21 noviembre 2015
Antoni
Batista: “Otegi es el hombre que más ha contribuido a poner fin a la
violencia de ETA”
El autor de
'Otegi. La fuerza de la paz' traza un retrato humano que va más allá del
político
Corresponsal político en el País Vasco durante 25
años, lo que le ha permitido escribir cientos de artículos y entrevistas y ocho
libros, el periodista Antoni Batista (Barcelona,
1952) publica Otegi. La fuerza de la paz (La Campana ). La obra permite acercarse a la figura
del líder de la izquierda abertzale y constituye un retrato humano, que ahonda
más allá del político. Batista, que ha mantenido una estrecha relación con Arnaldo Otegi desde que lo conoció en 1998, lo
considera el “Nelson Mandela europeo” y el dirigente más importante de todo el
nacionalismo vasco. El secretario general de Sortu saldrá de la cárcel de
Logroño en abril del año que viene, tras cumplir una condena de seis y medio
por el caso Bateragune.
El libro retrata a un Otegi seguramente desconocido
para la inmensa mayoría de la población: una persona cercana y tierna, con
inquietudes filosóficas, una gran preocupación para formarse intelectualmente y
que se cuestiona la violencia cuando todavía era integrante de ETA. ¿Uno de sus
objetivos era desmontar la imagen que han construido de él gran parte de los
medios estatales?
No, porque desmontar es ir a la contra y yo hago un
libro en positivo de Arnaldo Otegi. Quiero presentarlo a mucha gente que lo
desconoce y que quizás tiene una imagen equivocada porque la maquinaria
propagandística estatal es muy potente. He hecho el libro para presentar en
positivo a un gran personaje político, un político de Estado, formado, ético y
revolucionario y que en estos momentos está injustamente encarcelado sólo por
defender sus ideas, no por ninguna acción violenta.
¿Cómo lo definiría?
Dedico un capítulo a decir que es una buena persona,
por lo tanto empezaría por aquí. Muy formado, excelente político y fascinante
comunicador.
¿Cómo lo conoció y qué contacto ha podido mantener
con él desde que entró en prisión en 2009?
Lo conocí un día que no olvidaré nunca porque era un
día histórico [12 de septiembre de 1998] en el que se firmaba el pacto de
Lizarra-Garazi [Estella], y lo conocí donde él acababa de firmar la paz hasta
ese momento más importante de la historia de ETA. Era el día en el que además
él salía a la palestra como gran político de una nueva generación de la
izquierda abertzale. Durante mis años de periodismo político tuvimos un
contacto intenso y desde que está en la prisión tengo un contacto limitado con
él por motivos obvios, pero conseguí hacerle uno de las pocas entrevistas que
le han hecho en este tiempo [publicada en el diario catalán Ara]. Obviamente el
contacto lo tengo por vías indirectas porque me han negado la posibilidad de ir
a verlo. Además me ha pasado una cosa surrealista. Él es muy aficionado a la
filosofía de la ciencia y las religiones y le mandé la traducción al catalán
del libro de Lucrecio De rerum natura [Sobre la naturaleza], que es el primer libro
naturalista de la historia. Es un libro totalmente inocuo pero me lo
devolvieron.
Seguramente a muchos lectores les sorprenderán las
medidas de seguridad que tomaban en sus encuentros, hasta el punto de que nunca
hacían las entrevistas en las sedes de la izquierda abertzale porque estaban
completamente pinchadas. Parece un relato propio de una novela de espías.
De entrada decir que me gustaría mucho que el lector
del Estado español lea el libro para hacerse una idea real del Otegi real,
porque es el principal sometido a la maquinaria mediática del cuarto poder. Por
eso he hecho una edición en castellano. Sobre la novela de espías, David
Fernàndez explica en el prólogo que una carta desde la prisión de Arnaldo
dirigida a la CUP
llega antes a El País que
a la CUP. Margarita
Robles, actual magistrada del Tribunal Supremo y a la que como secretaria de
Estado de Interior se le debe en gran parte que se destaparan los GAL y el caso
Intxaurrondo, me dijo que cuando estaba en el Gobierno había escuchado casi en
tiempo real conversaciones de Otegi grabadas por la policía. [Los dirigentes de
la izquierda abertzale] Estaban muy pinchados y las entrevistas que teníamos
para hablar de política o de temas tan delicados como la cuestión de la
violencia nunca las teníamos en las sedes de las distintas marcas de la izquierda
abertzale, que sólo eran el punto de encuentro. Tenían pinchados hasta los
balcones de la sede y las conversaciones las hacíamos como en las películas de
espías, paseando por parques, enhalls de hoteles y evidentemente en la ruta
del poteo y en restaurantes y sociedades
gastronómicas.
En algún momento también relata el papel de la CIA en los procesos de paz
vascos. ¿Qué rol han tenido los Estados Unidos?
Esto merece una respuesta larga. Los norteamericanos
conocen perfectamente la problemática irlandesa. En gran parte, los primeros
colonos de los Estados Unidos eran irlandeses. El gran presidente irlandés
independentista Eamon de Valera era estadounidense y gracias a esto salvó la
vida cuando lo condenaron a muerte. En el proceso de paz de Stormont, que puso
fin a la violencia del IRA, los Estados Unidos tuvieron un papel preponderante.
