09 octubre 2012 La Razón (opinion)

9 octubre 2012

Las tres fundadoras de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) fueron galardonadas ayer con el Premio de la Defensa de los Derechos Humanos de la Fundación Víctimas del Terrorismo por su “paciencia y obstinación” y su “coraje ético” en la consecución del reconocimiento social de las víctimas. Ana Marçia Vidal Abarca, Sonsoles Alvarez de Toledo e Isabel O-Shea, ya fallecida, recibieron un galardon que es un reconocimiento al “agudo sentido de la responsabilidad civil” de estas tres mujeres al crear la primera asociacion de victimas del terrorismo en 1981, en un contexto “adverso e indiferente”.

Opinión:

Que a las fundadoras de la AVT les hayan entregado un premio a los Derechos Humanos me ha producido una gran satisfacción, porque durante 12 años fui delegado en Cataluña de mi entrañable y respetada AVT y pude efectuar mi labor bajo la dirección tanto de Ana María como de Sonsoles.

Pero viendo la fotografía publicada y leyendo la información que diversos medios han aportado me asaltan muchas dudas. Se entregaba el premio directamente a Ana María Vidal y a Sonsoles Alvarez de Toledo y a título póstumo a Isabel O’Shea. ¿Por qué no estaba el presidente/mesiánico Alcaraz? ¿Dónde estaba el presidente/puente García Casquero?

Desconozco si durante el desarrollo del acto se hizo mención de aquellos equipos de trabajo que llevaron adelante toda aquella labor cuando las víctimas del terrorismo (en general) éramos poco menos que apestados de la sociedad. Ojalá hubiéramos tenido entonces los adelantos técnicos existentes en la actualidad.... internet, teléfonos móviles, hemerotecas digitales... y el reconocimiento de toda una sociedad que ha tardado mucho en darse cuenta de la existencia de las víctimas del terrorismo.

Decía que desconozco si en el desarrollo del acto alguien se acordó de todos aquellos que dimos miles de horas de nuestro tiempo en levantar una asociación que, con el paso del tiempo y siento mucho decirlo, ha ido perdiendo imagen de pluralidad para estar adosada a cierta ideología concreta.

Por ello, por si nadie se acordó de aquellos que dejamos de atender las necesidades más comunes de nuestras familias para dedicarnos a ayudar a los demás, ahí va mi recuerdo:

Primero, no puede ser de otra manera, a mi maestro y amigo, el Guardia Civil (siempre lo será) Juan Antonio Corredor. Vienen a mi mente personas como Luis Delgado, Santiago Cabanas, Luis Cabanas, Paulino Baena, Olga Lorente, Rafael Villalobos.... y Ana Corredor, fallecida en accidente de tráfico mientras acudía a su cita diaria con los expedientes, como hicieron durante años igual su hermano Angel y Maite Olmedilla. O Maria Jesús y su hermana Toñi de Santiago. Y Marisol de San Teodoro. Incluso Ana Cornejo, Olga Cañas y Belén Pulgar (las tres accedieron a trabajar más tarde en la Oficina de Atención a Víctimas del Ministerio).

Pero sería una imbecilidad por mi parte y una absoluta falta de respeto no acordarme de mis compañeros en las que fueron las diferentes delegaciones territoriales: Marisol Amigo, Angel Penas, Victor González, Celia Bech, Leonor Regaño, Jose Aguilar, Maribel Franco, Pepa Yangüela, Juan Domínguez, Dolores García, Manuela Orantos, Francisco Villoria....

Y de aquellos profesionales del derecho... José María Fuster-Fabra, Pedro Cerracín, Emilio Murcia, Armando Fresnadillo.... y mi amiga y colaboradora actual...la psicóloga Sara Bosch.

Una red de trabajadores y/o colaboradores interesados en conseguir las máximas mejoras sociales, asistenciales, jurídicas o psicológicas en aquella antigua y querida AVT.

¿Alguien se acordó de ellos? Lo dudo.... y me duele.

Fuere como fuere, un enorme abrazo a Ana María y a Sonsoles. Esa época, desde 1989 hasta 2002, no la cambio por nada. Todo lo que sé lo aprendí entonces. De los que han llegado en los últimos diez años he tenido que soportar o bien insultos o bien he tenido que arreglar las, con perdón, continuas cagadas (no se me ocurre otra palabra más descriptiva) que cometen constantemente.