27 octubre 2019
"Algunas
de mis películas de la
Transición podrían ser consideradas hoy apología del
terrorismo por la derecha"
El realizador vasco recibe un homenaje en la Seminci , medio siglo
después de su premio con El bosque del
lobo, con la proyección de un documental sobre su carrera
"Es falso que los filmes sobre nuestra historia
reciente no sean rentables y ahí está 'Mientras dure la guerra', de Amenábar,
para demostrarlo", señala
Resultaría difícil comprender la Transición española sin
el cine de directores como Pedro Olea (Bilbao, 1938). Autor de películas clave
de aquellos años, el director vasco ha vivido un intenso mes de octubre de
merecidos homenajes a una brillante trayectoria a veces olvidada.
A sus 81 años, este cineasta de mirada limpia y de
conversación fluida, está muy contento por las recientes distinciones que le
han otorgado tanto en la
Academia de Cine como en el festival de Sitges. Pero la
guinda de estos reconocimientos ha llegado en la Semana Internacional
de Cine (Seminci) de Valladolid, clausurada el pasado sábado, donde se ha
proyectado el documental Olea, más
alto, de Pablo Malo y se ha recordado el premio que este certamen
concedió a la mítica película El
bosque del lobo, ahora hace 50 años.
Pedro Olea no puede ocultar su satisfacción por este
homenaje de la Seminci ,
porque aquel premio significó un notable espaldarazo a una carrera que
comenzaba. Con mucha retranca subraya, además, que la mayor alegría que le
dio El bosque del lobo fue "meterle un gol a Carrero
Blanco [entonces vicepresidente del Gobierno de Franco]" y lo explica en
una charla en Valladolid con eldiario.es
"A Carrero le había llegado", comenta, "que
era una película horrorosa, que mostraba la España más negra en una mezcla de superstición y
religión a partir de la figura de un asesino en serie, psicópata y licántropo,
en la Galicia
del siglo XIX. Mientras dudaban si prohibir o no el filme, la Seminci , que entonces se
llamaba nada más y nada menos que Semana de Cine Religioso y de Valores
Humanos, concedió un premio a El
bosque del lobo y gracias a ello la cinta pudo proyectarse en
las salas".
Tras aquella historia, cuyo protagonista encarnó
magistralmente José Luis López Vázquez en uno de sus primeros papeles
dramáticos, llegaron películas de mucho éxito como Tormento (1974), adaptación de una
novela de Pérez Galdós; Pim pam pum,
fuego (1975), sobre las corrupciones y miserias de la
posguerra; o Un hombre llamado Flor
de Otoño (1978), la historia real de un abogado anarquista,
homosexual y travesti en la
Barcelona de los años veinte. Olea no solo logró el apoyo de
la crítica, sino también el favor del público hasta el punto de que la prensa
de la época lo llamaba el "director millones" por su capacidad para
conectar con la taquilla.
"Está claro que los españoles no conocemos bien
nuestra historia reciente", señala el cineasta, "y fue a partir de la Transición cuando
empezamos a poder contar algunas cosas. Ahora bien, tengo que decir que hoy no
tenemos censura política, pero nos enfrentamos los cineastas a una censura
comercial, económica".
Olea asegura que es especialmente complicado rodar a no ser
que una cadena de televisión participe en el proyecto de un creador.
"Algunas de mis películas de aquellos años no podrían rodarse hoy por la
censura económica. Es más, añadiría que una historia como Un hombre llamado Flor de Otoño, un
anarquista que pretende matar al general Primo de Rivera, podría considerarse
apología del terrorismo por los sectores de la derecha", apostilla.
¿Es rentable el cine sobre historia española?
Desde esa perspectiva, Olea rebate que el cine sobre
nuestra historia reciente no sea rentable o no cuente con éxito en la taquilla.
"Es falso", afirma, "y ahí está Mientras dure la guerra, de Amenábar, para demostrarlo.
Ocurre que rodar una película de época siempre será más caro que filmar una
comedia o un drama de interiores".
Apasionado del cine histórico y de las adaptaciones
literarias, Olea abona sus argumentos con los ejemplos de Estados Unidos, que
ha exprimido el western y la filmografía sobre la guerra de Secesión; o
Francia, con sus continuas incursiones en la Resistencia ; o
Inglaterra con sus películas sobre la etapa victoriana.
Memoria viva del cine español del último medio siglo, Pedro
Olea no piensa jubilarse y cita con mucha sorna al maestro Luis Buñuel que
mantenía que lo más importante para dirigir cine era tener buena salud.
"Mientras me encuentre bien", aclara, "seguiré en la profesión.
De cualquier modo, necesito creerme los proyectos antes de rodar y a estas
alturas puedo permitirme el lujo de rechazar propuestas. De hecho, hace poco
rechacé un proyecto que me presentaba un productor que trabaja para
Netflix".
El cineasta apunta que en la actualidad está centrado
"en los guiones de una serie de 10 capítulos para televisión" que
está escribiendo con Yolanda García Serrano. "Las historias parten de la
novela Las tres bodas de Manolita,
de Almudena Grandes, y nos alternaríamos Imanol Uribe, Gracia Querejeta y yo
mismo en la dirección de los episodios", agrega.
No obstante, Olea sabe que hay vida más allá del cine y se
niega a cometer el error de otros directores que rodaron malas películas en sus
últimos años solamente por el dinero. Aunque realizó algunas películas muy
estimables en los años noventa (El maestro
de esgrima, Morirás en
Chafarinas o Más
allá del jardín) las crecientes dificultades económicas para
rodar fueron apartando al director vasco de la pantalla grande.
Teatro, cortometrajes o películas para televisión
(como La conspiración,
sobre la figura del general golpista Emilio Mola) han mantenido a Pedro Olea al
pie del cañón. Aquel joven bilbaíno que iba para economista y se convirtió en
director de cine destaca la pasión por el juego que implican las películas. No
en vano, el documental que le ha dedicado Pablo Llano se cierra con esta cita
de Orson Welles: "El cine es el mejor tren eléctrico que te pueden
regalar".
Opinión:
Reitero mi opinión mostrada desde hace muchos años…
¿a nadie se le ha ocurrido nunca hacer una película sobre el peor atentado en
la historia de la banda terrorista ETA? ¿A alguien le suena la palabra
“Hipercor”? ¿Quizás el problema es que es el único atentado en el que el Estado
ha sido condenado?
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