27 octubre 2019
Marlaska:
«En los actos violentos subyace el independentismo radical»
«El problema son actitudes desafiantes como las de Torra”,
explica el ministro de Interior sobre la situación que se vive en Cataluña en
una entrevista para LA RAZÓN.
Torra incurre en desobediencia con la nueva resolución que
tramitará el Parlamento catalán y que reivindica la autodeterminación?
–Los letrados ya han advertido a la Mesa del Parlament de que
pueden incurrir en responsabilidades de todo tipo, incluida la desobediencia
ante el Tribunal Constitucional. Creo que es muy posible que así pueda ocurrir.
Pero hay que esperar a ver si llega a discutirse en el Pleno y si se vota. Ése
será el momento de actuar. Todo el mundo debe saber que el Estado de Derecho es
permisivo dentro de la ley, aunque muy tajante cuando uno se coloca fuera de
ella, como hemos visto con la sentencia del Tribunal Supremo.
–La oposición les ha acusado de «mirar hacia otro lado» por no
recurrir de inmediato la tramitación de la última resolución presentada por los
grupos independentistas.
–El Estado de Derecho tiene que actuar justo cuando la
situación lo exige. No debe hacerlo tarde, pero hacerlo demasiado pronto, con
carácter preventivo, es una muestra de debilidad. Esperemos a ver si el Pleno
lo debate y en qué resolución se concreta. Si esa resolución vulnerase la Constitución y el
ordenamiento jurídico, así como lo establecido por el TC, que nadie dude de que
el Gobierno lo impugnará primero ante el TC y actuará con las acciones de todo
tipo que considere oportuno. Incluso acciones penales si procediera. Ya
impugnamos la reprobación de la
Monarquía aprobada por el Parlament, y que nadie dude de que
el Gobierno, ante cualquier actitud que vulnere el marco constitucional,
ejercitará las acciones necesarias y precisas.
–¿Usted cree que Torra va de farol? ¿Que no dará un paso fuera de la ley por
miedo a las consecuencias del «lo volveremos a hacer»?
–Vamos a centrarnos en los hechos. Hay gente que fantasea
mucho o que de palabra es muy valiente y luego se echa para atrás, que se mueve
sólo en el plano de quedar bien no sé ante quién. Como les he dicho antes, la
fortaleza del Estado de Derecho se demuestra actuando cuando tiene que actuar.
Cuando alguien se anticipa es porque duda de sus propias fuerzas.
–¿La independencia es un simulacro que nunca llegará a más?
–Son conscientes de que no pueden llegar a más. El reto que
se les plantea es cómo le dicen que no es posible la unilateralidad a aquellos
que convencieron de que sí era posible.
–¿Qué margen tiene la política después de la sentencia del
Supremo?
–La política debe tener el mismo margen de siempre, dentro
del marco normativo. Ése es el único margen que hay. No puede haber nada más
que eso. Constitución, ley, ordenamiento jurídico y profundizar en el
autogobierno, pero con elementos de consenso con los que todos nos encontremos
cómodos. Y siempre bajo ese paraguas de la legalidad, del que nadie se puede
salir.
–¿Torra es un problema para Cataluña?
–No me gusta personalizar. El problema son actitudes
desafiantes como las de Torra.
–¿Qué mensaje traslada usted como ministro del Interior en
funciones a quienes temen que Torra abra las puertas de las cárceles a los
políticos independentistas condenados por el Supremo?
–¿«Abrir las puertas» para que salgan y huyan? ¿A qué se
refieren exactamente?
–A que abuse de sus competencias penitenciarias para convertir en
papel mojado la condena del Supremo.
–Los permisos, entonces. El cumplimiento de las penas
privativas de libertad gravita en la autoridad judicial. Dos meses después de
que se haya declarado firme la sentencia, la autoridad penitenciaria decide.
Pero es la autoridad judicial quien dispone las clasificaciones: está el fiscal
para poder impugnar y el juez de vigilancia penitenciaria para resolver. Y en
materia de clasificación, el propio órgano de enjuiciamiento que es la Sala Segunda. En
todos los ámbitos relativos a ejecuciones de la pena privativa de libertad
interviene en un sentido o en otro la autoridad judicial, con lo que el margen de
maniobra de la Generalitat
es muy limitado.
–Se han convocado nuevas manifestaciones en Cataluña este mismo
fin de semana. ¿Si vuelve la violencia enviará más refuerzos policiales en
atención a las quejas de que faltaron agentes?
