 (7) El Periódico de Catalunya (opinión)

24 noviembre 2015 (22.11.15)



Angel de Marcos
La visión de las imágenes del ataque en París ha removido los recuerdos de este afectado del 11-M.

«El atentado de París me devolvió el olor de Atocha»




–A las 21.30 del viernes 13 vi en televisión los titulares del atentado de París. «No puede ser –dije–, no se puede repetir aquella locura». Sentí una oleada de enfado, y luego me vine abajo. Mi mujer me pidió que cambiara de canal, que lo dejara estar ya, pero necesitaba verlo. Las imágenes me absorbían. Incluso volvió a mí aquel olor, que no he vuelto a sentir más. «Aquel olor» impregnó sus ropas y su memoria la mañana del 11 de marzo del 2004.

Ángel de Marcos (Madrid, 1958), economista, estaba en el andén 2 de Atocha, a punto de subir al tren número 21.431. Hubo una, dos, tres explosiones. Le reventaron los tímpanos y desde entonces se ha ido cayendo por la calle. Hasta el 2013 no le diagnosticaron el síndrome de Charcot, una neuropatía que ataca a piernas y brazos. Le mutó un gen y los especialistas no descartan que sea una secuela de aquella masacre yihadista, el segundo mayor atentado en Europa.

–¿Le importa recordar aquella mañana?
–Me cuesta. Pero lo haré.

–Hasta donde pueda.
–Yo vivo en Parla, a 16 kilómetros de Madrid, y trabajaba en la Castellana. En Atocha cambiaba de tren. Estaba en el andén y no llegué a entrar en el vagón. Vi la primera de las tres explosiones. La segunda me vio ella a mí. Salí volando como una cometa. En la tercera ya estaba en el suelo. La sensación era placentera. Había mucho silencio. Flotaba una nubede partículas negras. Un señor que se estaba muriendo a mi lado me dijo con los ojos: «Vete». Esa imagen me sigue persiguiendo.

–¿Salió por su propio pie del infierno?
–Tuve la mala suerte de no perder el conocimiento. Salí cojeando, ensangrentado. La gente paraba los coches para auxiliar, pero yo no quise. «Abajo hay gente peor que yo», les decía.

–¿Qué hizo luego?
–Me obsesioné con que mi madre no estuviera viendo la tele y mi hija Cristina no subiera a ningún tren. Solía levantarme pronto para ir con ella a Madrid. Pero aquel día no tenía clase, yo no cambié el despertador y me lo tomé con calma.

–Si llega a tener clase, no coge ese tren.
–Incluso así, no era mi hora.

–¿Volvió pronto a la normalidad?
–A los 15 días volví a coger el tren. Pero montaba circos. Subía y bajaba del vagón. Me llegué a mear encima. Y en el trabajo no resultó fácil. El jefe empezó a decir que iba demasiado al psicólogo. Incluso tuve que emplear mis vacaciones para ir al juicio.

–Otro trago el juicio.
–Me fui como un loco a la cristalera a verles la cara. Quería comprobar que eran diferentes, con cuernos y rabo. Pero eran seres humanos. Al estar sordo, leí en los labios de Rafá Zouhier: «Yo no, los moros».

–¿Las víctimas del 11-M han sido cuidadas como merecían?
–Si no fuera por la Asociación 11-M Afectados del Terrorismo no sé qué sería de nosotros. A mí no me llamó nunca nadie del Ministerio del Interior. Lo hizo la Audiencia Nacional, para decirme que pidiera cita en Interior. La pedí y me dijeron: «No te hemos llamado, vienes porque quieres». Les expliqué mi caso y dije que podía mostrar el abono de transporte. «¿Para qué? –me soltaron–. Con todos los que se han colado ya». Ese fue el comienzo.

–Esperemos que Bernard Cazeneuve lo haga mejor en Francia.
–De momento, la cobertura mediática ha sido más respetuosa. Yo le pediría que no utilicen ni silencien a las víctimas. El PP y el PSOE suscribieron el pacto antiyihadista, se pasearon por el Bosque del Recuerdo y los afectados del 11-M nos enteramos por la prensa. Si pudieran, borrarían el 11-M de los libros de Historia.

Opinión:

Enorme mi amigo Angel de Marcos, enorme en todos los aspectos. Me consta el esfuerzo que le ha supuesto realizar esta entrevista y me consta la enorme humanidad que Nuria Navarro ha tenido al entrevistarle.
Escuchar los relatos pausados, tranquilos... pero al mismo tiempo reales y contundentes que víctimas con una enorme dignidad están ofreciendo me reafirma todavía mas si cabe en seguir colaborando con ellas en todo lo que necesiten.

Al contrario que ciertos personajes que se inventan heridas y secuelas explicando historietas que jamás han ocurrido, Angel de Marcos explica la realidad de sus vivencias, sin ánimo de venganza ni mostrando rencor alguno. Simplemente esperando justicia y denunciando a los que se “llenan la boca” diciendo que ayudan pero que, en realidad, solo miran por sí mismos. Como siempre hemos dicho: no es suficiente llevar un pin en la solapa para ser víctima del terrorismo.

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