lunes, 13 de junio de 2022

12 junio 2022 Noticias de Navarra

12 junio 2022 


 

A las otras víctimas, ni agua

Pablo Muñoz

No les queda otra que resignarse, y no vuelvan otra vez con el raca-raca, habría querido decir Pedro Sánchez a la senadora del PNV Estefanía Beltrán de Heredia al ser interpelado por su denegación de ayudas a las víctimas de los GAL y del Batallón Vasco Español. Nada, ni agua. Y es que en España no hay más víctimas que las perpetradas por ETA. Es desolador comprobar la frialdad, la indiferencia con la que las autoridades españolas borran de un plumazo todo el dolor, toda la angustia de padres, madres, hermanos y amigos que durante décadas reclaman justicia para sus familiares vilmente asesinados por el terrorismo de Estado o la impunidad de la ultraderecha.

Reconocimiento, justicia y reparación son los principios básicos sobre el derecho de las víctimas de las violaciones de derechos humanos y así se ha reivindicado escrupulosamente para los familiares de todos aquellos que fueron ejecutados por ETA. Y se les respetó, y se les exaltó, y se les indemnizó, y se les sigue enalteciendo, espetando e indemnizando. Las otras víctimas no son víctimas, no existen; fueron, como mucho, daños colaterales.

El desenlace del penoso itinerario legal que durante todos estos años han protagonizado estas víctimas fantasma fue un topetazo con los tribunales, que aplicaron la sectaria Ley de Víctimas de 2012, que recogía la legislación de 1999 con el añadido de que no percibirían indemnizaciones "las personas condenadas por acciones terroristas o pertenecieran a la delincuencia organizada". Por supuesto, el criterio para situar a las otras víctimas en esa tipología eran los informes policiales y las referencias mediáticas. Y así lo consideraron los tribunales españoles. Al calvario de los familiares de las otras víctimas se sumó la resolución del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, al que recurrieron alegando que no se había respetado la presunción de inocencia de los asesinados por los GAL y el BVE. Los jueces de Estrasburgo dieron por buena la decisión española, no porque fuera justa sino porque se basaba en que eran las investigaciones judiciales en España las que hubieran tenido que respetar la presunción de inocencia. Macabro juego del tuya-mía. Nada, ni agua, vino a responder Sánchez cuando Koldo Martínez le pidió la documentación del CNI para esclarecer el asesinato de Mikel Zabala en Intxaurrondo.

A la cínica respuesta de Sánchez, el pretexto de que no se indemniza a estas víctimas en cumplimiento de la ley, se sumó el aviso de que esa ley no iba a ser modificada. O sea queda claro que las otras víctimas van a continuar en la indefensión, arrinconadas, humilladas. Las instituciones españolas nunca perdonarán a sus familias, que serán para siempre perdedoras y humilladas. Una miserable forma de prolongar el conflicto.

Mantienen la desvergüenza, como la mantuvo Alfonso Alonso ante Pili Zabala en aquel memorable debate de candidatos en 2018. A la pregunta "¿Me considera a mí víctima?" de la hermana de Joxi Zabala, secuestrado, asesinado y enterrado en cal vida por guardias civiles, el candidato del PP tuvo la desfachatez de negarle entre balbuceos esa condición. Miles de telespectadores pudieron ser estremecidos testigos de la infamia que con más desparpajo mantuvo Pedro Sánchez hace unos días en el Senado.

 

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