–De mí dependen la Policía y la Guardia Civil, pero
en esta valoración voy a incluir también a los Mossos, porque estos días no ha
habido diferencias de uniformes sino uno solo, en un trabajo coordinado y
conjunto. Nuestro balance es que las cosas se hicieron bien. Siempre se puede
mejorar, pero el dispositivo fue el correcto para actuar con proporcionalidad y
garantizar la seguridad de todos los catalanes y de los agentes implicados.
Quiero aprovechar para señalar que no hay dos violencias, como sostienen
algunos en una equidistancia inaceptable. La violencia es sólo de los violentos
radicales independentistas, que son los que perturban el orden público y la
seguridad de todos. Los cuerpos policiales sólo utilizan la fuerza legítima
para garantizar la seguridad de todos en caso de que sea necesario. Son los
únicos que en un Estado de Derecho pueden utilizar la fuerza en términos de
legitimidad.
–¿Entiende que se diga que ha faltado apoyo político a la Policía?
–Si alguien se ha sentido así, lo siento. Yo me he
manifestado en todo momento y desde el principio ofreciéndoles todo el apoyo
político mío personal y de todo el Gobierno. Como ministro mi obligación es
garantizarles las mejores condiciones para el ejercicio de sus funciones,
evitar situaciones de tensión por tantas horas de trabajo en una situación
difícil y que hubiera los medios personales necesarios y convenientes para
reemplazos y relevos. Se ha cuidado todo eso y se seguirá cuidando. En el
centro de coordinación se establecen los criterios de actuación, dentro del principio
general de responder a la violencia con proporcionalidad y progresividad para
salvar su integridad física y del conjunto de la sociedad, como dicen todos los
protocolos.
–¿Por qué no se apoyaron y se apoyan más en la Guardia Civil?
–El plan de previsión del operativo fue establecido tiempo
antes de la notificación de la sentencia del Tribunal Supremo. Y el centro de
coordinación, que ha trabajado las 24 horas del día, fue estableciendo cuándo
se debía actuar, cómo, qué infraestructuras se iban a cubrir y por quién. La Guardia Civil se ha
destinado a la protección de infraestructuras críticas muy relevantes como
aeropuertos o puertos, algo muy importante porque no estamos hablando de viajes
de placer. De esa garantía depende, por ejemplo, un trasplante de órgano que
viaje en avión o la seguridad en el traslado de material peligroso. Mi
obligación ha sido exigir que la violencia independentista no afecte a las
infraestructuras críticas, que no pare la vida de los catalanes, que funcione
la cooperación con los Mossos, y que haya garantías para la seguridad física de
los agentes y de la autoridad. A partir de ahí, los especialistas operativos
son los que toman las decisiones técnicas. Tanto es así, que la Guardia Civil ha
intervenido en disturbios producidos en varias ciudades catalanas, como Reus o
Girona.
–Después de escucharle, ¿el balance es que las cosas se hicieron
bien y éste será el modelo si se repiten los altercados?
–El dispositivo estuvo bien medido. Perfectamente se pudo
observar la coordinación, cooperación y que no hubo ningún momento de
disfunción. Otra cosa es que la violencia ejercida fuera más intensa y más
grave de lo que esperábamos.
–¿Les sorprendió?
–A todo el mundo; nadie esperaba este tipo de violencia.
–¿Falló la información, como con las urnas del 1-O?
–Son situaciones que no son comparables. Sabíamos que iba a
haber violencia. Pero todos los operativos han dicho que hubo una violencia de
mucho mayor impacto que la del País Vasco, por ejemplo. No se habían enfrentado
nunca a una violencia de esa naturaleza por cómo buscaban el cara a cara,
además de los medios que utilizaron. Ahora bien, que nos sorprendiera no quiere
decir que no se previera adecuadamente y se respondiera como tenía que hacerse.
Hubo más de doscientos detenidos, y treinta de ellos está en prisión
provisional, que no es un número menor. Espero que todos los independentistas
violentos sean conscientes de la fortaleza del Estado de derecho.
–«Independentistas violentos». ¿No hay «infiltrados», como
denuncia Torra?
–No me gusta que se difumine la realidad. En los actos
vandálicos y violentos de Cataluña subyace el independentismo violento. En
todas las democracias modernas hay movimientos antisistema que siempre se suman
cuando puede haber un foco de violencia, pero eso no cambia en este caso el
origen de la violencia, que es el independentismo radical y violento. Aunque
hay quien intente difuminarlo está acreditado por la naturaleza de las
detenciones.
–¿Quién está detrás de esos grupos de «independentismo radical y
violento»?