Conocen una situación de violencia en Europa finalizada por la vía del diálogo.
Pero además están muy interesados en el tema vasco, porque también hubo
emigración de vascos a América. Hay un centro de estudios vascos en la Universidad de Reno,
mucho flujo de vascos hacía allí y un comercio marítimo muy importante con
Inglaterra y los Estados Unidos desde el puerto de Bilbao. A parte, desde un
punto de vista geoestratégico, los Estados Unidos no se pueden permitir que en
los dos portaaviones europeos, que son la isla de Irlanda y la península
ibérica, haya un foco de violencia interna. Y contribuyen de todas las maneras
que pueden a que [estos] acaben. Saben que no se hará policialmente porque
tienen un apoyo social muy fuerte. Y con este planteamiento actúan desde varios
frentes, como la conferencia de Aiete, en la que estuvo Jimmy Carter y hubo un
fuerte componente anglosajón. Y en este contexto los servicios de inteligencia
son una pata más.
En el preludio dice que Otegi es la persona más
importante en la salida de ETA del ciclo armado y en la consolidación de la
paz. Pero cuando en abril del año que viene salga de la prisión habrán pasado
14 años de su vida entre rejas. En una entrevista reciente con la Directa, él dijo que
la condena por el caso Bateragune obedecía
sólo a "consideraciones de naturaleza política". ¿Está de acuerdo?
Totalmente. Arnaldo Otegi es un preso político, no
tiene ningún delito de sangre. En la sentencia que le manda a la cárcel no hay
nada que tenga que ver con la violencia. Es un preso político en un Estado
teóricamente democrático. Y esto es gravísimo. Creo que lo tienen en la cárcel
porque si bien al Estado español evidentemente no le interesa una ETA activa,
como no le interesa a nadie, sí que le interesa el fantasma de ETA. El fantasma
de la violencia para contaminar al independentismo democrático. Lo que está
haciendo el PP, y esto lo vemos en Catalunya, es que llevan a los tribunales aquello
que no pueden ganar en las urnas. Es una manera tremenda de manipular la
democracia. Y hoy que es 20N [el día de la entrevista] podemos decir que Franco
ha muerto, pero que el franquismo sigue vivo. Estigmatizar a Otegi como
terrorista es una manera de criminalizar el independentismo democrático.
En esta misma entrevista con la Directa , Otegi asegura que el
Estado “anhela un retorno a un escenario de confrontación armada de baja
intensidad” precisamente para agitar este fantasma.
Arzalluz se inventó la teoría de la úlcera
sangrante, según la cuál el Estado español puede suportar una cuota determinada
de violencia, pero en cambio no puede suportar un independentismo democrático
con posibilidades de éxitos. Y como ETA y la izquierda abertzale lo sabían también,
por eso dejaron la violencia. Yo lo digo con una frase: a más violencia, menos
independencia. Nunca la violencia llevará a la independencia, sólo llevará a la
represión y a la tortura. En cambio, sin violencia la independencia en el País
Vasco es posible, incluso en este Estado español. En estos momentos, la
izquierda abertzale se está consolidando en las instituciones y lo que quiere
es ganar las elecciones para avanzar hacia la independencia. Pero en ningún
momento han dicho que tengan prisa. [Sabe que] La secesión de España es un
proceso muy largo.
El libro cuenta que cuando todavía es militante de
ETA, Otegi ya se cuestiona la validez de la violencia como vía para alcanzar
objetivos políticos y empieza la transformación del “soldado” al “político”.
Pero pasa más de una década hasta que llega el Pacto de Lizarra, un intento
serio para alcanzar la paz. ¿Por qué se tarda tanto?
¿Sabe lo que cuesta que un transatlántico gire? La
paz vasca es la suma de diversas paces. La paz actual, que es la consolidada,
es la suma de la tregua de Argel del 1989, de la tregua indefinida de Lizarra
de 1998 y del alto al fuego permanente del 2004. El cese de la violencia sólo
se puede interpretar en clave de proceso y no en clave de un día.
Destaca especialmente el mitin del velódromo de
Anoeta de 14 de noviembre de 2004, en el que Otegi proclama que la solución del
conflicto vasco sólo puede llegar por la vía política. ¿Hasta ahora es el
momento culminante de su trayectoria?
El mitín de Anoeta es un punto estratégico de este
proceso en el cual Arnaldo Otegi como persona arriesga todo su capital
político, en tanto que no habla como izquierda abertzale sino como él mismo y
asume la responsabilidad. Es una inflexión importante. Arriesga porque sus
posiciones en aquel momento van más lejos de las que tiene una parte de la
izquierda abertzale. Al presentarlo en público hace de locomotora y arrastra a
varios vagones. Es un momento muy importante, pero hay una suma de momentos en
la vida de Arnaldo que configuran el personaje y que intento contar. La paz de
Lizarra es muy importante, también cuando ganan las elecciones en Guipúzcua,
cuando es diputado y hace sus intervenciones parlamentarias. Y también el proceso Bateragune,
que lo lleva a la cárcel. Otegi es en estos momentos el Nelson Mandela europeo,
un hombre que en plena democracia tiene que estar en la cárcel por luchar por
sus ideas.
