sábado, 21 de noviembre de 2015

20 noviembre 2015 (3) El Mundo del Siglo XXI

20 noviembre 2015



España: 1.200 agentes a la lucha antiyihadista








España cuenta con un ejército de especialistas para luchar contra el yihadismo. Son más de 1.200 agentes de la seguridad del Estado especializados en terrorismo islamista que entienden como nadie el comportamiento de los fundamentalistas y recuerdan de memoria los nombres de los yihadistas más buscados en todo el mundo. Sus actuaciones dan continuos resultados y ahora tienen en su punto de mira 160 teléfonos.
Según explicaron fuentes de la lucha antiterrorista, los 1.200 agentes pertenecen a la Policía Nacional y a la Guardia Civil y se dedican a buscar, identificar, seguir, escuchar, perseguir y detener a los radicales islamistas.
Tras los atentados del 11-M se comenzó a dotar a los Cuerpos de Seguridad con especialistas en la lucha contra un fenómeno que, hasta entonces, no estaba entre las prioridades policiales. Desde ese auténtico punto de inflexión, año tras año las plantillas de los servicios de información de ambos cuerpos dedicadas al yihadismo se han ido incrementado, realizándose un importante trasvase de efectivos desde las que luchaban contra ETA. Aunque las técnicas policiales para investigar a unos y otros no son equivalentes, el hecho de haberse enfrentado ya a una fuerte amenaza terrorista ayudó en el aprendizaje.
Además, el Centro Nacional de Inteligencia ha potenciado su presencia en las zonas en las que el terrorismo islamista tiene más incidencia. Una actividad que ha dado enormes resultados a la inteligencia española, proporcionando informaciones relevantes no sólo para nuestro país, sino también para otros Estados europeos.
Además, se ha potenciado con bastante éxito la coordinación entre cuerpos policiales para que la información recogida se aproveche al máximo.
La consecuencia es una intensa actividad de investigación en los entornos yihadistas. Fuentes de la lucha antiterrorista indicaron a EL MUNDO que, actualmente, la Audiencia Nacional tiene autorizadas numerosas intervenciones telefónicas sobre sospechosos de estar en fase crítica de radicalización. Son al menos 160 pinchazos controlados por las Fuerzas Seguridad.
Las intervenciones que realiza el CNI van por otra vía y cuentan con la supervisión del magistrado que trabaja directamente con los servicios de inteligencia.
Pero sí la actividad policial contra el yihadismo en España ya era elevada, tras los atentados de París ha entrado en fase frenética. Al margen de los encuentros oficiales, los operativos mantienen contactos casi al minuto, pendientes de cualquier última hora que provenga de Francia o de Bélgica, país este último al que los expertos en antiterrorismo consideran el gran agujero en la lucha contra el yihadismo en Europa. «Lo más potente de este mal llega por allí. Los belgas no tienen control y no han querido entender lo que es el fenómeno del terrorismo», explica un experimentado mando antiterrorista, que recuerda las dificultades con que siempre se encontraban en Bélgica cuando se localizaba allí a algún miembro de ETA.
Las gestiones de los especialistas en antiterrorismo han llevado en los últimos tiempos a la localización en la zona de Algeciras de jóvenes relacionados con Amedy Coulibaly, autor del asesinato de una policía y de cuatro ciudadanos judíos en un supermercado kósher en París el pasado mes de enero, coincidiendo con la masacre en Charlie Hebdo. Aún no está determinado su grado de radicalización, pero es un dato más de la actividad policial.
Esta quedó también demostrada hace pocos días con una actuación en Madrid, fundamentalmente en la barriada de Lavapiés, que acabó con las andanzas de tres presuntos terroristas yihadistas que tenían intención de perpetrar atentados en Madrid. Lavapiés fue precisamente el barrio madrileño en el que arrancaron las investigaciones sobre la matanza del 11-M. Fue allí, en un locutorio, donde se produjeron las primeras detenciones.

Mezquita de Lavapiés

La radicalización de estos tres últimos detenidos se produjo en las cercanías de la mezquita de Lavapiés. Como explican estas fuentes, donde se produce una de la captaciones más potentes «no es en las mezquitas, es en las inmediaciones de las mezquitas», en locales, tiendas, zonas de reunión. Allí acuden los captadores buscando nuevos adeptos, jóvenes a los que llenarles la cabeza con el yihadismo.
En España hay más de 1.200 mezquitas oficiales, pero hay además un buen número de templos ilegales, establecidos en garajes o pisos y fuera de la oficialidad. Contra ellas las actuaciones policiales son continuas.
La geografía del riesgo no ha variado mucho en los últimos años. Cataluña sigue siendo la zona que más preocupa. Allí, la política de acogida de inmigrantes que no conocieran el español facilitó la llegada de importantes colonias de ciudadanos procedentes de países musulmanes. Con el paso de los años, esas colonias se han hecho enormes y la penetración policial en ellas es cada vez más complicada. Además, los problemas políticos han repercutido en una merma importante en la colaboración de los Mossos en materia policial. Ahora, tras los atentados de París, esa colaboración se está recuperando. De hecho, ayer la policía catalana y la Ertzaintza acudieron por primera vez a la mesa de análisis de riesgo antiterrorista convocada por el Ministerio del Interior.
Las otras zonas calientes están en el sur: Ceuta y Melilla. Además, Madrid siempre es un punto sensible. Los especialistas tienen en cuenta que cualquier actuación en la capital tiene una repercusión internacional enorme y eso es lo que siempre buscan los terroristas, como se ha podido comprobar en París.
La última gran zona caliente es el Levante. En esa región, las operaciones contra células han sido también continuas en los últimos años.





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