–Los servicios de información de la Policía y de la Guardia Civil llevan
tiempo, no sólo como consecuencia de estos hechos, estudiando este movimiento
violento. Y habrá conclusiones, aunque, lógicamente, no podemos ir radiándolas
mientras estamos trabajando. Los ciudadanos deben tener confianza en que todos
los responsables pagarán por sus acciones. Las detenciones no cierran la
investigación, la abren y no habrá impunidad. Como dije antes, podemos haber
fallado en algo y siempre se pueden prever mejor las cosas, pero se ha actuado
muy bien y el mérito es de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad
–¿Esto grupos de independentistas violentos, como subraya usted,
se han podido organizar sin un apoyo político, institucional, estructural y de
financiación?
–Dejemos que las investigaciones avancen. Como ministro del
Interior sería un temerario y un irresponsable si adelantara algo sin que las
investigaciones hayan concluido.
–¿Quién está detrás de «Tsunami Democràtic»? Hay quien dice que
los «jefes» son los mismos que los de las urnas que no encontró el Gobierno de
Rajoy.
–Hay un procedimiento judicial abierto y mi obligación es
no interferir en nada y dejar que la investigación siga su curso. Entiendo el
interés, pero no es el momento de hablar.
—¿Los Mossos ya no reciben órdenes políticas como antes? ¿O por
qué ha funcionado esta vez la colaboración?
–Que yo
haya podido comprobar, la
Policía nunca recibe órdenes políticas salvo para garantizar
la seguridad pública de todos. La coordinación y cooperación con los Mossos ha
sido perfecta.
–También con la
Generalitat?
–En el Centro de Coordinación estaba el consejero de
Interior Buch y el director de los Mossos.
–Sánchez no ha querido entrevistarse con Torra,
¿usted mantiene interlocución con su homólogo en la Generalitat?
–Sí, pero se trata de realidades diferentes.
–Quizá la diferencia con el 1-O es que ahora los Mossos
necesitaban a las Fuerzas de Seguridad del Estado para soportar el asalto de
los violentos. ¿Han colaborado por necesidad?
–Se ha visto claramente que, sin el Cuerpo Nacional de
Policía, los Mossos no podrían haber afrontado solos la situación. Pero también
se ha visto claramente que los Mossos han hecho todo lo que estaba en sus manos
para garantizar la seguridad pública en cooperación con nosotros.
–¿Los centros de menores extranjeros son un problema, una amenaza
social?
–Son un reto de orden social. En España hay unos 14.000
menores extranjeros en centros tutelados por las comunidades autónomas, y la
mayor parte de ellos están perfectamente socializados. Representan un reto
social que hay que abordar y para ello hay una comisión sectorial que dirigen
la vicepresidenta y la ministra de Sanidad con competencia de las comunidades.
Se han habilitado unos créditos importantes y ésa es la línea en la que hay que
trabajar.
–En esta campaña hay partidos como Vox que piden su expulsión
inmediata.
–Son respuestas populistas. ¿Expulsar dónde? ¿A qué país?
¿A dónde llevamos a estos menores? Incluso aunque ellos nos digan de dónde son,
si el país de origen no les da un salvoconducto no podemos hacer nada. Hay
países como Marruecos que están trabajando con nosotros para la repatriación de
sus menores, pero hay muchos otros que no.
Opinión:
En cuanto a las
opiniones del señor Ministro de Interior en lo relacionado con la situación
política y la “violencia” voy a reservarme lo que pienso, entre otras cosas
porque vivo y disfruto en Barcelona y veo cada día el pulso de la ciudad.
Pero sí me veo en
la obligación de responder a la mentira y a la estupidez que en boca del señor
Ministro de Interior se comenta en la portada: “En Cataluña la violencia
ha sido de mayor impacto que la del País Vasco”.
Mire señor
Ministro, su labor como responsable al frente del Ministerio del Interior en lo
relacionado a la Oficina
de Apoyo a Víctimas del Terrorismo es realmente mejorable… Se lo dije en un
acto en Barcelona y Usted me contestó que yo estaba equivocado porque esa
oficina funciona “excelentemente”. Pues mire, pues no. Pero este no es el
motivo para esta escrito.
El motivo es que
el titular de la portada es patético. No esperaba que su desconocimiento
llegara a tal extremo pero creo que unos datos se lo van a aclarar: según datos
oficiales, la banda terrorista ETA asesinó en el País vasco a 576 personas y en
Catalunya a 54… seguramente sus conocimientos matemáticos le harán ver que es
una proporción de 10 a
1.