¿Sin su pasado de lucha armada, como antiguo
militante de ETA, no hubiera tenido la legitimidad para arrastrar hacia el fin
del conflicto a los sectores más duros, tanto de la izquierda abertzale como de
la propia banda, que veían con recelo la apuesta por la vía política?
El que ha estado en la clandestinidad y la lucha
armada, cuando el argumento de un político no le gusta, le reprocha la diferencia
de dificultad de vida del político y del militar. En este caso, a Otegi esto no
se lo podían reprochar. Había vivido en la clandestinidad, había sido militante
de ETA y había ido a la cárcel condenado por un secuestro. Nunca por un delito
de sangre. Ante el sector militar, que haya pasado por esto le da una cierta
autoridad moral. Pero, a la vez, por parte de la gente que ve el debate desde
la distancia o desde la maquinaria mediática española, esto es negativo porque
le dicen que éste es de ETA y, por lo tanto, un terrorista. Mi libro presenta
un Arnaldo Otegi muy distinto a los que lo ven así. No es un terrorista, sino
todo lo contrario. Es el hombre que ha contribuido de una manera más importante
a poner fin a la violencia.
En cualquier proceso de paz hay conversaciones
previas entre personas de distintos bandos y en el libro se narran los vínculos
que él tiene con dirigentes del PNV o del PSE. ¿Es una persona con facilidad
para establecer puentes?
Sí. Es un buen comunicador, una persona que sabe expresar
lo que piensa y que sabe escuchar lo que piensan los otros. Es un hombre de
diálogo y por esto fue importante, por ejemplo, que en una de sus estancias en
Barcelona hablara con otra persona de diálogo como fue Ernest Lluch [exministro
de Sanidad asesinado por ETA hace 15 años]. Es alguien con energía suficiente
no para ser un arquitecto, sino un ingeniero de puentes de diálogo. Su
personalidad, como político, filósofo, comunicador, supera su propio ámbito. No
es sólo el líder del independentismo vasco de izquierdas, sino que,
precisamente por su capacidad de diálogo y de establecer puentes, es el gran
líder de todo el nacionalismo vasco. Y cuando salga de la cárcel lo podrá
manifestar abiertamente, aunque este inhabilitado hasta el año 2022.
¿Ve factible que se pueda presentar como candidato a
las próximas elecciones vascas?
Es muy complicado porque está inhabilitado y además
el PP ha insistido jurídicamente para que se mantenga. El problema que tiene
España es que si Otegi se presenta puede ser lehendakari, e intentaran que no
se presente. Como he dicho antes, lo que no pueden ganar en las urnas, lo
llevan a los tribunales. Pero yo confío en que si el PP no gana las elecciones
difícilmente un Gobierno liderado por el PSOE no podrá o no le interesará aguantar
mucho tiempo la inhabilitación de Otegi. Porque la izquierda abertzale y los
socialistas vascos han tenido muchos lazos en común y la idea de hacer un pacto
de izquierdas la han acariciado en distintas ocasiones.
Un personaje clave en estos vínculos con otras
fuerzas fue el antiguo presidente del PSE Jesús Egiguren, uno de los máximos
exponentes del sector vasquista del partido. ¿Qué le sugiere que haya quedado
relegado en la formación?
Todos los partidos actúan de una manera cuando están
en el poder y de otra en la oposición. Ahora al PSOE lo que interesa es coger
votos del PP para ser la primera fuerza. Y no conseguirá la Presidencia por la
izquierda, porque está Podemos, sino que lo hará si consigue votos del
centroderecha. Por lo tanto, cuando está en la oposición se manifiesta más de
derechas de lo que es para captar este electorado. Una vez en el poder cambiará
porque tendrá el flanco izquierda presionando o quizás apoyando un pacto de
legislatura.
¿Otegi hace una reflexión sobre los propios errores
y el daño causado por ETA?
Esto es muy importante. La izquierda abertzale no
condenaba los actos de ETA, pero no porque no pensara que algunos de ellos eran
actos condenables, sino porque consideraba que para llegar a la paz condenar a
ETA no eran tan positivo como esperar a que acabara la violencia para que no
hubiera necesidad de condenarla. Una vez llega la paz consolidada, Otegi piensa
mucho en el daño causado. Son muy conscientes que la violencia de ETA ha hecho
mucho daño, ha segado vidas, ha obligado a vivir con escolta a mucha gente, ha
hecho vivir con miedo o ha extorsionado a empresarios. Es consciente de que se
tiene que reconocer el daño causado y en los últimos años se ha avanzado y
estamos asistiendo cada vez a más encuentros entre víctimas de ETA y víctimas
de la violencia de los aparatos del Estado
Opinión:
Para opinar sobre un tema nunca está de mas conocer los
diferentes puntos de vista. Se podrá estar o de acuerdo una vez conocidos, pero
al menos sirve para hacerse una idea mas amplia de cualquier tema que nos
concierne.
Ahí dejo la información.
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