He querido esperar
un par de días para ver si usted tenía a bien rectificar esas declaraciones y
está claro que ha hecho lo que hacen la mayoría de políticos como muestra de
ineptitud: decir que si el contexto, que si “donde dije digo…”… pero no puede
argumentar nada que pueda contrarrestar ese titular de portada (quizás
tendencioso pero ante el que, hasta ahora, Usted no ha presentado reclamación
alguna).
¿Conoce Usted la
revista benemeritaaldia.org? Seguramente, dado que
tanta confianza tiene en el trabajo de ese Cuerpo de Seguridad del Estado. Voy
a recordarle un dato que aparece en esa revista y que se publicó antes en la
revista Interviu de fecha 13 de abril de 2015 e iba firmado por Ana María
Pascual. Bajo el título “Síndrome del Norte: la asignatura pendiente” (citado
al final de esta opinión), se ofrece la espeluznante cifra de 15.000 (quince
mil) afectados por tal patología destinados al País Vasco. “Los sindicatos y asociaciones de la Policía y la Guardia Civil
calculan que en torno a 15.000 agentes sufren estrés postraumático por haber
estado destinados en el País Vasco entre 1975 y 1990”…
Señor Ministro de
Interior… ¿puede decirme cuántos guardias civiles ofrecen tal patología por los
altercados ocurridos en Catalunya?
Para acabar de
rematar, lo dije en un tuit en el que no me cabían los nombres… ya sabe, el
número límite de caracteres…
“A ver ministro.
Cuando tenga un rato y deje de mentir, venga a la puerta de Hipercor a
contarnos su versión de “violencia”. Le esperaremos Enrique, Nuria, Enric,
Francesc, Rosa, Marc, Mina, Marta, Rosa María, Ricard, Marga, Robert, Asun,
Jordi, Xavi, Rafa, Anna, Elena, Jesús…”
Señor Ministro y
adláteres, por favor… no banalicen ni minimicen ni trivialicen el terrorismo
comparándolo con situaciones que son mucho mas graves comparativamente. Hagan
el favor de respetar el dolor ajeno.
Trancripción de
artículo en “Interviu” 13 de abril de 2015 (Ana Maria Pascual)
Se cumplen treinta
años del primer diagnóstico oficial de la patología mental de policías y
guardias civiles que lucharon contra ETA en el País Vasco
'Síndrome del Norte', la asignatura
pendiente
En 1985 un guardia
civil que había estado destinado en el País Vasco mató a un transexual en
Barcelona. Los forenses dictaminaron que el agente padecía el 'síndrome del
Norte' por la gran tensión que sufrió debido a la amenaza etarra. Desde
entonces, la patología, que no está reconocida oficialmente como enfermedad
profesional, se ha diagnosticado con cuentagotas. Los afectados -unos 15.000
agentes- se quejan de la ardua lucha en los tribunales que deben emprender para
que su incapacidad irreversible por estrés postraumático sea considerada como
un atentado.
El guardia civil
José Antonio Sánchez, de 25 años, fue el primero en conseguir un diagnóstico de
`Síndrome del Norte´, hace ahora treinta años. Estaba acusado del homicidio de
un transexual y los forenses dictaminaron que la situación psicológica y
emocional del encausado no era normal como consecuencia de haber estado
destinado en Euskadi durante ocho meses.
Eran los años de
plomo de la ofensiva etarra contra los miembros de los Cuerpos y Fuerzas de
Seguridad del Estado. Más de 400 policías y guardias civiles perecieron en
atentados terroristas; pero hay muchos más afectados, además de los heridos.
Los sindicatos y asociaciones de la
Policía y la
Guardia Civil calculan que en torno a 15.000 agentes sufren
estrés postraumático por haber estado destinados en el País Vasco entre 1975 y
1990.
El guardia Sánchez
fue condenado finalmente por homicidio, pero su condena se redujo
considerablemente debido al informe pericial sobre su estado psicológico: de 24
años de cárcel a once. No se conoce el número de casos diagnósticos por esa
patología, porque la
Administración no la reconoce como enfermedad laboral. Las
asociaciones profesionales calculan que solo el uno por ciento de los afectados
puede haber logrado la incapacidad permanente por acto de servicio debido a su
trabajo en Euskadi.
El miedo a
estallar por los aires, a recibir un disparo a bocajarro, la angustia de estar
acuartelado días enteros, la muerte de los compañeros en los numerosos
atentados… la tensión que sufrieron los policías y los guardias civiles en el
País Vasco de los ochenta se convirtió para algunos de ellos en un cuadro
clínico de ansiedad y depresión irreversible, conocido como Síndrome del Norte.